17 de noviembre de 2016
por
Rodrigo Podestá
Su actual presidente, Noel Sipitria, cuenta sus primeros pasos en esto que define como un gran trabajo comunitario, "yo ingresé en el 2004, cuando Francisco Codan estaba de presidente, que fue uno de los mentores que logró que la Fundación vuelva a reposicionarse", explica, "a mí siempre me gustó el trabajo comunitario, en una época me dedicaba a la política, estaba en el Partido Socialista, me cansé un poco de la política y me puse en esto que es algo más concreto y que genera sus satisfacciones aunque a la gente a veces no le parezca. Muchas veces la gente te dice pero ¿qué vas a conseguir?, y mientras un pibe salga de la dinámica del robo, de la droga, que pueda transformarse, que tengan una vida medianamente normal, para nosotros ya es una satisfacción".
Hoy en esta organización social funcionan dos programas que desarrollan en dos barrios importantes de Tandil: "Puertas Abiertas" en Las Tunitas y "Rucahue" en Villa Italia norte.
"Puertas Abiertas" pone el foco en dar un lugar de referencia y contención para chicos que se acercan a realizar distintas actividades a través de talleres de apoyo escolar, teatro, maquillaje artístico, deportes. El programa "Rucahue", en Villa Italia norte, también funciona como un lugar de apoyo y consejo para muchos jóvenes que pueden ir a desarrollar sus intereses y sueños.
"Los hogares convivenciales los cerramos porque con los recursos que teníamos se nos hizo bastante complicado, y además nos pareció mejor destinar la mayor parte de los recursos a trabajar en los barrios", explica Sipitria, "nosotros nos dedicamos a la prevención en el barrio, y trabajamos con chicos que vienen porque desde la escuela nos avisan, porque el servicio zonal o local da intervención. Trabajamos en la problemática de los chicos que andan mucho en la calle, que tienen problemas con la policía, con chicos que van de los 6 hasta los 17, 18 años".
Proponer un futuro
"En Tunitas empezamos a trabajar con los adolescentes cuando fueron los disturbios hace un tiempo porque iban a poner el destacamento, los chicos nos tomaban la casita entonces empezamos a trabajar con ellos en el campo, empezamos a desarrollar algunos emprendimientos como un reciclaje de plásticos que hacíamos en Villa Italia. Cuando vos le proponés cosas a los chicos, ellos salen de esa dinámica de la droga, del alcohol, de los robos. Y también reforzamos la parte familiar, no solo trabajamos con los chicos sino también con las familias porque uno puede hacer todo con un chico pero si uno no aborda la problemática familiar se hace muy difícil, en las Tunitas por ejemplo tenemos talleres para madres donde cocinan, organizan eventos, hacen talleres de cocina y se ayudan entre las mismas madres y también se hacen talleres de debate donde las madres charlan y exponen sus problemas. Todo esto surgió porque un día decidimos involucrar a las madres y los padres, y ellos empezaron a exponer los problemas que tenían, la comunicación con sus hijos, y así nacieron los talleres con la ayuda de trabajadoras sociales, talleristas, algunos de teatro", cuenta Noel.
Hoy en cada uno de los Centros de Referencia hay múltiples actividades que se van nutriendo y expandiendo a partir de las propuestas de los propios chicos que van, se hacen deportes, hay espacios de apoyo escolar, todos los días hay una merienda, talleres de cocina, teatro, un lugar de reparación de bicicletas. Entre los dos espacios, cerca de 100 chicos y jóvenes encuentran cada día un lugar de encuentro, vínculos, amistad y construcción de proyectos compartidos.
Escuchar a los jóvenes
"Lo que pasa es que se estigmatiza a los jóvenes, ellos tienen sus problemas, seguro que sí pero necesitan que los escuchen, que se interesen por ellos, que sean genuinos y necesitan ingresos, esa es la realidad", dice Noel, "lo que nos pasó en Las Tunitas es que pibes de 20 años que salen de la cárcel, que son jóvenes todavía, salen y no tienen nada, no tienen trabajo, no tienen ingresos, ¿cuánto tiempo les puede llevar volver a delinquir, un mes, 20 días? Vuelven a la misma situación. Entonces al generar estos espacios a los chicos les da cierta contención, se puede trabajar en sus problemáticas, se puede llegar a ellos porque no siempre cuentan sus problemas ni se dejan abordar".
Como explican desde la Fundación, este trabajo de contención y apoyo a los chicos ha dado sus resultados y frutos, ya que según sus estadísticas, desde que funciona la Fundación en 1988, el 95 % de los más de 1000 chicos y jóvenes que pasaron por los hogares y los programas logró insertarse en la comunidad.
Para el futuro, Sipitria cree en la importancia del trabajo coordinado entre las organizaciones sociales de la ciudad y el Municipio, "hay que articular y profundizar más el trabajo de las organizaciones, hay muchas ONGs, nosotros hemos tenido mucho apoyo del gobierno y del Municipio, del de ahora y del anterior. Es un trabajo lento, uno empieza a trabajar hoy y no puede decir que mañana va a dejar de haber robos en Tunitas pero el proceso hay que hacerlo.
En Tunitas nos
dimos cuenta en su momento, a raíz de estos hechos que ocurrieron que nos
tomaron la casa, porque a veces los convenios dicen por ejemplo que los chicos
pueden ir a los centros de los
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