7 de abril de 2016
(Por Brando Bruni Fotos Nicolás Procopio) Ariel es de los pocos magos (o ilusionistas, perdón) que quedan en nuestra ciudad, y tiene la particularidad de ser de los escasísimos que puede decir que fue alumno del enorme René Lavand. Con su corta edad, Ariel Domínguez ya lleva unos 20 años en esto de hacernos creer trucos y sorprendernos, llevando su arte más allá de las fronteras del país. POR ARTE DE MAGIA Ariel empezó como todos los chicos, de curioso. Ya de chiquito me gustaban Las Manos Mágicas, copiar lo que hacían y mostrarlo. Después, en alguna fiesta hacía algún juego de magia, los empezaba a compartir. Me dediqué a la música, y como buen músico me hice mago, comienza contando a ElDiariodeTandil siempre con una sonrisa en su rostro. El cambio de rumbo que menciona, lo tuvo que hacer apenas a los 15 años, porque como cuenta metíamos tanto ruido en casa que nos denunciaron por ruidos molestos, entonces tuve que vender la batería. Del resto, le podemos echar la culpa al destino: Me quedé con la plata y en un circo que había venido a Tandil me dieron una dirección en Buenos Aires para comprar artículos de magia. Cuando llegué a Capital, no era ese lugar, estaba como a 80 cuadras. Empecé a caminar, sin saber bien a donde iba, en un momento me senté a descansar en una galería, me di vuelta y vi una mano que salía de una caja. Me acerqué y era una casa de magia, una de las únicas tres que había en todo Capital Federal. Por eso creo mucho en que todo pasa por algo, lo tengo muy claro. Luego, se empezó contactar con gente, que lo llevó a otra gente, y así. En aquellos tiempos, Ariel se dedicaba a hacer magia para él, a lo sumo divertir a amigos y familiares en algún asado. Hasta que llegó el momento de dar el salto, engañar gente por plata, aunque confiesa que tenía pánico escénico, me daba terror, incluso ahora estoy muy nervioso antes de subir a escena. En el 97 llegó el debut profesional, en un pelotero, la primera vez que le pagaban por hacer magia: Eran como 50 muchachitos y me dieron 30 pesos. Fue malísimo, tenia cuatro o cinco juegos nada más. El tipo era un manosanta, el circo de cómo vender su arte lo tenía armado. Me explicó un montón de cosas y me sirvieron mucho sus consejos. Así, casi sin proponérselo, arrancó una carrera que está llegando a las dos décadas, habiendo visitado muchísimas ciudades del país, e incluso actuando en Brasil y próximamente en Uruguay. AL MAESTRO CON CARIÑO Si alguien tiene que aprender, siempre el sueño es hacerlo con el mejor. Ariel tuvo la suerte de compartir ciudad con el mítico René Lavand, quien le abrió las puertas de su casa, (sigo aprendiendo de él, confiesa). Pero ser coterráneos puede no significar nada, sabiendo que el maestro no era un tipo de pasar momentos con cualquiera, más bien con muy pocos. Tenía que ver algo especial en el alumno, que en Ariel lo encontró. No se como explicarlo, nunca le pregunté porque yo. Se que le caía muy bien, me apreciaba muchísimo, dice nuestro ilusionista sin darle demasiadas vueltas al asunto. La intimidad llegó a ser tal que René le confió la realización de un libro, Vistazos, donde Lavand plasmó sus técnicas, para que no desaparezcan con él. Con esta publicación, quiso nada menos que transmitir post mortem varias de sus pericias. Me propuso hacer un libro técnico para magos que se sigue vendiendo. Él me expresó toda su técnica y teoría para que yo la vuelque a un papel. Confió en mí y en mi fotografía para hacer todas las tomas. Se abrió muchísimo y con nadie lo hacía. Han venido magos internacionales y los ha atendido dos minutos, nos confiesa Ariel. Y aunque le cueste encontrar respuesta, seguimos indagando para saber porque él, y nos dice que creo que hablábamos el mismo idioma, no solamente por hacer el mismo arte, sino en la parte técnica. Cuenta que aquellas charlas, en los últimos años, hablábamos mucho de cómo llegó ser René, me apuntó muchísimo. Me enseñó a descubrirme a mí, que es lo que quiero. Sabe, por supuesto, que fue un privilegiado, conoce perfectamente la marca que dejó René Lavand en el mundo mágico, y cada vez que menciona que compartió esos momentos con él, se le abren puertas. Van a pasar épocas. Robert Houdin cambió la magia, lo mismo Harry Houdini y pasaron muchísimos años hasta que llegó Copperfield. Lo mismo fue René Lavand, ahora va a pasar mucho tiempo para que aparezca otro personaje de esos que haga un gran cambio, porque todos los que habemos somos más de lo mismo. MAGIA CON CUALQUIER COSA Como no podía ser de otra manera, lo que más le gusta a Ariel, son las cartas. Me encanta la cartomagia, ver hasta donde puede llegar la manipulación del cerebro, como podemos ser engañados muy fácilmente. Y poder mostrarlo sin enseñarlo, la trampa me permite dar la mano de póquer que yo quiera a quien yo quiera, y que el jugador no se de cuenta, nos va contando el mago, pero confiesa que no se va a animar nunca a hacerlo jugando en serio, admite que para eso hay que tener otro temple, como el del ladrón que entra a robar con una pistola. De todos modos, no se queda solo con los naipes y comenta que ahora estoy abocado, por cuestión laboral, al stand up con magia, a ponerle humor a la magia. La gente quiere divertirse, pero no quiero dejar la magia, no saco el papel del mago, que la gente se asombre. Y así se lo puede ver haciendo sus trucos casi donde sea, no solamente desde la comodidad que brinda un escenario: Tengo varios contextos y lo tengo que hacer porque vivo de eso. Hago recepciones; actúo en bares con la música al palo; en un Casino como el de Mar del Plata al lado de la barra con la licuadora, las maquinas con su ruido, yo al medio y la gente que perdió mirándote esperando divertirse. Todo eso me ayuda mucho. Es oficio. Con lo que encuentre puedo hacer magia, porque me especialicé en eso. Y así como cambia el entorno, cambia de públicos. Ariel puede deslumbrar a chicos y grandes, sabiendo acomodar su show. A la hora de marcar diferencias, nos cuenta que al chico, si bien le mentís, tiene que ser muy sutil, porque no se come cualquiera. El grande se ilusiona. El nene se adelanta a lo que va a suceder. Y esto de rotar de ámbitos, fue haciendo que la prueba y error sea parte del asunto, porque como en todo, las cosas no siempre salen como se espera, pero Ariel confiesa que me gusta mucho la improvisación. He creado juegos a partir de esos errores, porque nadie sabe como termina el juego. Si el 3 de Picas es tu carta, y saco el 10 de Corazones, eso puede potencia el efecto. Si tiro la carta al aire y sale la tuya, está bueno; y si me equivoco, pero luego doy vuelta la carta y aparece la tuya, es doble el efecto. Ahí vas creando y agregando cosas. Como dijimos, su talento lo ha llevado a mostrar su arte en todos lados, incluso hace un par de años viajó a Brasil, para ser parte de los expositores en un gran evento. Son congresos de magos. Se pone una puesta de artistas y el congresista paga para aprender de esos magos. Hice el homenaje a René acá en Tandil, traje un mago de afuera, y él compartió parte de ese material con al gente de Brasil, resume como llegó al país vecino. Y el destino, como al principio de su carrera, siguió haciendo de las suyas, y las vueltas de lo vida lo tendrán pronto en Uruguay, como parte del Festimagia 2016. Y hablamos del destino porque como cayó entre los elegidos: El mismo amigo, me invitó a ir a Mendoza porque lo habían contratado. Llegamos un día antes y fuimos a cenar con algunos magos. Charlando, hice unos juegos con naipes. Al otro día, hubo paro de Aerolíneas y los magos chilenos no pudieron ir, entonces había quedado un hueco en el show de gala. Un uruguayo que me había visto, me propone, me prestaron los materiales, actué, tuve la buena fortuna que hice el cierre y las ovaciones fueron para mi. Hay que estar en el momento justo y hacer las cosas bien. Repasando sus méritos y logros, está demás decir que Ariel transita un excelente momento profesional, al punto de decirnos que su objetivo lo está cumpliendo porque vivo de lo que me gusta, me tienen en cuenta por lo que hago. Recibo los halagos por los que vive el artista, me llaman de afuera y de todas partes del país, de Ushuaia a Salta. Pero siempre hay cuentas pendientes, y agrega que me encantaría entrar a Europa. España tiene la mejor magia de cerca del mundo. El otro día estuve hablando por teléfono con el referente número uno de la magia de España, quien introdujo a René Lavand en ese país, Juan Tamariz. Le conté lo que hacía, quiero que me vea, y son personajes con los que tenés que estar. El organiza congresos exclusivos que solo vas por invitación, y quiero que me invite. Ese sería mi próximo paso, que me llame para el Escorial de Magia. "EN ARGENTINA LA MAGIA ESTÁ POR EL SUBSUELO" Tantos años de hacer y ver magia, lo han convertido al tandilense en palabra de confianza para evaluar la situación de su arte. Cuando se le pregunta como está la cosa por nuestro país, es lapidario: Hace un año, cuando René estaba vivo, estaba por el piso, ahora debe estar por el subsuelo. Está muy mal vista la magia en Argentina. Si salís a la calle y preguntas por los referentes, te dicen el Mago Sin Dientes o el Mago Black. La generación que está viendo esto, no va a querer magos. Reconoce que hay excelentes magos argentinos, pero todo pasa por la televisión que tenemos. Estos dos (volviendo al desdentado y al morocho) son mediáticos y eso es lo que vende. Yo los conozco a ambos, y ellos lo saben, pero les sirve. GALERÍA DE FOTOS: [gallery columns="1" size="large" ids="123494,123495,123496,123497,123498,123499,123500,123501,123502"] NOTA PUBLICADA EN EL SEMANARIO EL DIARIO DE TANDIL DEL SÁBADO 2 DE ABRIL DE 2016
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