17 de junio de 2015
NOTA PUBLICADA EN EL SEMANARIO EL DIARIO DE TANDIL DEL SÁBADO 13 DE JUNIO DE 2015 Por estos días, Pascual Pina cumple nada menos que 55 años junto al espectáculo. El 19 de junio de 1960, siendo apenas un pibe de 14 años, subió por primera vez al escenario de lo que era el Salón Parroquial (hoy Teatro del Fuerte), para hacer El Médico a Palos de Moliére, bajo la dirección de Tito Santamaría, era un carpintero y humorista, un Tato Bores de Tandil, recuerda arrancando la charla, y va sacando un papel escrito a mano con una especie de curriculum que estuvo armando, como haciendo memoria para le homenaje que le van a realizar dentro de poco. En la lista interminable, aparecen obras como No le di hospedaje, En Familia, El lustrador de manzanas, Proceso a Jesús, Evasión, En altamar, La Fiaca, El Acompañamiento, La noche que no pudimos, Si llegamos a tiempo nos salvamos, Soy Municipal ¿Y qué?, Tandil contame una historias, Mutis por forro y por supuesto los 25 años que grabó la voz de Cristo en las Estampas, espectáculo que terminó dirigiendo. El teatro, fue y es su vida, se podría decir que se crió dentro de la manzana 50, según la indican los registros catastrales. Educándose en el Colegio San José, en el mencionado Salón Parroquial, siendo miembro de la Asociación Católica, sus 34 años en la Dirección de Cultura y como empleado municipal. vivía en Constitución casi Fuerte Independencia, ex Centenario, aprendí a andar en bicicleta en el patio del colegio, indica Pina, sumando memorias. Incluso comenta que hay una foto que lo registra con apenas 6 años, subido al escenario vestido de paje. Y por si no quedó claro que su vida pasaba por ahí, relata que era de los que solía quedarme a barrer el teatro. Es más, cuando Racing salió campeón del mundo en el 67, yo estaba plumereando el teatro con una Spika, porque esa noche venía la obra El Precio, de Arthur Miller. Estaba trabajando cuando el gol de Cardenas. Mi padre fue el que me inculcó lo del teatro. Él Siempre me decía que había ido al Super Cine, a ver la compañía de Enrique Muiño, una obra donde entraban carruajes al escenario. Todas esas cosas que me contaba me apasionaron. Me críe en un ambiente donde se desarrollaba el teatro, se remonta en el tiempo Pascual, mencionando tambien que había un matrimonio, Don Francisco y Doña Pilar Camps, que tenían la Asociación Cultural José Manuel Estrada. En ese ambiente formamos un grupo que se llamaba Candilejas, alguna vez dirigido por Don Jorge Lester. El año 68 marcó su ingreso a la música, cuando nació el Sexteto Nuevo: En el grupo vocal uno metía oreja nomás, porque no soy músico, pero el grupo anduvo bien. Debutamos el 13 de septiembre de 1968, en el Teatro Estada, nada menos que con Mercedes Sosa y Víctor Heredia, en un programa que se llamaba Tres viernes para el folclore. Y con ellos estuvo hasta el 70, para retomar en forma de quinteto del 77 al 83. Entró en a laburar en el Municipio en el 79, siendo un año Jefe de Prensa, pero estaba el Teniente Coronel Zanatelli de Intendente y no me veía para la prensa. En el 80 pasé a cultura, hasta hace tres años que me jubilé. Años duros para la Argentina, pero rescata que algunas cosas se podían hacer en aquella época, como el Circuito Cultural del Este Bonaerense, que eran 20 direcciones de cultura trabajando en conjunto. Modalidad que trató de reflotar, sin suerte. Y hablando desde su experiencia de cómo se está manejando la cultura, sabe que algo se está haciendo pero se busca más el espectáculo que lo global. Es decir, ocuparse de la literatura, la fotografía, la danza, de expresiones que están un poco ausentes En el Teatro Municipal del Fuerte, se ha dado una racha de teatro nacional, lo que es hermoso, ¿pero qué sucede?, un productor se hace casi el dueño del teatro. Si bien paga un alquiler, se le ofrecen luces, sonido y personal, y el teatro municipal tiene que tener otro fin. Reconozco que es un teatro de 498 localidades y hay que llenarlo. Si se volviera a lo del circuito, se cubriría su función, que son los valores locales y regionales. No tengo nada contra los productores, ni los Bruno Gelber, ni los Garay ni las colas, pero hay que tenerlo ocupado con lo que realmente corresponde. Es cierto que algunos van con proyectos agoreros y no se puede todo. También he visto gente en los 34 años que estuve en Cultura que si una gestión les da, es buena, si no, no. Se habla por demás sin conocimiento de causa, plantea. Mientras tanto, sigue disfrutando de su jubilación, pero siempre está en actividad, al lado del arte. En estos días pensaba que no tengo demasiadas ganas de subir a escena, sino de seguir generando espectáculos a nivel local, comenta, esperando el homenaje que califica como una caricia al alma. Mientras pueda colaborar, lo haré Eso si, hice el desquite el primer día de jubilado como en la obra La Fiaca: Poner el despertador y cuando sonó, a las seis y media de la mañana, decirle, andate a la p , se ríe y ayuda con esa frase a darle un cierre a la nota. Casi no dijo nombres en toda la nota para no quedar mal, pero hay uno que debe mencionar: Alicia Mónica Machado. El mes pasado, en el marco del Mayo Teatral, tuvo la alegría de subir por primera vez al escenario con su mujer, a quien le agradece muchísimo todo lo que lo bancó. Cuando hicimos la obra Evasión, con unos textos tremendos, ella iba a los ensayos. No utilizábamos apuntador, pero con semejantes textos por ahí tenías una laguna y precisabas un empujoncito. A lo mejor no me van a creer, pero ella se conocía todo el libreto de memoria, si teníamos una patinada, ahí estaba, al costado del escenario. LO MEJOR Y LO PEOR Haciendo el balance de tantos años de carrera, le cuesta elegir lo mejor que hizo en teatro, pero menciona que como tanguero y porque la tengo fresca pues la hice 3 veces, El Acompañamiento. La Fiaca también ha sido un papel muy lindo y ha habido otras hermosas como Evasión y Proceso a Jesús. Después, lo del Bondi Show, haber hecho teatro en el colectivo. Si se refiere a lo peor, fue algo frustrado una cosa que me pidió Elías El Hage, el Monólogo del Cornudo.Cuando me dio el libreto, no sabia que podía hacer después de lo que habían hecho los anteriores interpretes. Eran 50 páginas y me agarró en un momento en que la memoria mía lo había aprendido, pero tenía mis dudas para el morcilleo. En los umbrales, con todo cocinado, me agarró como un pánico escénico. Elías me va a ver, no le gustó y tenía razón, cosa que hoy le agradezco. Lo hacía demasiado serio, no supe encararlo, más allá de quien me dirigía, era yo. Zafé justito como para no hacer un papelón FOTOS (CLIC EN LAS IMÁGENES PARA AGRANDAR):
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