16 de julio de 2021
El proyecto de ley que establece un marco
regulatorio de la cadena de producción, industrialización y comercialización de
la planta de cannabis, sus semillas y sus productos derivados para uso
industrial y medicinal, incluyendo la investigación científica con vistas a
satisfacer el mercado local y generar exportaciones, fue aprobado este jueves
en la Cámara de Senadores de la Nación.
La iniciativa, que obtuvo 56 votos a favor y
cinco en contra y una abstención, fue girada a la Cámara de Diputados para su
revisión.
La iniciativa promete convertir al cannabis en
otro commodity de los que exporta la Argentina, tal como ocurre con los granos
o la carne.
El marco normativo busca "desbaratar el
mercado informal de aceites y otras preparaciones herbarias irregulares que
existe en la actualidad y terminará con la proliferación de productos que
carecen de cualquier tipo de control respecto de su composición y
calidad".
El primer objetivo del proyecto consiste en
"establecer un marco legal que autorice, -a través de un fuerte esquema
regulatorio-, las etapas de siembra, cultivo, cosecha, producción,
almacenamiento, transporte, comercialización, importación, exportación y
posesión de semillas de cannabis, de la planta de cannabis, y de sus derivados,
con fines de aplicación medicinal, terapéutica, paliativa o de investigación
científica".
El segundo objetivo, según se detalla en la
iniciativa, "consiste en legalizar los diferentes eslabones productivos y
de comercialización del cáñamo o cáñamo industrial y sus subproductos".
Además, se aclara que "si bien el cáñamo
no es un estupefaciente en los términos de la ley penal por no generar efectos
psicoactivos, resulta necesario regular y controlar la actividad para evitar
que en los cultivares de cáñamo se oculten cultivos ilegales de cannabis
psicoactivo".
El
proyecto de ley
El proyecto establece un marco normativo que
busca maximizar los mecanismos efectivos de regulación y control de la cadena
productiva del cannabis medicinal e industrial, dirigiendo el otorgamiento y
posterior control de las licencias a una "serie de eslabones productivos
de mayor escala y formalidad jurídica" como empresas privadas, empresas
públicas, consorcios mixtos, asociaciones civiles, cooperativas.
Asimismo, se contempla la creación de una
agencia reguladora, un nuevo actor público, que oficiará como órgano rector y
articulador de la cadena productiva del cannabis y tendrá a su cargo las
múltiples instancias de regulación involucradas: la Agencia Regulatoria de la
Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME).
Esa entidad tendrá autarquía técnica,
funcional y financiera y orbitará en el ámbito Ministerio de Desarrollo
Productivo.
Al momento de analizar las solicitudes de
licencias para producir cannabis medicinal o industrial, la nueva agencia
establecerá los requisitos y antecedentes que se solicitarán al peticionante,
con el fin de "maximizar los controles destinados a prevenir actividades
ilegales, incluyendo el lavado de activos".
En el otorgamiento de las licencias, la
ARICCAME contemplará "el propósito de contribuir al desarrollo de las
economías regionales y de promover la actividad de cooperativas y de pequeños y
pequeñas y de medianos productores agrícolas".
El proyecto también contempla un régimen
sancionatorio por incumplimientos a las reglamentaciones: desde el
apercibimiento a la inhabilitación para operar en los plazos que se prevean,
pasando por la multa, la suspensión y la caducidad de la autorización.
El presidente de la Comisión de Agricultura,
el peronista puntano Adolfo Rodríguez Saá, dijo que "se quita de la
clandestinidad un mundo de enorme importancia referido a la salud".
"Y ponemos en la legalidad una actividad que
será muy controlada. Es un avance enorme a favor de la libertad", remarcó el
senador por San Luis.
Rodríguez Saá también mencionó que "se trata
de una cadena de industrialización del cannabis" y con una "enorme
potencialidad de crecimiento".
Su colega de la Comisión de Salud, el radical
jujeño Mario Fiad, indicó que "es una iniciativa jujeña que tiene impacto en
las fuentes de trabajo y las economías regionales".
"Se trata de procesos en los que hay que
cuidar la calidad para aportar a los procesos de industria farmacéutica",
remarcó.
En cambio, su compañera de bancada, la
cordobesa Laura Rodríguez Machado, justificó su voto en contra argumentando que
el Estado nacional "promoverá la producción de la industria de la marihuana sin
control de las provincias".
"Este proyecto, al ser de orden público, viola
las facultades provinciales que tienen que ver con la producción agropecuaria
de manera masiva", indicó.
El oficialista chubutense, Alfredo Luenzo, no
solo defendió el proyecto, sino que postuló a favor de la despenalización de la
marihuana como uso recreativo.
"Necesitamos un estado que comprenda que la
planta de cannabis por sí sola no es un problema. Con el prohibicionismo
protegemos al narcotráfico. Veamos de manera empírica cuál es el resultado de
la despenalización", destacó.
En cambio, el rionegrino Alberto Weretilneck,
uno de los aliados del oficialismo, anunció su voto en contra y condenó "cuando
naturalizamos y le decimos a la sociedad que la marihuana es buena".
"Quienes sabemos lo que significa el impacto
de la marihuana en las personas hablamos de que es algo muy delicado",
sentenció.
Asimismo, mencionó que "no es una ley para
sentirse orgulloso" y que la producción "está destinada al negocio de las
grandes multinacionales".
FUENTE: TELAM
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