27 de junio de 2020
Inza es un
apellido ya marcado en la tradición tandilense, sobre todo desde la creación de
Época de Quesos, hace casi 30 años. Rodrigo (aunque todos lo conozcamos como
"Lole") es uno de los hijos de Teresita, la fundadora, y uno de los encargados
de continuar con el legado, junto a sus hermanos. Además, también supo hacerse
un nombre propio, por ejemplo ahora como Director de Turismo del Municipio. Se
sentó con El Diario de Tandil para repasar un poco su historia.
"Lole" nació en
el 77, en nuestra ciudad. Desde chico,
fue a la Escuela Normal y allí hizo toda la cursada. "Desde primer grado me volvía solo de la escuela, imagínate lo que
cambió Tandil", dice recordando esos recorridos hasta 4 de Abril y Pinto,
donde vivía. Se hizo de muchísimos amigos del barrio, mientras jugaba al tenis
en el Club Independiente, pero como varios de los chicos con los que se juntaba
jugaban al rugby en Uncas, se fue para allá, de donde mantiene otro gran grupo
de amistades.
"Nací en lo que era La Casa del Queso", nos cuenta. "Mamá era de familia de tamberos, y de parte de mi papá, González
Guerra, de la fábrica Cruz del Sur".
"Ya nací entre los quesos y salamines, también con
el turismo. La Casa del Queso vendía muchos productos delicatesen, mamá viajaba
mucho a Buenos Aires para traer novedades y cosas distintas, que con el tiempo
aparecieron en otros lados. La persona de Tandil que iba al negocio, iba a
buscar esas cosas",
repasa.
Llegando la
década del 90, sus padres se separaron, los cuatro hermanos se fueron con la
madre. No quedó una buena relación con el padre, aunque aclara que con varios
de sus primos excelente relación. "Ese cambio fue una bisagra muy importante
en mi vida. Desde lo económico, lo familiar, desde varios puntos. El escudo que
se puso mi madre para sacar adelante la familia y proteger a sus hijos fue muy
grande. Veníamos de una situación económica muy cómoda, pero todo eso se cayó y
hubo que arrancar de nuevo. Entonces mamá empezó a armar Época de Quesos, con
un esfuerzo terrible, mucha ayuda de proveedores, amigos y una gran cantidad de
gente. Abrió este negocio pensando ya en el turismo", recuerda.
Afirma que "estábamos económicamente destruidos, me
acuerdo que llegaban amigas de mamá a casa con un paquete de salchichas, no
teníamos para comer, fue muy duro. La familia Inza nos ayudó mucho, a mi tío
Hugo y mi tía Beba les debo todo. El negocio empezó a funcionar, mamá le puso
un esfuerzo terrible. No había un estudio de mercado, mamá lo hizo porque sabía
vender quesos y salamines, estuvo siempre en el rubro", señala y resume que
"siempre hago un comparativo que el
crecimiento turístico que tuvo Tandil fue también el crecimiento de Época de
Quesos, van de la mano".
Detalla que en
esos momentos los únicos dos proyectos tandilenses apuntados de lleno al
turismo eran La Posada de los Pájaros y Época de Quesos: "Mamá trabajaba constantemente con ellos. Hacían convenios para ir a
promocionar a Buenos Aires la Posada, Época y algunos otros lugares más". Ese
fue el primer paso para formar el grupo Meta, donde se juntaron varios actores:
"Se suma Charly Centineo, primer guía de
la provincia; Gabriel Barletta, con las cabalgatas; la familia Bedascarrasbure,
con las primeras cabañas provincia. Empiezan todos en conjunto, con los
directores de turismo, a trabajar yendo a Buenos Aires a promocionar y vender
la ciudad. Ese grupo de personas, que fueron muchas, marcaron una línea,
pusieron la calidad por delante, eso logró el resurgimiento del turismo en
Tandil".
Señala la llegada
del intendente Lunghi como un quiebre muy importante, con la creación de
Instituto Mixto. "Mi hermana Victoria
siempre estuvo más en el día a día del negocio, a mí me gustaba más lo social.
Mamá hacia las dos cosas. Siempre recuerdo que siendo chico acompañaba a mi
mamá a las reuniones. Lunghi, cuando estaba de candidato recorriendo las
actividades productivas, cayó con los de turismo, yo estaba sirviendo café y
cuando llevaba la bandeja escucho a Miguel preguntar que necesitaban y yo le
dije "un ente de turismo". Mi mamá y
los que estaban me miraron para que me calle. Y así los mayores que estaban
empezaron a hablar de esto", cuenta entre risas. Ese encuentro fue el
puntapié inicial para el Instituto: "Es
lo que nos vende afuera, de otros destinos nos preguntan cómo lo hacemos".
Volviendo a su
historia personal, luego de la secundaria se fue a vivir a Buenos Aires, a
estudiar Derecho. Duró poco y volvió al pago para estudiar en la Facultad de
Ciencias Económicas. "No terminé, soy
vago para el estudio", se confiesa, pero dice que otro gran motivo para el
retorno fue que "también me tiraba mucho
Mercedes, mi señora con quien estoy hace 25 años".
Las idas y
venidas, lo llevaron de nuevo a Capital, para vivir otros cuatro años. Allí trabajó
en un Juzgado Federal como meritorio, donde apilaban los amparos por el
corralito: "No daba más, era un caos
absoluto. Mamá necesitaba gente acá, entonces me volví. Ahí empecé a trabajar
bien metido en el negocio y me doy
cuenta de la importancia que tenía".
Siguiendo con el
tema de la picada tandilera y su fama, cuenta que "si hablás con un montón de empresarios de Tandil, te van a decir que
la bolsita con los quesos y salamines de Tandil, les ha abierto un montón de
puertas. Son productos famosos. Tenemos buenos pastos, buena materia prima,
pero sobre todo tenemos buenos tipos que saben transformar eso en un buen
producto. Viene la parte de italianos en lo que es fiambre, la parte vasca en
lo que es leche. No hay en otra parte del país un trabajo tan aceitado como el
que tenemos acá"
Ya trabajando muy
consolidado en Época de Quesos, el año pasado la familia sufrió la pérdida de
Teresita. En medio del dolor hubo que reacomodarse. "Las empresas familiares es un mundo que me encanta, pero es muy
difícil, tienen otra lógica", afirma.
Dice que "desde antes, en ese proceso, hubo un
quiebre. Tuve muchas discusiones con mamá, mi hermana en el medio porque
entendía que teníamos que hacer cambios estratégicos y mamá no salía de su
lógica. Entonces decidí alejarme. Mamá estuvo enojada como un año hasta que se
dio cuenta que no me había equivocado. Ambos sentimos el vacío, a mí me hizo
crecer, armé el Valle Del Picapedrero con Alberto Del Castillo, también trabajé
con Las Dinas. Mamá y Victoria se unieron mucho más y avanzaron en muchas cosas".
"El fallecimiento de mamá hizo que nos preguntemos
como hacíamos. A mi hermana Victoria creo que fue a la que más le afectó, pero
enseguida los otros tres hermanos la rodeamos y nos pusimos a su disposición.
Hoy en día, estamos trabajando en equipo, pero obviamente que Victoria es la
que toma las decisiones. Mamá era una cosa, todos nosotros somos otra, pero
tenemos la cultura de lo que era Teresa porque lo hicimos juntos. Mi miedo son
los nietos y quienes vengan después, que nosotros podamos transmitir eso, que
mantengan ese espíritu de como se hizo esto", analiza. Los hijos de "Lole" - Vicente (10) y
Gregorio (8), "todavía son chicos, pero
mis sobrinos que son más grandes. Morita, la nena de mi hermana, es la línea de
mi mamá."
A fines del 2019,
con el nuevo periodo de gestión de Lunghi como intendente, asumió la
responsabilidad de ser Director de Turismo. Explica que "a la política siempre la vi desde las instituciones, estaba muy
metido, pero es nada que ver desde lo público. Ya me habían ofrecido el puesto
dos veces, pero dije que no. En esta, dije que si porque está bueno estar en
algún momento en la función pública, es un desafío, y ni hablar acompañando a
Miguel Lunghi. Es su última gestión como intendente y para mí es un orgullo ser
parte. Me convocó Marcela Petrantonio, que me mostró cómo iba a ser. La
Dirección de Turismo iba a volver a Desarrollo Productivo, con un trabajo más
en equipo, muy metidos en la gestion asociada".
"Cuanto uno más lejos está del poder, más fácil es
criticar; y yo he sido de los que han criticado. Por eso ahora me pongo yo,
para ver realmente lo difícil que es", observa y añade que "me encontré con un equipo de trabajo impresionante, todos
predispuestos, con ganas de ayudas. Me siento muy cómodo."
Analizando la
realidad, el turismo fue uno de los sectores más afectados por la pandemia.
Inza lo sabe, pero asegura que es el momento para empezar a planificar: "Obviamente, aclarando que conocemos el
diagnóstico del sector, sabemos que está totalmente en crisis. El primer eje
que planificamos, fue la comunicación y es algo que nos está ordenando. Estamos
definiendo que vamos a hacer y de qué manera cuando reabra la actividad. Cuando
volvamos a la normalidad, que no sabemos cuál va a ser, Tandil va a ser uno de
los destinos que va a estar en la mira de todos".
Asegura que "La pandemia demostró la importancia que
tiene el turismo en la ciudad. Creo que nos debemos un trabajo muy fuerte hacia
adentro. La gente de Tandil debe entender la importancia que tiene el turismo
para la ciudad. Es un problema que no hemos sabido comunicar nosotros, tanto de
lo privado como de lo público".
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