26 de septiembre de 2016
por
Tandil Sports
El 4 de diciembre de 1948, en Los Juríes, nació
Oscar Orlando Medina, más conocido como "Tato". Fue un excelente arquero que
dejó su huella en Independiente de Avellaneda en la década del 70, y que tras
una grave lesión en una de sus piernas, se relacionó con nuestra ciudad,
jugando para Santamarina.
¿Tiene
vivos los recuerdos de su etapa como jugador?
Yo creo que mi lesión (chocó con Néstor Scotta y se
fracturó gravemente una pierna) me marcó una etapa muy importante en la vida,
que también sirvió para probarme como persona.
Cuente como
comienza su historia
A mi año de vida, a mi padre lo trasladaron a un
lugar cercano y nos quedamos, él era
trabajador del estado. A los doce años, firmé en un club del pueblo
porque mi viejo era un enfermo, en el buen sentido, del fútbol. Si Boca perdía,
él caía en cama, a esa dimensión.
Cuando yo tenía 13 o 14 años va Independiente, que
en esa época hacían giras mirando jugadores. Tuve la suerte de mostrar algunas
condiciones y me invitaron a llevarme a Avellaneda a quedarme 10 o 15 días
probándome.
Estuve probándome, y un día hicimos un partido con
un partido de Zárate. Tenían un arquero que también estaban evaluando. Fue un
partido impresionante, tuvimos mucho laburo. Ganamos nosotros, y cuando termina
llamaron al dirigente que me llevó a probar, y le dijeron que me habían
elegido. Lloraba de la emoción.
Yo no lo podía creer, fue tocar el cielo con las
manos. Así arrancamos.
Tu viejo,
hincha de Boca. ¿Cómo lo tomó?
Él saltaba de alegría. Era muy futbolero, más allá
de los colores.
¿Cómo fue
el cambio de Santiago del Estero a Buenos Aires?
No conocíamos nada. Mirábamos para todos lados, la
gente te empujaba cuando caminabas, veíamos asombrados los edificios. Era todo
diferente. Fuimos al subte y nos faltaba el aire, fue un cambio increíble.
¿Harías
todo eso si pudieras volver el tiempo atrás?
Sí, a pesar de todo lo que me pasó, haría
exactamente lo mismo.
¿Y a un
hijo lo mandarías?
Sí, pero no de tan chico. A veces el deseo de jugar
en Buenos Aires es más de los padres que del chico. Entonces, yo no le puedo
decir a un padre de un chico de 12 años que deje a su hijo que la va a pasar
bien. Seguro, en un tiempo se quiere volver. Por más que estés cómodo, te
faltan tus padres.
Yo tengo 68 años y a veces extraño a mis viejos.
Imaginate lo que le podría pasar a un nene de 12 años. Yo lloraba muchas noches
extrañando. Hoy con las comunicaciones cambió un poco eso, pero al afecto se lo
necesita.
¿Y cómo fue
la adaptación?
Después de los tres meses de haber llegado, no me
costó demasiado. Había una gran cantidad de chicos de afuera, que estaban en la
misma que yo. Entonces nos juntábamos, nos fuimos haciendo los grupos y la
llevamos.
Después, a base de concentraciones con los más
grandes, uno va mirando detalles y aprende ciertas cosas de la vida que luego
imita. Formalidades, costumbres, entre otras cosas.
Ya en
Primera. ¿Qué recuerda del título del ?71?
Anteriormente salimos campeones de otro torneo, pero
yo estaba en el banco. Recuerdo que le ganamos a Racing y salimos campeones.
Después, vino el del 71. Santoro se había lesionado y quedé solo yo.
Independiente empezó a buscar otro arquero, y yo les avisé que no había
problema, que lo traigan, pero yo me iba. Me rompía el alma trabajando y era mi
momento. Al final, no trajeron a nadie y terminé siendo el titular.
Recuerdo que en una gira anduve más o menos, tuve
partidos buenos y malos. Ahí el DT me dijo que si no mejoraba traían otro
arquero. Yo no le contesté nada pero me remordía.
Arrancó el campeonato y empezamos a ganar. Terminó
el torneo, salimos campeones, tuve la valla menos vencida y de local no me
hicieron ningún gol.
Luego,
llegó la lesión?
Jugué un partido en tercera, pedido por Pipo
Ferreyra. Me dijo, jugás un rato, y después vas al banco de la primera. Me
convencieron, jugué, y a los quince minutos me rompieron la pierna.
La fractura que tuve fue increíble. Expuesta,
fragmentada, lo que te imagines. Fue una jugada en profundidad, salí abajo, el
delantero me desvió la pelota para el otro lado y estiré la pierna. Me clavó la
plancha y me quebró la pierna en dos.
Luego, me recuperé y estaba para jugar, pero un
médico hizo algo mal y me provocó una infección. Por suerte, los dirigentes de
Independiente se portaron bárbaro. Iban a mi casa y me renovaban el contrato. Al
final, terminé volviendo a jugar y bien.
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