24 de febrero de 2019
En esta era de telecomunicaciones
instantáneas reportar una emergencia es fácil y rápido. Con unos 40 millones de
usuarios únicos de teléfonos celulares, Argentina ostenta la relación de
aparatos por habitante más alta de la región: hay nueve dispositivos cada diez
personas. Esto, sumado a un estado de miedo y desconfianza que roza la
paranoia, dispara la cantidad de denuncias telefónicas. La relación entre
llamadas a la policía y delitos es inversamente proporcional a la cantidad de
teléfonos por habitante; solamente una de cada diez llamadas corresponde
efectivamente a una situación de inseguridad con efecto sobre las personas o
los bienes.
Además, siete de cada diez llamados
directamente son considerados falsa alarma. Es decir que no están relacionados
con delitos, contravenciones ni alguna otra causa de emergencia policial, como
pueden ser un suicidio, daño, accidente, una riña o alguna otra clase de
agresión.
En enero de este año los sistemas de alerta
de Tandil recibieron más de 81 llamadas diarias. Fueron 2519 los reportes de
emergencia, contra 249 delitos confirmados, poco menos del diez por ciento.
El dato surge de las estadísticas oficiales
que elabora el gobierno local a través de la Secretaría de Protección
Ciudadana. "Nos basamos en la cantidad de reportes que ingresan bajo el
carácter de emergencia policial por medio de todas las comunicaciones
telefónicas. Sus fuentes son el Servicio de Emergencias 101, los teléfonos de
las comisarías, la unidad de policía de prevención local y nuestro propio
centro de monitoreo", explica Atilio Della Maggiora, a cargo de la citada
Secretaría.
Y dice que la información que maneja el
Estado local está muy cerca de ser una radiografía de la realidad. Eso se debe
a que, como muchos hechos no se denuncian, las estadísticas suelen estar
viciadas por ese problema de origen que los especialistas llaman "la cifra
negra del delito". Pero en Tandil las estadísticas no se hacen con esa
información sino con los reportes telefónicos de emergencia. "Las estadísticas
de Nación y Provincia trabajan con denuncias, nosotros con un dato mucho más
amplio como son las llamadas de alerta. Esto está más cerca de la realidad que
aquella que se traduce de las denuncias que derivan en causas judiciales. Esto
es más confiable porque la mayoría de la gente da aviso a la policía cuando es
víctima de un delito, aunque algunos luego no se acerquen a radicar la
denuncia", detalla el funcionario.
De los 2519 reportes de emergencia del mes
pasado se desgranan variados motivos: "En el 72 por ciento, es decir 1813
casos, no se logró verificar ni comprobar ningún tipo de hecho ni situación
delictiva. Eso quiere decir que están muy ligados a otro tipo de situaciones
que no son lo que parecen ser cuando la persona pide la intervención de la
policía".
La estadística es consistente mes a mes en
el ítem descrito por las autoridades policiales como "reporte por persona
sospechosa o en situación sospechosa".
En este tipo de casos, por lo general, los
vecinos llaman y dicen 'hay un auto estacionado en la esquina de mi casa hace
dos horas y yo no lo conozco, no sé quién es, nunca lo vi'. También se menciona
en muchas oportunidades que 'anda merodeando un joven con gorrita, o con
capucha'. Este tipo de alerta es muy frecuente y se sostiene en un sustrato social
fértil abonado por el temor, la desconfianza y los prejuicios. Las redes
sociales, particularmente los grupos de WhatsApp vecinales, son escenario
frecuente de este comportamiento.
Bajo la apariencia de buscar el bien de la
comunidad proliferan mensajes para precavernos de alguien que pasa caminando
por la calle por el simple hecho de cómo va vestido o porque no sabemos quién
es.
Un caso paradigmático es el de una vecina
que en un grupo de WhatsApp escribió: 'Atentos vecinos. Acaban de pasar dos
pibes caminando con una desmalezadora al hombro. No parecía que fuera de ellos
ni tienen pinta de trabajar cortando el pasto'. Al rato un vecino respondió:
'Son Leo y el hermano menor. Cortan el pasto en casa. Cobran barato y son buena
gente'. La vecina del primer mensaje retrucó: 'Ah. No lo sabía. Los vi
sospechosos y mejor estar atentos'.
La frase retrata nuestros miedos de forma
descarnada: 'Los vi sospechosos y mejor estar atentos'. ¿Cuándo alguien es
sospechoso? ¿Para quién y de acuerdo a qué parámetros? ¿Significa estar atentos
señalar ante la duda a todo aquel que no conozcamos, amparados en nuestros
temores, aunque sean infundados, antes que en un dato objetivo de la
realidad?
7 DE
10 SON FALSA ALARMA
Si bien apenas el diez por ciento de los
reportes de emergencia se vincula directamente con el delito en su núcleo más
duro, los casos que requieren atención de las fuerzas de seguridad muestran una
proporción un poco más alta: Tres de cada diez llamadas, en números redondos,
requieren asistencia de las fuerzas de seguridad. Allí se incluyen los robos y
hurtos cometidos o en grado de tentativa
y el resto de situaciones que, siendo delitos, no son los que se evalúan en
términos de "seguridad ciudadana". Della Maggiora lo cuenta: "En este
grupo tenés, por citar ejemplos,
encubrimiento, daños, lesiones, atentados y resistencia a la autoridad,
podrías tener una estafa, un cheque sin fondos y otros casos que las personas
denuncian pero que no se estudian en clave de seguridad/inseguridad porque no
son prevenibles a través de políticas públicas".
Por otro lado está el gran caudal de
reportes que entran en la categoría de la falsa alarma, donde destacan los
disparos accidentales de los sistemas de alarmas en domicilios particulares o
locales comerciales (23 % del total de intervenciones policiales son por esta
causa).
Otro 20,5 % corresponde a llamadas de
personas atemorizadas por presencias que consideran extrañas en el vecindario.
"Puede no ser nada y frecuentemente es una falsa alarma", menciona el
funcionario comunal. "Cuando concurre la policía se encuentra con que es
alguien esperando a que su pareja salga del trabajo, por ejemplo. También se
reciben con bastante frecuencia llamados por ruidos en los techos en horario
nocturno y resulta que no hay nada que se relacione con el delito sino con
algún animal doméstico, generalmente gatos".
Della Maggiora, sobre los datos de enero:
"Si desgranamos los principales supuestos nos encontramos con que de los 2519
reportes, 249 corresponden a delitos; 581 son originados por disparo de alarmas
que finalmente no se traducen tampoco en dato objetivo de cuestión delictiva;
518 reportes están relacionados a situaciones sospechosas que reportan los
vecinos y 229 corresponden a violencia de género o intrafamiliar sin que haya
delito pero sí maltrato o conflictividad".
ESCRUCHANTES
En una ciudad con una tasa muy baja de
delitos violentos contra las personas lo que más aumenta la 'sensación de
inseguridad' es la acción de los escruchantes. El escruche -palabra derivada
del lunfardo- es el robo o hurto que se comete tras abrir, con o sin violencia,
una puerta, ventana o un cerrojo. Se lo traduce en Tandil como 'robo de casa
sola' y esto no significa que sus moradores se hayan ido de vacaciones, sino
que al momento del delito no se encontraban en el lugar.
Precisamente de los 249 delitos del mes de
enero 171 son escruches. "Pertenecen al grupo de delitos contra la propiedad
que son los que el vecino más analiza como situación de inseguridad en nuestra
ciudad", afirma el secretario municipal.
Para seguir ahondando en detalles, de estos
171 delitos se desagregan los casos en los que se ejerce algún tipo de
violencia (generalmente rotura de puertas o ventanas pero sin contacto con las
víctimas). Esta cifra arroja 89 casos y a su vez se evalúa si hay contacto
entre víctima y victimario: "Esto nos da una proporción estable", asevera Della
Maggiora, "en un 25 por ciento de los hechos de robo hay violencia personal,
mientras que el restante 75 por ciento de los casos, ya sean hechos concretados
o tentativas, se dan en casa sola".
Según los datos oficiales ocho de cada diez
delitos se comenten en las viviendas o dentro de comercios, mientras que el
restante 20 % ocurre en el espacio público, lo que -en el análisis del
funcionario- significa que el espacio público está relativamente bien controlado
por la policía.
"Nuestras tasas de delito son bajas
comparativamente con muchas ciudades de la región, más con relación a las
estadísticas provinciales y nacionales. Obviamente hay delitos, pero no
conmocionan en forma grave. Por ejemplo, durante enero no hubo delitos con arma
de fuego". Las autoridades políticas y policiales miran ese dato con interés
porque marca el grado de violencia en el accionar delictivo, en este sentido,
consideran que Tandil se mantiene dentro de niveles muy buenos.
"Por
supuesto, hay hechos y preocupan. Si tengo que hablar de una persona particular
que sufrió una situación de inseguridad, para esa persona es el cien por ciento
de su problema, porque le pasó y no sirve decirle estadísticas. Por eso estamos
obligados como funcionarios a hablar de datos generales y no puntuales".
REINCIDENTES
Y MENORES
La tasa de reincidencia es un asunto que se
estudia siempre que aborda el problema del delito. "Sabemos que hay personas
que reiteran conductas delictivas. Este mes tuvimos varios hechos de la
modalidad 'moto chorros' que se extendieron durante toda una semana y la
policía detuvo a una persona que había cometido la seguidilla de ilícitos".
Otro asunto que condiciona el malhumor social está dado por los casos que
llegan a la opinión pública donde los ladrones quedan grabados por cámaras de
seguridad pero siguen libres mientras se instruye el proceso.
"Esos casos generan fuerte impacto y están
ligados a como es nuestro sistema legal. En algunos casos son menores y la
intervención judicial no es con detenciones. Cuando no son menores hay que,
además de ver las imágenes, cerrar las investigaciones y luego también es
probable que quien delinquió siga libre hasta el juicio".
El funcionario hace una salvedad: "La
policía responde rápido. Durante enero tuvimos una seguidilla de hechos con
arma blanca y un trabajo del Centro de
Monitoreo junto con la policía permitió esclarecer los delitos y
aprehender a los culpables. Ahora, la manera en que responden los fiscales y
los jueces obedece a las formas de nuestro sistema legal penal y eso muchas
veces no satisface a los ciudadanos".
Y apunta: "En términos de opinión personal
creo que hay que cambiar muchas cosas en la legislación penal, la provincia y
la nación están impulsando algunos cambios en los códigos de procedimiento, hay
que corregir estas situaciones. No estoy de acuerdo en que una persona que
reincide o alguien que está grabado in fraganti permanezca libre".
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