21 de junio de 2025
En el día del apicultor, hablamos con Micaela Christensen, de Alfa Apicultura, sobre el crecimiento del sector en Tandil y la importancia de la miel en la región.
En Tandil, la apicultura no es solo una
tradición centenaria, sino una actividad que crece con fuerza gracias al empuje
de productores comprometidos. En el marco del Día del Apicultor, que se celebra
cada 21 de junio, Micaela Christensen -una de las referentes de Alfa
Apicultura- reflexiona sobre el camino recorrido y el lugar que la miel empieza
a ocupar en el universo de los productos típicos de la ciudad.
"Es una fecha especial para todos los
apicultores de Tandil, que somos muchos, estimamos 200 registrados, así que
somos bastantes los que festejamos", señala con orgullo Christensen, poniendo
en valor a una comunidad que no siempre tiene la visibilidad que merece.
En los últimos años, ese colectivo se
consolidó, y no solo desde la producción: "Creo que buscándole la vuelta a la
actividad para que sea redituable, estar más acompañados y enriquecerse de la
experiencia de otros, todo el trabajo grupal va tomando fuerza. Desde hace
muchos años hay cooperativas o agrupamientos de productores y también se va
viendo en otros eslabones de la cadena, como el grupo de fraccionadores de
miel, que organizaron la Fiesta de la Miel de Tandil en mayo".
Alfa Apicultura es una de las principales
marcas locales del rubro y, desde hace 25 años, sus impulsores vienen
transitando un recorrido integral. "Primero como productores, después
asesorando y dando servicios a los apicultores, fuimos armando la empresa.
Desde hace un par de años, logramos armar nuestra planta propia, donde ya
instalamos la sala de fraccionado, lo que nos ha permitido más visibilización
con nuestra miel a nivel local", cuenta Christensen.
Esa expansión vino acompañada de una apertura
hacia el resto de los productores: "Nuestra idea siempre fue la de compartir
conocimientos. Los apicultores son muchos, porque siempre a nivel local,
provincial o nacional, el mayor volumen de producción proviene de pequeños y
medianos apicultores, que tienen otras actividades. En general, el apicultor
está interesado en mejorar, capacitarse, compartir soluciones con otros. Hemos
podido ir abriendo este caminito donde nos han tomado como referentes, lo que
no quiere decir que sepamos todo, sino que uno va armando una red de apoyo para
poder consultar".
La miel de Tandil empieza a reclamar un lugar
entre los clásicos de la región. "Estamos trabajando para que así sea, soñamos
con ser el producto que acompaña a los quesos y salamines, que también se
piense en miel. Tandil tiene una historia de 100 años de apicultura y
producción, la idea es seguir visibilizando y de a poco vamos logrando los
objetivos", afirma.
Pero no se trata solo de tradición: la
apicultura está íntimamente ligada al ambiente y a la ciencia. "Todos los
cambios que se van viendo también cambian la manera de producir, así que
estamos en contacto con gente del INTA y distintas entidades que se dedican a
la investigación para darnos una mano", explica. En ese contexto, Alfa también
incorporó nuevas unidades de negocios como una cabaña apícola y la gestión
comercial de la miel. "Todo de la mano de cambios que hubo y se necesitaba ese
apoyo. Ojalá podamos seguir creciendo y afianzándonos", desea.
La miel tandilense ya no es solo un
complemento en la mesa: es el reflejo de un trabajo constante, silencioso y en
red, que este 21 de junio tiene más motivos que nunca para celebrarse.
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