28 de septiembre de 2020
El día 9 de enero de este año, bajo el título "Compromiso y
Reactivación", desde la Mesa
Intersindical Tandil (MIT) lanzábamos un documento celebrando la
reapertura de algunas fábricas,
empresas y pymes de distinta índole productiva. Esto fue posible gracias al
estímulo y el apoyo de las políticas nacionales impulsadas por el gobierno de
Alberto Fernández en su primer mes de
gestión.
En ese entonces, se citaron casos como la
puesta en funcionamiento de la fábrica de cosechadoras VASSALLI y sus 300
trabajadores en Firmat, Santa Fe; la
planta MOTOMEL de San Nicolás;
GENERAL MOTORS de Alvear; la recuperación de 900 puestos de trabajo para
continuar el proyecto de dos PARQUES EÓLICOS en Chubut; reactivación de
empresas textiles; producción de alimentos en el caso del FRIGORÍFICO ANSELMO,
que da trabajo a 140 familias; la
inversión de ALFAJORES GUAYMALLÉN, que en su nueva unidad productiva sumó 100
puestos laborales.
Cuesta dimensionar que esto fue hace tan solo
ocho meses. Después siguieron las buenas noticias, porque inmediatamente el
Gobierno nacional firmó un "Pacto Social", que sumó tanto a empresarios de distintos sectores
productivos como así también a la
dirigencia sindical.
Todo avizoraba un gran comienzo y una apuesta
muy fuerte a reactivar la economía, aún más teniendo en
cuenta los cuatro años de macrismo que
incendiaron a la Argentina con cifras negativas récord: desempleo y
precarización laboral, pérdida de poder adquisitivo de las clases obreras y
media, cierre de fábricas y pymes, y una inflación descomunal.
Estas acciones fueron instrumentadas en
base a un modelo especulativo económico
ya conocido en el país, la "timba
financiera", donde sólo hay un
endeudamiento feroz del Estado y los
fondos se fugan a paraísos fiscales a manos del poder concentrado. Nadie pudo
prever que pocos días más tarde el mundo entraría en una pandemia sin
precedentes, donde la retracción de la economía mundial sería similar a la
vivida en la Segunda Guerra Mundial. Las consecuencias en la economía de todos los países y en el tejido social se hicieron sentir con
fuerza.
Las trabajadoras y los trabajadores nucleados
en las organizaciones sindicales, en su gran mayoría, hemos apoyado en campaña al actual Presidente, y militamos poniendo lo mejor de nosotros
para que un gobierno nacional y popular vuelva a la Rosada. Siempre bajo
la firme convicción de que el único camino hacia una patria justa,
libre y soberana, es por medio de un
gobierno que interprete las necesidades del pueblo y trabaje
para el interés de la gran masa popular que representa a los distintos
sectores de nuestra amada sociedad.
Esta pandemia de Covid-19 que nos atraviesa generando un escenario económico y social adverso, no ha desgastado
ni un ápice el compromiso asumido con nuestro presidente Alberto
Fernández y con nuestro gobernador, Axel
Kicillof.
Los trabajadores organizados no hemos
cambiado, ni hemos mudado nuestras
intenciones nobles y leales para con quienes hoy nos gobiernan. En tiempos de crisis, creemos necesario
redoblar el esfuerzo y compromiso, para
acentuar que los lazos que nos unen con este Gobierno siguen y seguirán
intactos.
Huelga decir que, en este último tiempo, hemos
visto un decorado ornamental ciudadano en la calles de algunas ciudades,
mínimas expresiones anti cuarentena con
consignas muy difusas y hasta en algunos casos, carentes de sentido común. La única intención real, que ninguno de estos actores se anima a declarar, es que su combustible motivacional es el
odio, el mismo que enfrentaron Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón, Raúl Alfonsín,
Néstor, Cristina y hoy Alberto.
Heredar palabras del viento sin la más mínima
reflexión produce una seria
ceguera, donde la claridad y la razón
son dejadas de lado.
Desde la Mesa Intersindical Tandil queremos
reafirmar nuestro pacto con el presidente Alberto Fernández y el gobernador
Axel Kicillof, dejando de manifiesto que apoyamos un proyecto de país trazado a la medida de la
clase obrera, donde los efectos de esta pandemia no nos correrán del norte establecido. En medio de esta crisis que azota al mundo entero, no abandonaremos
el modelo proyectado de país por el que venimos militando.
Nuevamente llegará el tiempo en que nos
volveremos a abrazar en la calles de nuestro país, testificando una vez más que las trabajadoras
y los trabajadores, por intermedio de
sus organizaciones sindicales, estamos
presentes junto a este Gobierno.
La calle siempre ha sido nuestra.
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