26 de marzo de 2019
"Una de las razones por las cuales he elegido un oficio manual, es que prefiero que sean mis manos las que piensen. Es más fácil"
Arthur Conan Doyle
Llegaba a casa y entrando al garaje, me pareció oír un sonido de armónica. Apagué el auto, accioné el portón...y volví a oírlo. Rauda abrí, y para mi sorpresa cuarenta años hacia atrás en el tiempo me devolvieron una figura joven, en bicicleta, con su piedra a pedal, una mochila negra y una campera roja arrollada en el cuadro. Lo llamé sorprendida, pensando en varios cuchillos valiosos y tijeras heredadas que se amontonaban en un cajón, desafiladas hace años, sin poderlas usar.
Alfredo Quiroga (32) es de Olavarría, su abuelo fue afilador y su padre también. El sigue el oficio, pasa por Azul y viene a Tandil cada 2 meses y se queda una semana o 10 días: "tengo mis clientes, mi recorrido y siempre doy una vueltita por algún barrio nuevo. Mucha gente tiene cuchillos fantásticos y no lo sabe, otros los han guardado porque saben bien el valor y lo que significa tener buenos objetos de corte".
Para este mundo fugaz de comprar, usar y tirar las, técnicas -y la costumbre- de afilar tijeras y cuchillos pasó de moda. Pero no, un buen acero siempre será bueno. Los "serruchos" en los cuchillos no reemplazan el buen corte de una buena hoja. Alfredo recuerda a su abuelo, y su papá, confesando "intenté que algunos chicos jóvenes aprendieran, pero no tienen ganas. Hay que ponerle horas y salir de ronda. Ellos no quieren. A mi me rinde porque soy prolijo, cumplo mi palabra y cuido a mis clientes. Puedo mantener bien a mi familia solo con mi oficio".
Un cuchillo o una tijera buena, no solo necesita afilado, pide mantenimiento y cuidado. Alfredo lo explica sencillo: "primero nada de calor, ni agua caliente ni tocar fuego o brasas. Ni bien una cuchilla toca una brasa -aunque sea con la punta- ya está el filo arruinado. No hay manera de re templar. Hay hojas muy buenas de hierro puro templado, pero lo mejor es el acero inoxidable que es una aleación perfecta para mantenerse por años y años. Limpiar con detergente y agua fría, ¡ojo con el ácido del limón o del vinagre, del tomate o la cebolla! Nunca guardar cuchillo contra cuchillo, una vaina- aunque sea hecha de tela y cosida así nomás- es suficiente. Hoy están de moda los porta cuchillos de madera, hay que ver si coinciden las ranuras con los cuchillos que tenemos, y más barato todavía, muy cómodo y eficaz: la barrita imantada. Dura mucho, siempre quedan a mano y sobre todo colocarla alto en los azulejos de la mesada para que los chicos no lo alcancen. Con eso basta".
Tras recuperar una cuchilla Solingen de mi padre, hablamos de la chaira, la fui a buscar. Me explicó que el carnicero hace una "coreografía rápida" y no logramos saber como es, se confunde si de abajo, de arriba o de costado. Me dio una clase y saque las fotos.
La chaira tiene una rodela, un tope al final de la empuñadura para proteger la mano del filo, porque el movimiento inicia allí, con el filo para abajo, hacia la mano y sobre la cara superior del cuchillo. Se desliza el filo de abajo hacia la punta de la chaira haciendo correr la hoja en diagonal hasta el vértice, luego la hoja vuelve por abajo, desde el tope hasta la punta, también en diagonal. Varias veces y con firmeza.
ACERO INOXIDABLE
La primera muestra histórica de aleación de metales capaz de evitar la corrosión a la intemperie, data del año 400 d.C., y está en la India: el Pilar de hierro de Delhi. Es pequeño, solo mide 7,21 metros de altura; no es bello ni de fina terminación, tampoco es representativo del arte hindú; pero este pilar ha pasado a la historia de la siderurgia por haber sido capaz de estar en pie 1.600 años sin haber sufrido las consecuencias de la oxidación. Como innovación moderna, y pensando en algo ANTICORROSIVO, hay que buscar en Inglaterra, allá por 1872 cuando los científicos Woods y Clark, registran una patente de una aleación de hierro resistente a ciertos ácidos que contenía entre un 30 o un 35% de Cromo y un 2% de Tungsteno; se la considera el primer antecedente patentado del acero inoxidable. Pero fue la 1°Guerra mundial cuando buscando aleaciones más eficientes para las armas, sobre todo los caños de pistolas, cuando el químico inglés Harry Brearley -en Sheffield- anunciar una fórmula con un porcentaje de 0,24% de carbono y un 12,8% de cromo. La guerra impedía la formalidad de las patentes, así Brearley recién en 1915 logró su patente en EEUU. Al mismo tiempo Alemania también buscaba la manera de evitar la corrosión en el hierro, y la empresa Krupp tenía a sus investigadores Eduard Maurer y Benno Strauss, trabajando en un acero durable, eficiente y multiuso con similares porcentajes de idénticos materiales. Casi en simultáneo presentaron la patente del Stainless Steel. Corría 1915. Hoy contamos con muchísimos tipos de aceros inoxidables, con múltiples porcentajes que también suman magnesio, níquel o molibdeno, según se los requiera más elásticos, o más rígidos. Como todos los tipos de acero, el inoxidable es una aleación cuyo principal componente es el hierro, al que se añade una pequeña cantidad de carbono y de cromo. Esto lo vuelve brillante y altamente resistente a la suciedad y a la oxidación. Esta «resistencia a la corrosión», es lo que hace al acero inoxidable diferente a cualquier otro acero. Es un material sólido y no un revestimiento especial o un "baño" aplicado al acero común para darle características "inoxidables". Existen muchos aceros cubiertos o "bañados" con metales blancos como el cromo, níquel o zinc para proteger sus superficies o darles otras características superficiales. Pero ESO NO ES ACERO INOXIDABLE. A nuestro alrededor tenemos infinidad de ejemplos que usan esta maravilla... que no se oxida jamás: Electrodomésticos, sanitarios, canillas y piletas, vajilla, elementos para la industria automotriz, aparatología para la salud, instrumental quirúrgico, infinidad de usos en la construcción (edificios, estructuras, mobiliario urbano), en la industria de la alimentación, en la refrigeración y la calefacción, en ductos y conductos varios, en la arquitectura como diseño y revestimiento, herrajes o molduras. En la vestimenta tanto de tela como de cuero, hebillas, tachas, herrajes. En cada casa hay tijeras y cuchillos, que se pueden afilar y lograr un corte perfecto. Cuidado: el calor es su máximo enemigo, aún para los de categoría 310, que resiste hasta 1150° C, pero por pocos instantes. No solo lo destempla, sino que lo puede derretir como manteca. Ahora podemos llevar anillos y cadenas de acero de grado 316L, llamado acero quirúrgico. Luce como el oro blanco o el platino, pero es mil veces más fuerte que ellos, no se oxida, no se oscurece y no produce alergias en la piel. Es noble y fuerte a la vez que se logran hermosos diseños en joyería contemporánea. Este LUJO no es nuevo, ya tiene 90 años, cuando estrenó su detalle de categoría en 1929 en el corazón de Wall Street (NY), en el Edificio CRHYSLER, estilo art déco cuyo remate ostenta una «cúpula artística» con forma de estrella gigante de treinta puntas ¡toda cubierta por láminas de ACERO INOXIDABLE! Esta demostración del poderío del acero en la modernidad de los años '30, en la era del automóvil, recién necesitó una "limpieza" en 1961...y todavía sigue brillando.
Busqué mis tijeras, esa Sheffield de mi abuela, muy "colonial" que siempre estuvo en el costurero de mi casa, también otras de marca DOS CLAVELES: "son buenas, son nacionales, pero vale la pena gastar en una buena hoja, en Tandil hay muchas hojas ESKILSTUNA, son suecas, y son extraordinarias. Las tijeras hay que separarlas, porque en el apuro uno corta de todo, las de tela SON PARA TELA, y si cortan papel pierde enseguida el filo. Hay que saber guardarlas y tenerlas escondidas para no estropearlas con nylon, cartón o PVC. Hay que limpiarlas con alcohol fino y nada más. Algunos las afilan con un vaso como si cortaran el vidrio, yo aconsejo...afilar con una aguja. Si trae una aguja de lana le muestro..."
SECRETOS entre costuras: Mi tijera colonial, acero Sheffield de 1880, cuando mi abuela se despidió de su hijo embarcado en el St. Andrews en los Docks de Gallions Reach, recuperó la vida. Las tijeras pueden mantenerse afiladas, de manera casera. Eso sí, debe hacerse en forma periódica...y con una aguja de coser lana, por ejemplo, porque es mas gruesa y facilita las maniobras. Del centro hacia la punta apoyada en el bisel del filo, porque las tijeras solo tienen un filo en caja hoja móvil, por tanto, empecemos con uno desde la unión hacia la punta varias veces... y luego lo mismo con la otra hoja de la tijera. Apoyar firme y en diagonal... ¡Funciona!
Un oficio que supera al tiempo y aporta saberes que transitan la vida, aun en tiempos ultra tecnológicos mantienen su valor: "Yo aprendí con amor y desde chiquito, me di una forma de vida y sé que hay mucha gente que cuida los filos, los necesita y sabe como separar lo bueno de lo no tan bueno. Las hojas de Tandil...son famosas y eso se nota, mucha gente tiene su piedra de afilar y la usa muy bien. La historia de los facones de plata y oro se continúan, tal vez ahora en alpaca y con mangos de asta, hueso o cuernos. Y a esas maravillas siempre las acompaña una buena hoja de un buen acero. Creo que por eso acá me esperan, y cada 40 días mas o menos...yo me doy una vuelta".
Como dice el refrán: "Amigo que no da, y cuchillo que no corta, si se pierde no importa"
Gracias Alfredo Quiroga, por la charla, los secretos y los buenos modales.
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