27 de junio de 2018
por
Brando Bruni
Salvatores logró en el último tiempo ubicarse como una de
las bandas de rock importantes por estos pagos. A fuerza de buena música pero
también de saber darse golpes contra la pared, tienen bien ganado ese lugar.
Detrás de todo el asunto y como el único que queda de los principios del grupo, está Nicolás Salvaneschi. Mate en mano y en una plaza, nos juntamos con él para que nos cuente su historia junto a la música, a pocos días de volver a explota el Club Hípico con el trío en el cual pone guitarra y voz.
CAMBIANDO LA PELOTA
POR LA GUITARRA
Rebobinando, llega hasta sus 12 años de edad. "Arranqué a tocar porque dejé de entrenar
al futbol", afirma y va agregando que "con
todos los chicos del barrio íbamos al Boca, como el club no tenía cancha íbamos
hasta el Barrio Metalúrgico en bicicleta. Mi viejo me decía que si un auto me
tiraba, no iba más. Y pasó, me raspé toda la cara. No fui más y no quería ir a
otro lado".
Dice que lo de la música "no fue de un día para el otro, pero en casa había una guitarra y empecé
a agarrarla sin saber nada. Empecé a relacionarme con la música. Hasta que a
los 16 me puse a estudiar".
Así, tomó casos de folclore, aprendiendo como diestro a
pesar de ser zurdo: "Como siempre, hago
todo al revés"
Su primera banda fue Cruzados, donde cuenta que su amigo
Joaquín "Pinky" Inza le hizo una prueba
para segunda guitarra, y llegaron a tocar en lugares como Viejo Boliche y
algunos cumpleaños.
Casi al mismo tiempo, se sumó a Luz de Miel, banda cumbiera
que supo tener su movida entre los pibes de principios de los 2000. Y también
en paralelo armó Tres Dedos. "le dije al
Pinky y al Chino Zuberti, porque en los ensayos caíamos y llegábamos de habernos
aprendido temas de Green Day o La Renga", dice. Con ellos tocaron varias
fechas e incluso compartieron sala con Ouch, que por aquel entonces era una de
las bandas más importantes de la escena local y ellos unos pibitos que
arrancaban.
De los 15 a los 18 siguió repartiéndose, hasta que se fue a
estudiar derecho a Azul. "Me despegué un
poco de mis amigos músicos, sin darme cuenta", recuerda. A eso se le sumó
nada menos el hecho de ser padre, volvió a Tandil y siguió lejos de la viola. Rememora
que "un día saqué la guitarra del
placard, la que le había comprado a los 15 a Juampi Sparo (Fisión), y noté la
cantidad de tierra que tenía"
"GRABÉ EL PRIMER
DISCO SIN SABER TOCAR LA GUITARRA"
"La vuelta a tocar
vino de la mano de "Vengo de Tu Vientre",
que hicimos en conjunto con Fisión y ganó el concurso TanRock", va
contando. Se trataba de un concurso impulsado por el Municipio, donde
participaban temas dedicados a Tandil y el premio era la grabación de un disco.
Fisión tenía casi toda la banda en Buenos Aires, necesitaban gente para armar
el tema. Ganaron.
"Cuando empezamos
ahí, ya me había decidido a volver a tener una banda. Cuando empecé a tratarme
con Claudio Garzón (NdR: que fue bajista de Salvatores), veníamos armando una
banda de covers que se llamaba "Salte Voodoo", que tenía a los integrantes de
la primera formación de Salvatores", dice y menciona a Fabricio Lanzilotta,
Juanchi Pérez y Talo Ibañez.
Después de charlas con Fisión para tener ese espacio en el
disco, lo quería aprovechar como sea: "Esta
era una posibilidad que se me daba de grabar y capaz que no la tenía nunca más,
así se lo dije a los pibes. Para Fisión también era una incomodidad, era
consciente de eso, por eso armamos los temas un poco a su estilo de aquel
momento".
"Me encontré con que
las cosas se podían hacer y perdí el entusiasmo con la banda de cover. Por eso
invité a los chicos a seguir con esto, así empezó Salvatores, de seis
integrantes en el Roca Rock", cuenta.
Las idas y vueltas, hicieron que en 2012 se quedaran solos
con Claudio y salieron a buscar baterista, ya había decidido que íbamos a tocar
en trío. "De alguna forma le íbamos a
encontrar la vuelta, en ese entonces no podía ni acompañarme con la guitarra.
No estaba para eso ni cuando todavía quedaban más integrantes. Ahí apareció el
mutante de Jonathan Ateiro, que creo que fue un quiebre musical en mi vida. No
solo por el músico talentoso que es, me carga de actitud y es un complemento
muy importante hasta el día de hoy. Encontré a alguien con quien patear un
sueño", relata Nico.
Afirma que en ese momento se terminó de consolidar la
intención de la banda. Salvaneschi asegura que "la esencia de la banda estuvo desde que llegó Jona. Después, cabeza
contra la pared, hicimos los temas, lo fuimos a ver al Flaco Gauna y grabamos
con él "Bajo El Sol", con Jonathan
con solo tres meses en la banda".
Así nace su primer disco y salir a tocar por todos lados: "Fue una vorágine necesaria, yo había
grabado el disco sin saber tocar la guitarra". Empezaron a hacer intercambios
con bandas de otras ciudades, se dieron nexos con grupos como Científicos del
Palo y le sacaron muchísimo jugo a las redes sociales pata terminar recorriendo
gran parte de la provincia.
"El formato trío me hizo crecer mucho, otra exigencia, me tuve que hacer cargo. Yo sentía que nunca iba a poder tocar un solo de guitarra, me obligaron las circunstancias y me expuse a eso. Había recitales que la gente me decía que la banda estaba buenísima pero yo no tenía que tocar más", dice y no se arrepiente de lo decidido. Y por esos momentos se les notó también la intención de ser una banda en serio. "Sé que hay mucha gente que no le gustamos, pero siempre se nos respetó eso del trabajo y la intención. Ahora que pasaron los años y se dieron cosas más concretas, se ve todo mejor", reflexiona.
"MEZCLANDO EL DISCO,
SIN BAJISTA, SIN SABER QUE IBA A PASAR"
Parando un poco la pelota y rescatándose de varios bardos
personales, en 2015 se ponen a grabar su segunda producción, "En mis mares". Después de varias vueltas,
comienzan a laburar con Mariano Capelluti en el Estudio La Mayor.
Pero la cosa no iba a ser fácil. Con el disco a medio
cocinar, con todo grabado pero faltando la mezcla, Claudio cuelga el bajo de
Salvatores. Nicolás dice que "Claudio me
parece uno de los músicos más talentosos que conozco, tiene mucha facilidad
para todos los instrumentos. Pero le cuesta lo del estudio. El primer disco lo
sufrió, terminó re mal, son situaciones de mucha exigencia aunque parezca que
es una pelotudez. Con "En mis mares"
también la pasó muy mal".
"Fueron momentos muy
malos para los dos con Jonathan, mezclando el disco, sin bajista, sin saber que
iba a pasar. Teníamos que terminarlo aunque ni sabíamos por qué" dice, y
si, lo terminaron.
Pasaron meses buscando bajista, apareció Facundo pero al
poco tiempo se fue. Las esperanzas no se perdieron y "al mes y medio apareció Fede (Rosas) y creo que jamas podríamos
conseguir otro como él. Es un chico muy talentoso, muy musical. Es más, vino
tocar el bajo sin ser bajista, y toda temas de los Red Hot como si fuese Flea.
Además toca el teclado, la guitarra, todo".
Así, el 2 de diciembre del año pasado lograron al fin
presentaron en sociedad el disco en una fecha extraordinaria en el Club Hípico.
Se emociona y dice que "se podría no
haber hecho, pero había que cerrar algo. Se lo merecía el disco por el laburo
que tenía. Planeamos no tocar durante el año en Tandil y ese día estuvo
zarpado. Fue una fecha soñada, empezaron a aparecer cosas que antes no nos
pasaban, como que la gente coreé el nombre de la banda, cante los temas o que
se suban a caballito. Pequeños destellos de un recital de rock".
"SOMOS UNA BANDA
SINCERA"
Ya parados en el presente, el sábado 7 de julio vuelven al
escenario del Hípico en San Martín 636. Cuando se le pregunta como encara la
fecha, decide comentar que "hablando de
la controversia más grande que hay en Tandil, que no hay lugares o la gente no
va a los shows, me parece que el problema está en que ofrecemos como artista
que no escuche en otro lado. Si fuéramos todos los nuevos Van Halen estaría
siempre lleno. ¿Por qué alguien tiene que ir a ver Salvatores?, ¿Qué se va a
llevar?", y se responde: "Una banda
con ganas de tocar. Somos una banda sincera, Salvatores hace hasta donde puede
y con mucho corazón, y eso es lo que más se escucha de la banda. Estamos
haciendo lo que nos gusta hacer y lo defendemos con los dientes. Aparte, todo
lo que hemos pasado nos afianzó muchísimo".
Allí se los podrá escuchar entonces el 7, junto a
Sevelhumano como banda invitada. Las entradas anticipadas se consiguen en
Manhattan (Chacabuco 873), La Mayor (San Martín 1260) o o vía Facebook
(Salvatores Rock).
MUSICALIZANDO VIDEOJUEGOS
Hablando de otra de sus facetas, cuenta que "hace tres años empecé con el proyecto con
amigos de Sistemas, a adentrarme en la música para videojuegos. Hoy por hoy, me
gano la vida con eso y otras cosas del área de sistemas. Era un mundo que no
conocía, un espacio creativo terrible que me hace trabajar como músico".
"Trabajar con la
imaginación y la creatividad no tiene precio, estar en una empresa que está
buscando divertir desde la inventiva es una locura", agregó sobre lo que
hace en Big Foot.
También contó que "el
primer tema que hice lo grabé en casa, para un juego de militares y empezaron a
salir laburos. De la cararrotez. De la misma forma que me puse a tocar con
Salvatores en formato trío, me puse con esto y gracias a Dios hoy le doy de
comer a mi hija".
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