25 de diciembre de 2017

NOTA DE TAPA

NOTA DE TAPA. ¿Delincuente o perseguido?

por
Marcelo Bettini

Son las 20.15 y el cielo está iluminado pero sin brillo. En pocos minutos se irá opacando hasta fundirse a negro. Los últimos estertores del sol, que ya entró en picada detrás del Monte Calvario, matizan el frente de ladrillo visto y molduras blancas de la Parroquia del Carmen, con su cúpula oval presidida por la imagen de la Virgen y el Niño; a la derecha, la torre coronada con una cruz desnuda.

Las puertas del frente están cerradas, la doble principal y las más pequeñas, a derecha e izquierda. Una cuarta puerta del edificio de España 62, que no se aprecia desde el frente, brinda acceso a las dependencias administrativas del templo. De allí salen dos señoras, que reciben a otra y, mientras ponen llave, le indican que la reunión se trasladó a la casa parroquial que está a la vuelta. El salón de la calle Alberdi tiene dos filas de seis bancos de madera marrón oscuro. Hay casi sesenta personas y en diez minutos habrá más de cien. Casi al fondo una mesa larga corta el salón prácticamente de punta a punta. Uno de los integrantes de la comunidad parroquial toma el micrófono y da la bienvenida. Rezan un Padre Nuestro y un Ave María. "Ante la partida del Padre Thomas podíamos tomar tres caminos: el primero era no hacer nada; el segundo, esperar un par de meses para ver si el tema se soluciona y el tercero era actuar, y estamos aquí porque elegimos actuar", sintetiza. Aclara que "no venimos para discutir sobre los motivos por los cuáles se fue el padre Thomas porque es un tema que nos excede, pero sí queremos hacer lo que esté a nuestro alcance para que regrese, porque la parroquia está acéfala y lo necesitamos".

Enseguida resume el contenido del petitorio que firmarán y enviarán al Obispo de Azul Hugo Manuel Salaberry, al delegado nacional de la Orden de los Carmelitas Descalzos, Padre Daniel Meurzet y al representante de la orden india a la que pertenecen los curas Thomas y Joy.

"Los abajo firmantes solicitamos a usted que permita la vuelta del padre Thomas Ayankudy como párroco en la Parroquia Del Carmen de Tandil. Al mismo tiempo, con nuestra firma, damos testimonio de la calidad humana del padre Thomas, de su incondicional vocación de servicio a Dios y a su pueblo que le fue encomendado, de la unidad que logró en la parroquia, de sus dones y carismas puestos siempre al servicio de los más necesitados: enfermos, desahuciados, moribundos. Estando siempre en total disposición para administrar los Sacramentos a aquel que los necesitó. También damos testimonio de las innumerables bendiciones, conversiones a la fe y sanaciones físicas, psicológicas y espirituales que Nuestro Señor Jesús ha hecho a través de las misas de sanación que el padre Thomas ha celebrado desde hace cuatro años".

Las razones de la partida de los curas indios Thomas y Joy es un verdadero misterio. La historia está plagada de intrigas que van desde la supuesta denuncia por un delito de orden penal hasta intrigas de poder en el marco de la política eclesiástica. En el medio, la creciente popularidad del padre Thomas Ayankudy por sus misas carismáticas de sanación y los celos de otros curas que veían amenazadas sus respectivas jurisdicciones.

DOS CURAS EN FUGA

A fines de noviembre los párrocos de Nuestra Señora del Carmen fueron llamados a la sede del obispado, en la localidad de Azul. Allí, Monseñor Hugo Manuel Salaberry los habría anoticiado de que existían denuncias graves en su contra por delitos de orden penal. Ninguna fuente da más precisiones sobre el tipo de conductas que se les reprocha. Un cura de Tandil, que evita hablar directamente del tema, advierte que en casos de abusos o pedofilia "hay un lineamiento muy claro del Papa Francisco de tolerancia cero, cuando hay denuncias de esa naturaleza se informa al acusado y este debe responder rápidamente en su defensa". El pastor aclara que no está al tanto de que ese sea el delito que denunciaron ante la sede eclesiástica de Azul, pero todo indica que sería así.

El mismo mensaje que el padre Ayankudy envió a los fieles de la parroquia Del Carmen parece bastante esclarecedor:

"Saludos desde India, queridos hermanos de la parroquia del Carmen! Según nuestro obispo Hugo Manuel han llegado varias quejas serias contra nosotros en el obispado. El obispo llamó a nosotros al obispado al 27 de noviembre y dijo que el va aconsejar a estas personas para hacer una denuncia penal y va a suspender nuestro ministerio sacerdotal. También dijo que debemos tomar una decisión en un plazo de una semana. Esa es una clara evidencia de que el obispo no quiere nuestra presencia en Tandil. Por eso con mucho dolor nosotros dejamos la parroquia Del Carmen y volvimos a India. Hoy envié un correo electrónico al obispo renunciando mi cargo como párroco. También informamos a Padre Daniel Meurzet. Les pedimos nuestras disculpas por los inconvenientes ocasionados. Padre Thomas y Padre Joy".

A partir de aquí hay dos posiciones bien definidas. En la Iglesia cierran filas con respecto a las supuestas graves denuncias y aducen que la conducta de los curas de irse sin responder los cargos indican una aceptación de culpa. "No ayuda para nada que se hayan ido casi como escapando". Un cura ligado a Tandil por muchos años -hoy presta servicio pastoral en otra ciudad- asegura que Monseñor Salaberry actuó como corresponde de acuerdo al protocolo del Vaticano para estos casos, pero ellos se fueron sin aclarar ni despedirse y poniendo al Obispo como responsable". Y reafirma: "el Obispo les dice que recibió una acusación y les pide que ellos expliquen, como respuesta se fueron y mandaron un mensaje de renuncia por mail desde otro país".

En la otra mano está el sentir de miles de fieles que rehúsan creer que los curas hayan cometido algún ilícito. Piden particularmente por el padre Thomas porque lo consideran un hombre a través del cual Dios actúa, pero aclaran que el padre Joy también es un cura muy bueno y lo juzgan incapaz de la conducta reñida con la moral y con el Código Penal que, sin menciones directas y con sobreentendidos, parecen imputarle.

Esa confianza de los fieles indica por qué en una hora ya hay cuatrocientas firmas y los organizadores se percatan de que se quedaron cortos con la impresión de las planillas. "La cantidad de gente nos sobrepasó, pensamos juntar muchas firmas porque el padre es un hombre my querido y respetado, pero no calculamos que esta misma noche vendrían tantos", explica uno de los organizadores, integrante de la comunidad parroquial.

Ninguno de los presentes en la casa de la parroquia a los que entrevistó este diario tiene certeza sobre los motivos de la partida; y no hay uno solo que dude de la conducta del padre Thomas. Surge de algunos testimonios una posible maniobra de política eclesiástica para quitar del medio a un cura carismático al que no controlaban, que no entraba en la rosca política y que movilizaba a miles de fieles de Tandil, de localidades vecinas y del Conurbano Bonaerense. Su fama estaba incluso trascendiendo la provincia.

Se acerca una mujer y revela que una delegación de la parroquia fue al encuentro de Monseñor Salaberry tras la partida de Ayankudy. "Nos volvimos con una gran incertidumbre porque el Obispo no fue claro, no se le entendió lo que dijo ni fue convincente". El hombre a su lado asiente y agrega: "Creemos que más que denuncia lo que acá existe es una calumnia. Y si la hubiera sería contra el padre Joy pero incluso así no creemos nada, porque los dos son intachables".

-Un cura nos dijo que la decisión de irse intempestivamente sin explicar nada y sin hacer su defensa ante el Obispado es indicio de culpabilidad.

-Si pensamos como occidentales parece así, claro, pero no se olvide que son orientales. En algunas cuestiones la India no es otro país, es otra galaxia.

-¿Por ejemplo?

-Ellos no pelean, no discuten por cargos, no se enojan. Si les hacen un problema prefieren retirarse. Y hay una cuestión que es determinante, cuando el padre Thomas habló con su superior y le dijo que había una acusación este le pidió que se retirase de inmediato.

-Pero estaríamos ante una acusación grave

-Primero, no le consta a nadie esa supuesta denuncia. El Obispo no la confirmó cuando fuimos a verlo, no nos dejó nada en claro. El padre Thomas no sabe de qué se lo acusa.

-Pero se fue intempestivamente

-Le repito, se lo pidió el superior de su orden sacerdotal. Pero usted sigue pensando como occidental. Póngase en el lugar de un cura que habla el español con cierta dificultad, sin vínculos eclesiásticos fuertes, que está a un océano de su hogar y al que le avisan que le van a hacer una denuncia penal y que le van a quitar el ministerio sacerdotal, que además es un hombre que culturalmente acepta lo que le marcan los superiores y que no pelea por cargos. ¿Ud. se quedaría? 

Un tercer participante se suma a la conversación y apunta: "Esta reunión por la vuelta del padre Thomas la hicimos porque él nos dijo que si el Obispo se lo pide, regresará de inmediato, es decir, que el cura está tranquilo con respecto a no haber hecho nada incorrecto, no se fue porque aceptó una culpa sino porque entendió que el Obispo no lo quería acá o que lo comprometía por la supuesta denuncia".

LA MANO DE DIOS

Está claro que la gran movilización en favor de la vuelta del padre Thomas está anclada, además de sus condiciones personales, en sus dones sobrenaturales. Mejor dicho, en la manera en que estos se manifiestan a través suyo, puesto que él no tiene poder alguno y se considera un instrumento. Así le dijo hace dos años a este medio, cuando lo entrevistamos por un supuesto milagro.

El lunes 17 de agosto de 2015 a las 17.30 Santiago Alarcos Rizzardi practicaba parkour cuando cayó del techo la fábrica de aluminio Metan, en Lunghi y Pujol. Ingresó poco después al Hospital Ramón Santamarina. El diagnóstico fue traumatismo de cráneo crítico y el pronóstico, reservado, eufemismo que bien conocen médicos y periodistas cuando alguien por sus heridas o una enfermedad enfrenta posibilidades concretas de perder la vida. De hecho, los médicos evaluaron trasladarlo a un centro de mayor complejidad pero no lo hicieron porque su estado era muy delicado y por eso quedó en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Cuatro días después del accidente Santiago estaba en Terapia Intensiva, con coma inducido y prácticamente con muerte cerebral. Un amigo de la familia les habló del padre Thomas Ayankudy, de sus misas de sanación y de ciertas curaciones inexplicables.

María Andrea Rizzardi y Walter Alarcos, los papás de Santiago, fueron a la Iglesia a hablar con el cura sanador. "Cuando llegó ante la cama de Santi puso las manos en la cabeza y comenzó a orar. Santiago estaba conectado con todos los aparatos que hay en terapia intensiva y, no recuerdo con exactitud, pero a los dos minutos de estar orando, el ritmo cardíaco se fue al doble, abrió los ojos, movió las manos y estando sedado intentó levantarse, apoyando los codos hacía fuerza como si fuera a pararse", relató la madre.

Y el papá agregó: "Cuando le hizo la imposición de manos y empezó a salir de la sedación, haciendo esos movimientos de brazos, piernas y aspirando y exhalando fuerte, el padre Thomas nos dijo que nos quedemos tranquilos porque Dios lo estaba curando. Los médicos, ese día, nos dijeron que durante la tarde había tenido una mejoría impresionante".

El propio Ayankudy contó su recuerdo de esa intervención: "Abrió sus ojos y movió sus brazos y piernas y eso fue todo obra del espíritu santo, yo pensé en ese momento que el Espíritu Santo estaba haciendo su obra, lo estaba sanando, pero en verdad uno no sabe bien que pasa porque cuando Dios está haciendo su obra uno no tiene la capacidad de entenderlo, es demasiado para nosotros, pero yo estoy seguro de que Dios estaba haciendo algo, Él siempre me dice: 'Estoy contigo' cuando hago la imposición de las manos porque eso no es un don mío, yo no tengo ningún poder y soy solamente un sirviente".

Los padres valoraron la excelente reacción que tuvieron los profesionales que lo atendieron en el Hospital y al equipo de Terapia intensiva "que son sensacionales", pero "también debemos decir que acá un milagro hubo y lo vimos. La mano de Dios estuvo todo el tiempo. No fue coincidencia la evolución que tuvo Santiago después de la imposición de manos del Padre Thomas".

El padre Ayankudy celebraba sus populares misas de sanación los segundos sábados a las 19 y el día 26 de cada mes a las 19.30 celebraba misa para los enfermos. "Hacemos una oración de protección con el manto de la inmaculada madre, en honor a la Virgen de Salta", le dijo entonces a este medio. El padre Ayankudy no comenzó a hacer imposición de manos sino hasta que llegó a Argentina, hace seis años. Contó que en su país "no tenía la oportunidad, estuve como provincial, en administración, enseñaba en seminarios, no tuve posibilidad de hacer imposición de manos".

Su primer destino en este país fue una parroquia de Monte Grande y allí empezó con las misas de sanación. Asegura que no fue algo planificado y que la aptitud para llevar a cabo la sanación a través de la imposición de las manos surgió por inspiración divina, sin que pueda precisar exactamente cómo ocurrió. "Vino una inspiración adentro y supe que tenía que hacerlo", explica con simpleza y aclara que él no tiene ninguna aptitud especial ni poder alguno, sino que es apenas vehículo de un Dios que obra de modos misteriosos.

A sus misas concurrían fieles de la ciudad pero también de la región, a medida que las noticias sobre el cura sanador de Tandil se iban extendiendo. Tenía noticias de algunos casos "de gente que dice que se ha curado, algunos con enfermedades muy graves como cáncer", pero no tomaba crédito por nada de lo que le contaban: "yo no tengo ningún poder, soy solamente un instrumento del Señor, Él hace las cosas".

En estas reuniones a veces la gente se desmayaba. Ayankudy decía que "la gente se cae porque pierde el equilibrio del cuerpo cuando descansa en el espíritu Santo, ahí es cuando Dios está obrando, está sanando, purificando, nosotros no sabemos exactamente que está haciendo pero está pasando algo".

No todos los que asistían a las misas de sanación eran enfermos graves ni padecían alguna dolencia física. También había entre los asistentes al encuentro del padre Thomas muchas personas con depresión o estrés. "Los martes, miércoles y jueves de 17 a 19 atiendo a mucha gente, vienen para contarme problemas, cosas que le pasan que son más mentales que físicas, hay muchos que mejoraron pero siempre les digo que hay que tener fe, confesar, tomar los sacramentos, estar en la pureza de cuerpo y alma".

SANACIONES Y PROBLEMAS DE JURISDICCIÓN

El caso de Santiago fue tema de tapa de este semanario en aquel reportaje de 2015. Pero hubo otros casos, menos publicitados, antes y después.

Una mujer vinculada a la Iglesia, aunque no directamente a la Parroquia Del Carmen, asegura que el cura tuvo que ver con otras recuperaciones que rayan lo milagroso. Menciona a Tomás Chiuffo, el adolescente que se accidentó gravemente en la malograda Farándula Estudiantil. Su pronóstico era muy malo, su vida estuvo en riesgo cierto e inminente y -aseguran- la imposición de manos del cura indio tuvo que ver con una recuperación que desafió los pronósticos. 

La misma fuente ofrece un dato revelador que permite entrever el revés de la trama eclesiástica. "Cuando se accidentó el motociclista que se chocó un tractor sobre la colectora entró gravísimo al hospital y los partes médicos eran desalentadores, por eso lo llamaron al padre Thomas, pero respondió que no podía ir más si no lo autorizaba el padre Sebastián, de la parroquia Santa Ana". La mujer explica que fue en persona y el cura de esa parroquia le dijo que iría de inmediato. "No padre, piden por el padre Thomas pero este dice que no puede entrar si usted no lo llama invitándolo a venir".

Entre los que vienen a firmar el petitorio este miércoles por la noche hay rostros conocidos. Empresarios, dirigentes, integrantes de organizaciones no gubernamentales. 

El hombre es uno de los tiburones del mercado inmobiliario. Comenzó vendiendo casas y prosperó. Hoy construye y vende edificios con su propia marca. Está apoyado en la pared a metros de la verdulería de Alberdi y avenida España. Ya pasó a firmar por la casa parroquial. Dice que nunca se destacó del resto precisamente por su religiosidad y que conoció al padre Ayankudy a instancias de su esposa. "Yo no era de ir a misa y esas cosas", anticipa, para luego reconocer que a través del padre Thomas se dieron en él cambios profundos. "Si vos me hablás de milagros tiendo a ser escéptico, a no creer en lo que no tiene explicación, pero cuando la vida te pone ante casos concretos con nombre y apellido de gente que vos conocés y que te muestra sanaciones, conversiones de fe, cosas increíbles, y bueno, al final es creer o reventar".

"¿Conocés a fulano de tal? (da el nombre de un colega suyo y la dirección de su estudio); bueno, se sentía mal, muy hinchado, cuando finalmente le dan el diagnóstico le dicen que había estado haciendo un infarto. Terminó con una dolencia cardíaca bastante grave. Lo fue a ver al padre Thomas. Al tiempo volvió a un control por su afección y el cardiólogo le hizo dos electrocardiogramas, con aparatos distintos. Como no le pudo detectar la lesión con el primero prensó que tenía una falla y le hizo el estudio con otro dispositivo. Pero la lesión había desaparecido".

A su lado hay otro hombre de negocios, delgado y de pelo casi al ras. Asiente cuando su amigo cuenta la historia. Él también da testimonio de un caso parecido, de una curación fuera de la lógica científica.

Se niegan a creer que los padres indios hayan cometido algún acto impropio, menos aún, un delito penal. "Es imposible de creer algo así, son dos personas muy correctas y hasta tímidas, están lejos de su tierra, su idioma y sus conocidos, ni siquiera estaban en una situación de poder sobre los fieles; mirá, es cierto que en la Iglesia hay de todo, pero en estos curas uno puede confiar plenamente, y lo del padre Thomas es más especial porque tiene un don". El hombre no habla con la convicción de la fe. Parece más bien un descreído al que no le quedó otro remedio que aceptar cosas fuera del alcance del intelecto.

Entre quienes hacen cola en la casa parroquial de la calle Alberdi -a 50 metros de los amigos que ahora siguen conversando entre sí- hay decenas de historias con un punto en común: sostienen la creencia de que Jesucristo obró en numerosas oportunidades a través del cura indio. Por este motivo hacen fila para estampar su rúbrica en el petitorio por la vuelta del sacerdote extranjero.

Hay hombres y mujeres de toda clase social, de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen pero también de otros templos. Hay fieles que vinieron de Bolívar, Azul y Ayacucho. Se llevan planillas que harán firmar en sus localidades, hasta donde llegó la fuerte prédica del padre Thomas. En varias localidades del Gran Buenos Aires, enterados de los acontecimientos, pidieron copias que harán firmar entre los peregrinos que llegaban a nuestra ciudad en colectivos para asistir a las misas de sanación. En poco menos de cuatro años estas ceremonias se convirtieron en epicentro de grandes movilizaciones de fe, a fuerza de testimonios que daban cuenta de los milagros que hacía Jesús usando al cura indio como herramienta.

Ahora, centenares de feligreses corren la voz sobre la campaña para que regrese el padre Thomas. Mientras tanto, flota la incertidumbre por la presunta acusación en su contra por un delito grave. ¿Es real, una calumnia o parte de una intriga de  poder para correr del medio a un cura carismático de creciente popularidad y ascendencia en la familia católica? Las preguntas están planteadas. Surgen de los propios testimonios de las numerosas fuentes que participaron de este reportaje. Las respuestas pueden darlas el cura indio y el Obispo Salaberry. Hasta ahora, lo que decidieron comunicar no permite extraer una respuesta certera.

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