24 de abril de 2018
por
El Chacarero
El informe de la Bolsa de Cereales del pasado
11 de abril revela que, pese al atraso en la cosecha en el centro, sudeste y
sudoeste de Buenos Aires y sur de La Pampa, se han obtenido rindes muy
superiores a lo esperado en las principales regiones girasoleras. Con pérdidas
de 60.000 hectáreas en todo el país y recolectado el 94,4% del área cosechable,
se ha alcanzado una producción 3,32 millones de toneladas y un rinde medio de
20,8 qq/ha.
Las pérdidas se concentran principalmente en
el sudoeste de Buenos Aires y sur de La Pampa, donde con 10.000 hectáreas
perdidas y 90% recolectado, los rindes alcanzan apenas 14,7 qq/ha. Si se excluye esta zona del total nacional,
los rendimientos son de 22,4 qq/ha; superiores a los 20,3 obtenidos en la
campaña anterior y a los 22,2 del récord de la campaña 2014/15.
La situación por regiones es la siguiente: en
el norte de La Pampa y oeste de Buenos Aires se perdieron 5.000 hectáreas y se
lograron 25,5 qq/ha; mientras que en el centro bonaerense las pérdidas
alcanzaron las 3.000 hectáreas y el rinde fue de 22,6 qq/ha. En tanto, en el
Sudeste se perdieron 9.000 hectáreas, y con el 85% cosechado el rinde alcanzó
los 23,9 qq/ha. Finalmente, en la Cuenca del Salado hubo 4.000 hectáreas
perdidas y la cosecha concluyó con 22,4 qq/ha de rinde medio.
Las cifras logradas en este contexto
demuestran que el girasol merece pertenecer al portafolio de los cultivos de
los agricultores pampeanos, principalmente en los años donde las dificultades
por sequía son más significativas. La particularidad de esta campaña estuvo
marcada por el déficit hídrico, que fue muy importante pero de magnitud
irregular. Por ejemplo, fue extremo en el sudoeste de Buenos Aires y sur de La
Pampa, donde los rendimientos medios no superaron los 1470 kg/ha. Sin embargo,
en otras zonas como el NEA, centro-norte de Sta. Fe, norte de La Pampa, oeste
de Buenos Aires y Cuenca del Salado, los rendimientos medios superaron los 2200
kg/ha y en algunos lotes incluso superaron los 3000 kg. Allí la disponibilidad
hídrica fue mejor, aunque no necesariamente óptima. Pero la baja humedad
relativa y alta radiación contribuyeron a evitar el desarrollo de las llamadas
enfermedades de fin de ciclo, manteniendo la planta verde por un tiempo más
prolongado, factor que contribuyó a un mejor llenado del grano y,
consecuentemente a mejores rendimientos. Este hecho ha sido advertido por el
productor quien, en más de un caso, lo considerará al momento de planificar su
próximo portfolio de cultivos.
Fuente: ASAGIR
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