10 de julio de 2018
La semana pasada se concretó un encuentro de los grupos que
trabajaron en los proyectos con el director Nacional Electoral, Rodrigo Conte
Grand y al subsecretario de Asuntos Parlamentarios y Electorales bonaerense,
Manuel Terrádez. La iniciativa se realizó en el marco del Acuerdo del
Bicentenario.
En ese espacio, los integrantes del Centro de
Investigaciones Geográficas de la Facultad de Ciencias Humanas, Santiago
Linares e Inés Rosso, presentaron el proceso metodológico implementado que
llevó a conformación de las tres alternativas.
La primera propuesta prevé subdividir la ciudad en seis
circuitos electorales; lo que supone una distancia de entre diez y doce cuadras
en promedio a los centros de votación, con un extremo que supera las 17
cuadras. En este caso, resultan mayoritarias las distancias y solo un sector
presenta una diferencia menor a ocho.
La siguiente asciende a diez circuitos, con una distribución
es distinta para optimizar la cantidad de instituciones habilitadas para el
acto eleccionario. Allí se da el caso de una zona con densificación suficiente
pero que carece de establecimiento educativo disponible como centro de votación
(avenida Juan B. Justo, barrio Villa Laza).
Finalmente la tercera propuesta prevé catorce circuitos
electorales y establece una distancia media de entre cinco y ocho cuadras, que
requeriría la eventual habilitación de instituciones que no sean educativas
como centros de votación para contener a los votantes de cuyas zonas no tengan
estos espacios.
La alternativa elegida deberá ser aprobada por el Concejo
Deliberante, para luego ser remitida al juzgado con competencia electoral y
posteriormente a la Cámara Nacional Electoral, donde se lo revisa y se emite un
informe que se publica en el Boletín Oficial. El Ministerio del Interior de la
Nación es el organismo encargado de su ratificación.
Cómo fue el proceso
de trabajo
La elaboración de las tres propuestas se ejecutó en
diferentes etapas, que comenzaron con la recolección, el procesamiento y el
ajuste de datos poblacionales, para proyectar los datos del Censo Nacional de
2010 y de esa forma asignar magnitudes reales para los años subsiguientes.
La etapa siguiente comprendió la "modelización
exploratoria de localización - asignación", que consiste en una
herramienta metodológica para determinar la distancia sugerida a los centros de
votación, entre otros aspectos.
En tercera fase del relevamiento tuvo lugar un análisis
zonal y el cálculo de las distancias, para dar lugar a la última etapa del
trabajo, que derivó en la decisión de los circuitos electorales.
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