7 de julio de 2021
El senador nacional Carlos Alberto Reutemann
murió hoy a los 79 años en el Sanatorio de Santa Fe, donde permanecía internado
desde el 30 de mayo pasado.
"Papá se fue en paz y dignidad después de
luchar como un campeón con un corazón noble y fuerte que lo acompañó hasta el
final. Siento orgullo y bendición por el padre que tuve. Sé que me acompañará
todos los días de mi vida hasta que nos volvamos a encontrar en la casa del
Señor", informó esta tarde Cora, una de las hijas de "Lole".
El subcampeón mundial de Fórmula 1 había sido
internado por una hemorragia digestiva el 5 de mayo. Recibió el alta médica el
21 de ese mes pero nueve días después volvió a ser trasladado al Sanatorio de
Santa Fe por un cuadro de anemia. Permaneció en una sala común hasta el 21 de
junio, cuando sufrió un deterioro en su salud con fiebre y empeoramiento de su
función renal, y fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos.
En ese sector estuvo monitoreado las 24 horas
con una enfermera exclusiva y médicos, y acompañado por su familia. El viernes
25 de junio su hija Cora, fruto de su primer matrimonio con María Noemí Claudia
"Mimicha" Bobbio, y mamá de Santiago Diez, el único nieto de Lole, cumplió 52
años y lo visitó en el centro médico. "El mejor regalo de cumpleaños: estar con
vos", escribió la fotógrafa en su cuenta en Twitter, acompañado por una foto
junto a él.
Su cuadro era complicado por sus antecedentes,
ya que en 2016 fue operado en los Estados Unidos por una afección biliar, por
su edad y por la cantidad de medicamentos que debía tomar.
En el medio de este proceso fue trasladado a
otro centro en Rosario para hacerle unos estudios, pero luego, cuando volvió a
ser internado, regresó al Sanatorio de Santa Fe porque ahí trabaja su médico de
cabecera. En las últimas semanas su pronóstico continuó siendo reservado.
El 24 de junio fue la última vez que se
publicó un parte médico. "Permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos,
afebril con sus parámetros hemodinámicos controlados. Continúan realizándose
estudios de diagnósticos. Permanece con pronóstico reservado", indicó el
comunicado.
Infobae pudo saber que "Lole" tuvo cambios
constantes. Hubo días que estuvo lúcido, mirando televisión con su familia. Y
otras horas en la que su estado de salud empeoraba. Por ese motivo, se
discontinuaron los partes médicos.
Este miércoles, su sobrino Federico Reutemann,
contó que el propio senador había pedido no regresar a una sala de terapia
intensiva y esperar el final en una sala común, rodeado de sus afectos.
"Está en una sala común rodeado de sus hijas,
su señora y un grupo familiar muy reducido. Está en una situación crítica,
dormido, esperando el desenlace final. La situación es irreversible", sostuvo
Federico.
Reutemann fue un hombre de éxitos y de
silencios. Especialmente, de silencios. Esa misma escasez de palabras que en su
momento tuvo para convertirse en el hasta hoy último piloto argentino capaz de
consolidarse en los puestos de élite de la Fórmula 1 fue la que también le
permitió perdurar con su banca en el Senado durante 18 años hasta la fecha de
hoy.
Nunca dejó de ser un hombre de campo. De chico
era el amor por los animales, con su exclamación que le valdría el apodo con el
que se lo conocería durante casi toda su vida pública: "¡Los lechones!" Ya en la
segunda mitad de su vida, en su rol de empresario agropecuario (como su padre,
Enrique), mantuvo una participación activa en el Congreso para tratar
conflictos como el de la reducción del IVA a los fertilizantes en 2005 o el
conflicto del Gobierno nacional con el campo por el proyecto de ley de "la
125", en el 2008.
El "Lole" tuvo escasa participación dialéctica
en política aunque con una alta tasa de presencialidad en la Cámara Alta.
Posiblemente, le quedaron dos deudas en su vida: obtener el título mundial de
Fórmula 1 en 1981, cuando quedó subcampeón, y la posibilidad de haberse
convertido en presidente en 2003, cuando aparentaba ser la opción más fuerte
presentarle oposición a Carlos Menem, con el respaldo de Eduardo Duhalde.
Si bien todas las personas que lo conocieron a
fondo aseguraron que el campo era su lugar en el mundo, Reutemann se ganó el
primer amor popular de una parte del pueblo gracias al ruido. El que producían
los motores de los autos de competición que condujo durante más de una década.
Debutó en la Fórmula 1 en 1972 bajo la
escudería de Brabham, equipo cuyo propietario en su momento era Bernie
Ecclestone. Su primera carrera ganada fue en 1974 en Kyalami, Sudáfrica, y
luego se impondría en otras 11 carreras a lo largo de los 144 circuitos
disputados. Tras haber pasado por Ferrari y Lotus, su año de mayor esplendor
fue en el mismo 1981, a bordo de un Williams. Perdió el campeonato en la última
carrera, en Las Vegas, donde terminó detrás del brasileño Nelson Piquet y
perdió el título por apenas un punto.
Sin redes sociales ni servicios de mensajería
instantánea, el exitismo argentino llevó a que Reutemann se convirtiera durante
gran parte de la década del '80 e inicios de los '90 en un objeto de burla. Se
apelaba a su figura para señalar a alguien que terminaba segundo en una
competición o si existía falta de ambición en algún rubro. Nada más alejado a
lo que fue su carrera como deportista. Reutemann se colocó en la cima de un
momento de oro de la Fórmula 1, que contaba con corredores de muchísima
calidad. "Cuando estaba en forma, Carlos Reutemann era imbatible, absolutamente
imbatible", aseguró hace unos años Gordon Murray, uno de los diseñadores más
icónicos de la historia de la Fórmula 1.
Llegaron los '90 y "Lole" cambió por completo
el rumbo de su vida profesional. De la mano de la llegada de Carlos Menem a la
presidencia, se transformó en uno de los embajadores de una nueva corriente de
políticos argentinos: ante el descreimiento generalizado sobre la dirigencia
política en general, el menemismo recurrió a celebridades "no contaminadas"
para ocupar cargos públicos en el país.
Así como ocurrió con Ramón "Palito" Ortega en
Tucumán, Reutemann se consagró en 1991 gobernador de la provincia de Santa Fe.
Pese a haber sido elegido en 1994 como Convencional Constituyente para la
Reforma de la Constitución Nacional, al año siguiente, "Lole" no tuvo la
posibilidad de ser reelecto en Santa Fe y se topó con los primeros
cortocircuitos con el presidente Menem.
Durante la segunda mitad de la década del '90,
se consolidó como el hombre con mayor fuerza dentro de su provincia. Su
apadrinado, Jorge Obeid, era el gobernador de la provincia, mientras él, en sus
primeros cuatro años como senador, se regodeaba en haber mantenido políticas
acordes con las del gobierno nacional en su momento respecto a las
privatizaciones y reformas del Estado, y en haber "limpiado" la imagen del
manejo de las cuentas públicas de la provincia. Dos años antes de cumplir sus
seis años como senador, "Lole" renunció a su banca para iniciar su segundo
mandato en la gobernación santafesina.
Sin embargo, en esa ocasión sufrió un revés en
la gestión política que al día de hoy sigue siendo recordado por todos los
ciudadanos de la provincia: las famosas inundaciones de 2003. Entre el 29 de
abril y el 3 de mayo, incesantes y terribles tormentas provocaron el desborde
del cauce bajo del Río Salado y las consecuencias resumieron el desastre
ocasionado: de acuerdo a datos oficiales, hubo 23 personas fallecidas y el
Ministerio de Salud provincial informó que, solo en las ciudades de Santa Fe
capital, Recreo y Monte Vera, se crearon 475 centros de evacuación que alojaron
a más de 62.500 personas.
La
negativa a la presidencia
De cara a las elecciones generales de 2003,
Reutemann tuvo ante sí la posibilidad más clara para poder convertirse en el
nuevo presidente de la Argentina. Su nombre ya había surgido como candidato a
ocupar el sillón de Rivadavia en otras tres ocasiones pero no había una
oportunidad más clara que esta. Ya había estallado la crisis socio-económica de
finales de 2001, ya habían pasado los cinco presidentes interinos en 11 días y
las encuestas lo ubicaban como el gran candidato respaldado por el entonces
mandatario Eduardo Duhalde para derrotar a Menem, con más de un 40% de los
votos. En una reunión que "Lole" mantuvo con el propio Duhalde en julio de
2002, este le ofreció de manera formal la candidatura, pero el santafesino
decidió declinar la propuesta por cuarta vez en su carrera.
Durante muchos años se le adjudicó a Reutemann
la frase "vi algo (en la Rosada) que no me gustó", dicha presuntamente en una
entrevista a un medio televisivo. Sin embargo, el propio ex gobernador se
encargó en varias apariciones públicas de desmentir esa frase. Su renuncia se
atribuyó a que no quería ponerse al menemismo en contra durante todo su último
año como gobernador y tenía dudas sobre la posibilidad de que el país pudiera
salir adelante en medio de la crisis social y económica en la que se
encontraba.
En 2003, "Lole" volvió a ganar su banca en el
Senado, lugar que no abandonó hasta la fecha. Y con el pasar de los años logró
consolidarse como la figura más preponderante de la política de Santa Fe a lo
largo de las últimas tres décadas. Siempre de la mano del silencio y de las
intervenciones justas.
Un informe publicado por Suma Política indicó
que a a lo largo de sus 24 años como senador y más de 600 sesiones en la Cámara
Alta, Reutemann habló solo seis veces, no más de 10 minutos totales. En tanto,
leyó escritos en 12 oportunidades, con una duración de otros 20 minutos.
El 27 de julio de 2005 fue el último discurso
que "Lole" realizó sin leer dentro del recinto. Fue durante el debate de la
reducción del IVA a los fertilizantes de la industria agropecuaria: "Sería
importante que sancionemos este proyecto con urgencia, los productores que
empiezan a sembrar maíz el 15 de agosto tienen que comprar los fertilizantes al
contado, y si el proyecto entra en vigencia en septiembre se perderían unos
buenos pesos", fueron las palabras emitidas durante su speech de no más de un
minuto.
Ya en 2015 y enemistado abiertamente con el
kirchnerismo, Reutemann dio un golpe sobre la mesa y provocó un revuelo en el
mapa político nacional al mostrarse al lado de Mauricio Macri, apoyar su
campaña presidencial y formar parte del espacio del PRO. Ganó una nueva banca
como senador.
"En el PJ, el vestuario es lindo cuando uno
gana. Ahora, cuando uno pierde, te la regalo", afirmó "Lole" en su momento
durante una entrevista radial. Sin embargo, su labor como legislador del PRO se
vio amenazada al año de haber empezado a trabajar en el nuevo bando y debido a
sus primeros problemas graves de salud.
En el 2016, se le detectó un tumor maligno en
el hígado, lo que lo obligó a trasladarse durante meses a Estados Unidos para
seguir un tratamiento específico. Tanto en el 2018 como en el 2020 votó en
contra de la legalización del aborto y el 2021, en plena pandemia, lo
transcurrió con los problemas de salud que lo llevaron a su muerte.
De acuerdo a quienes lo acompañaron durante
años en el Senado, advirtieron que "Lole" fue un persona muy desconfiada.
Posiblemente esos fantasmas fueron los que le impidieron animarse a lanzarse
por la presidencia del país. Antes del empeoramiento de su cuadro de salud,
había transcurrido sus últimos meses feliz con el silencio del campo y muy
acompañado de las cuatro mujeres de su vida: su ex pareja Mimicha Bobbio, su
esposa, Verónica Ghio, y sus dos hijas, Cora y Mariana.
FUENTE: INFOBAE
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