25 de julio de 2020
por
Brando Bruni
Si algo no se
puede negar de Eugenio "Tuny" Martínez, es su gen tandilense. Nació acá (el 8
de marzo del 60, en el Centro Materno, donde es ahora el Hospital de Niños), se
crió acá y luego desde los medios conoció Tandil desde donde se lo pueda mirar.
Su manera de
trabajar es tan profesional como bien de pueblo. No importa de qué le hablen, es
de esos periodistas que siempre sabe a quién preguntarle para conocer más de un
tema. Así pudo pasar por los medios más importantes y llegar a ser muy reconocido
por colegas y público.
Charlando con El
Diario de Tandil, repasó su historia desde el principio. "Mi papá trabajó desde antes que yo naciera en Nueva Era, después
trabajó en El Eco, hizo cosas en Actividades y en La Palabra, que era el órgano
peronista. En Nueva Era quien hacía los avisos y la tapa, lo más importante en
ese momento", cuenta sobre su acercamiento al periodismo. Yendo a su propia
experiencia, relata que "a los 14 años
tuve mi primer ingreso en Nueva Era, en lo que era la expedición de diarios. A
la hora que salía el diario, se repartían para Barker, Juárez o Ayacucho; había
que hacerlo rápido porque se iba el colectivo".
"Después, a Julio Varela que ya estaba en Nueva
Era, le preguntaba cuando me iba a llevar a trabajar. Me dijo que necesitaban
gente en El País y El Mundo. Me preguntaron que sabía hacer de deportes y me
mandaron a hablar con Alfaro. Me mandó a hacer una nota de vóley con el Pato
Pisani, porque ese fin de semana empezaba un torneo provincial. La hice y al
otro día lo primero que le dije a mi vieja es que vaya a comprar el diario.
Salió la nota y yo estaba chocho como si hubiera hecho el gran reportaje de mi
vida", recuerda.
Pasó el tiempo, siguió
haciendo colaboraciones hasta que lo llamaron para trabajar efectivo, desde el 2 de enero de 1980, hace 40 años. "Me pidió que me invente un partido de rugby
en mi cabeza y lo comente. Al otro día fui y el director ya no estaba, había
renunciado. Pensé que no me iban a tomar, pero me dijeron que hablé con quien
había quedado a cargo, Carlitos Fernández, actual diputado. Leyó lo que hice,
me dijo que estaba bien y me pidió que escriba 10 líneas de un accidente
inventado. Me dijo que me presente al otro día donde ahora es Gymnos, en calle
San Martín, que hable con Octavio Alfaro y ahí arrancamos", sigue repasando
y agrega que "lo que teníamos en el El
País era un sistema offset de los primeros de la provincia, que las fotos se veían
espectaculares. Después el diario empezó
a tener problemas, muchos problemas económicos y entre los dueños. En un
momento llegaron a vender 13 mil diarios y al año bajaron a 700". Estuvo
unos siete meses en ese medio hasta que cerró. "Tuve la suerte que Julio Varela me llevó a Nueva Era", dice Tuny
Se fue afianzando
y llegó el 85, con Santamarina en el Nacional, que lo cubrió completo. Ese año,
viniendo de Salta, del partido donde había quedado afuera Santamarina, Rogelio Rotonda lo convoca para
El Eco: "Le dije que no, en ese momento Nueva
Era estaba como el número uno".
Poco tiempo después,
asegura que "en esa época en Nueva Era,
era todo muy frio, y con el Gallego Calvo nos fuimos. Él se fue a Cerrovisión y
yo me fui a El Eco. Todos me decían que estaba loco, pero no estaba cómodo por
más que hacía lo que me gustaba".
Su fuerte en
aquellos primeros años era, y gran parte de lo que sigue haciendo, el deporte. "Cuando me fui de El País y el Mundo, hacia
los sábados la primera B local para El Eco, Nueva Era. Después cubría los domingos
el futbol para Radio Tandil, Nueva Era, El Eco y El Atlántico. Hacía un fin de
semana Loma Negra, otro Gardey y Vela", repasa.
Y de aquellos
periplos detalla que "en Loma Negra, por
ejemplo, no teníamos de donde salir. De la cancha, teníamos que hacer como 10
cuadras. Tenía que ir hasta el hotel, que era el único teléfono cerca, en el
entretiempo y después del partido, después esperaba el Rio Paraná que venía
para Tandil y llegaba 8 menos 10, bajaba corriendo para llegar a los últimos 5
minutos de Deporte al Día en Radio Tandil. En Gardey salíamos de un teléfono público
que estaba a tres cuadras de la cancha. Y en Vela, me iba hasta la delegación
policial que nos prestaba el teléfono, o de acá llamaban a la policía y ellos
se comunicaban por Handy".
También comenzaba
a meterse en otros ámbitos. En las elecciones del 83, por ejemplo, ya estaba
haciendo coberturas. Rememora que "cerca
del 90 en El Eco me pidieron que de una mano con la publicidad y cuestiones
especiales. Después empecé a ir a la
mañana a la Municipalidad y a partir de ahí arranqué a hacer todo, lo diario. Empecé
a meterme y a estar. No era una época sencilla. Quise hacer policiales, pero
nunca tuve esa facilidad". Así, se fue conociendo a todos, literalmente a
todos: "En el 90 ya iba al municipio. La
otra que también está de esa época es Beatriz Leonardi, después no hay otros
que estén tan en contacto con los funcionarios, entonces se produce una relación,
cuando hay algo te lo pasan. Son los años, siempre alguno te conoce. Y también uno
que quiere estar chusmeando continuamente. El alma de chusma te sale con el
laburo, pero tenes que tener esas ganas de saber. Yo no he tenido nada que
hacer y me he ido a Independiente a ver las inferiores para saber cuáles iban a
ser los jugadores que subían a primera".
Entre los laburos
gráficos, llegó la radio como una constante en su vida. FM Tandil, Radio Tandil
y actualmente Radio Voz: "De Radio
Tandil nos echaron hace casi tres años. Nos echaron a fines de noviembre y el 2
de enero empecé en Radio Voz, tuve suerte que Leandro me aceptó, en dos o tres
reuniones llegamos a un acuerdo y hasta ahora estamos firmes ahí".
Cualquiera de sus
colegas puede dar fe de que Tuny está en todos lados. Dice que "tengo amigos que es terrible la cantidad
de información que me pasan. Gente que conozco en un asado, tomando un café, después
va quedando, son conexiones que haces que despues de tantos años rinden frutos.
Ahora estamos logrando algo con Radio Voz, que a mí me encantó siempre, que la
gente participe. Pasa lo que sea, capaz que se cayó un árbol o no anda un semáforo,
y nos avisan. Y yo enseguida paso el reclamo en esos casos".
De haberse metido
en todos los rubros periodísticos, asegura que no tiene preferencias, "me gusta todo, la policial por ahí no es
lo mío, pero me encanta ir a los juicios aunque no sea de los más duchos para
escribirlos. Estuve en el primer juicio que hubo en Tandil, cuando se inauguró la
sala del tribunal en Uriburu. El futbol lo llevo adentro, tuve la suerte de
estar en todos los ascensos de Santamarina y tengo la suerte de seguir
transmitiendo la B Nacional".
"Tengo buena onda con todos, son todos iguales
para mí, desde el más nuevo al más viejo. Comenté con Castaño, Botija, Casero,
Sergio Pinchentti, Fernando, Franco Manazzoni, Walter Saavedra, le comenté a básquet
Cacho Alí; he estado con casi todos en la radio. A mí me decís vamos y ya estoy
para subirme al auto",
dice sobre su relación con los colegas.
Al preguntarle
que le falta hacer en su carrera, responde que "nunca lo pensé, yo estoy chocho con lo que hago. El otro día pedían un
periodista para salir en los medios de Buenos Aires y a mí no me interesa en
esas cosas. Me gusta acá, en casa, tranquilo. Acá, me defiendo. Fui una sola
vez a Buenos Aires, cuando se pegó un tiro un trabajador en el despacho de
Zanatelli, que fue al programa de Mauro Viale, vi cómo se manejaban y no me
gustó, me ofrecían plata para ir a más programas y no quise. No tienen escrúpulos.
A mí me gusta la tranquilidad de Tandil, poder ir a sentarte a tomar un café
con los colegas, intercambiar información. Eso, andar acá".
Cuando se pone a
repasar los cambios que vivió desde sus primeros pasos en el rubro, comenta que
"empecé con un grabador que era una caja
de zapatos y salía con eso bajo el brazo. A los años aparecieron unos JVC más
chiquitos y con eso estábamos chochos. Arranqué con una máquina de escribir
Remington, una vez volví de Mar del Plata y tuve que escribir un partido de
Santamarina en una computadora, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo.
Tuvimos que acostumbrarnos a las circunstancias, costó, porque a la máquina de
escribir le teníamos que pegar, los primero tiempos parecíamos paisanos
cuadrados".
También asegura
que otro gran salto en el periodismo tandilense fue la profesionalización de
los últimos años: "Todos vienen con algún
estudio ahora. Creo que el primero que llegó a Tandil con estudio fue Luis
Ventos, después Leandro Elissondo y luego lo otros. Antes todos nos hacíamos de
oficio, luego llegó una camada que se había perfeccionado, chicos muy
preparados para el trabajo, eso le vino muy bien a Tandil. He estado por
ejemplo con Fermín Daguzán, que era una eminencia, le tirabas tres datos y
salía una nota impecable, de cualquier cosa. En los 80 era mucho más amateur, después
tuvimos que aprender".
Por último, lo
consultamos acerca de cuáles fueron las cosas más importantes que le tocó
informar. Sabe que es una elección difícil entre tanto material, pero resume
que "en política, lo más fuerte fue la
persona que se pegó el tiro en el sillón del intendente. En lo deportivo,
seguramente los ascensos de Santamarina. En lo policial, que incluso viajé a
Mar del Plata, la muerte del pibe Garmendia. Hubo muchas cosas, pero esas
fueron de las más trascendentes en distintas áreas, no fueron fáciles".
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