12 de agosto de 2016
Maxi Friggieri, uno de los corresponsales del Diario Olé,
mencionó que "Del Potro se la banca solito adentro de la cancha, aunque
enfrente tenga al uno del mundo y deba jugar siete horas en un día. Pero Juan
Martín Del Potro tiene un tanque de oxígeno extra y una batería de repuesto:
sus amigos. Juani, Julio, Nacho, Mateo, Agustín y Marcos se vinieron desde
Tandil para levantar a la Torre cuando tambalea. El mismo Delpo se agarró de
ellos en el duelo ante Taro Daniel y lo sacaron adelante todos juntos. Porque es
uno para todos y todos para uno".
El diario Infobae también compartió una foto de este
fraternal grupo de amigos que comparten aventuras desde el Colegio San José.
"Me sentí mucho mejor al final, cuando me conecté con la
gente, mi familia y mis amigos", soltó Juan Martín tras el 6-7, 6-1 y 6-2 ante
el estadounidense nacionalizado japonés. Es que el argentino no arrancó muy bien,
entró en una laguna y parecía que se le escapaba. Pero en ese instante miró a
la tribuna, justo atrás de su silla, donde estaban sus amigos y con la raqueta
les pidió que se levanten. Y ellos le hicieron caso. "Oh vamos Delpo vamos,
ponga huevo, que ganamos", gritaron. Y así fue. Porque el tandilense pasó de
querer romper todo a gritarle un punto en la cara a Daniel. Terrible.
"Hablamos todos los días con él y sabemos que necesita del
aliento. Con toda la gente gritando, pone unos huevos que no tiene nadie", le
dijo Julio a Olé . Y siguió: "Ese ida y vuelta es impresionante, porque cuando
te hace esos gestos, querés gritar hasta quedarte sin voz".
Juani es quien se sentaba junto a Delpo en el banco de la
escuela y hasta hoy se sorprende por lo que logró su amigo: "Juan dijo que
cuando nosotros cantamos ?y pegue Delpo, pegue?, siente que le estamos pegando
todos juntos". Y hasta Daniel Fidalgo, jefe del equipo argentino de tenis en
Río, sabe de qué se trata ese aliento: "Fueron los que arrancaron contra Novak
y se me ocurrió decirles ?los gurkas?, ya que pelean contra cualquiera".
Juan Martín se alimentó del grito y terminó festejando con
ellos, revoleando la raqueta al ritmo de "es un sentimiento, no puedo parar".
Ya tiene el diploma olímpico y lo espera otra medalla. Una para él y otra para
los amigos.
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