1 de mayo de 2025
A tres kilómetros de Estación De La Canal, se encuentra rodeada de protectores árboles, este emprendimiento familiar
por
Noelia, de Tandil A Gusto
Aquí me encuentro, con el folletito de La Juanita en mano y solo algunos recuerdos que intentaré describir porque ese día, el día de mi visita, no quise retener todo en mi agenda.
Cuando deseo
visitar un establecimiento como un restaurante o un lugar que cuenta con una
tienda de venta al público, no doy previo aviso. Intento captar el momento real
y crudo de lo que se vive siendo comensal o cliente del lugar. Me fascinan las
expresiones naturales de la gente en su estado más puro, sin que intenten
causar una buena impresión.
La primera vez que el Paraje de la Canal me
vio llegar, detuve mi mirada mucho antes de arribar a destino, para observar
junto a una tranquera, un cartelito que citaba "La Juanita quesos", ¡así que allí es! pensé. Me vinieron
recuerdos, donde en mi almacén predilecto, preguntaba "Nancy, ¿has traído el queso
de La Juanita? Tandil, ofrece una variedad de productos de calidad, pero
siempre sentí que mi mesa solicitaba casi caprichosa, los productos de este
emprendimiento en particular; los sabores siempre destacaban.
Era sábado por la tarde, cuando nos
encontramos atravesando el camino de árboles, campos sembrados y unas curiosas
vaquitas que observaban nuestros movimientos. Ellas reposaban enormes al sol,
despreocupadas. No lográbamos divisar a nadie hasta el momento. Entre plantas
que cobijaban el lugar, se encontraba esta pequeña casita a lo Hansel y Gretel.
Todo era reposo allí. Esperamos luego de tocar el timbre y la sonrisa de
Guadalupe nos abrió la puerta.
Al momento de cruzar el umbral se activó mi
sentido con fuerza: el aroma de los quesos me abatió sin pausa. La casita por
dentro tenía un gran mostrador en madera barnizada, y sobre él había distintos
productos como dulces y alfajores con sus respectivas cajitas abiertas,
invitando a la compra. Tanto a la derecha como a la izquierda, las paredes
estaban decoradas con largos tablones que contenían seductores quesos, algunos
en porciones a la vista con film que te hacían soñar con el bocado. Guadalupe
se encontraba junto al mostrador, risueña, y detrás de ella había una pequeña
pantalla led donde pasaban imágenes del emprendimiento,
de distintas personas trabajando, de las vacas, de su amor. "Lácteos La
Juanita, tradición de familia" citaba el eslogan. Y entonces Guadalupe dijo
"tenemos quesos de pasta blanda, semi dura y dura". Las heladeras junto al
ventanal, contenían quesos cremosos y productos variados.
Revoloteaban en mi mente, las ganas de tomar
la foto para ustedes. Pensé "qué extraño sería tomar una foto del lugar sin
explicar el motivo". No tuve opción y tuve que "revelar" mis intenciones. Creí
percibir una risa nerviosa por parte de Guadalupe que a los pocos minutos me
dijo: los dueños del lugar se encuentran aquí.
Entonces Graciela se presentó en el lugar, sorprendida por el encuentro.
Se resistió al comienzo de la charla, a avanzar con lo planeado, pero al fin
cedió. Nos decía "mi hija Agustina, que es la Presidenta del Cluster Quesero,
está más habituada que nosotras, con el tiempo nos pusimos medios chúcaros".
Josefina entró con aire confiado y amable. Nos
contó acerca de su abuelo Matías, quien comenzó con la actividad de cría de
vacas y ovejas. Dijo que su padre se sumó a la actividad entregando leche a una
fábrica de Tandil. Podía percibirse en
su tono de voz, el perfecto entendimiento por la lucha de sus anteriores.
Soltó "todo comenzó con las inundaciones, el
camión que recogía la leche no pudo pasar durante semanas, entonces a través de
la receta de mi abuela de un queso pategrás, mi papá decidió vender esos quesos
en la ciudad" rememoraba con orgullo.
Graciela señaló la pantalla led y dijo "esa
soy yo". Era una foto donde se encontraba con un gran palo revolviendo la leche,
con pujante actitud. "hoy contamos con más de 300 vacas" dijo Josefina.
Inevitablemente, solté "¿por qué se llama La Juanita?", observó con una sonrisa cómplice a
su madre y citó a la única hermana mujer de su abuelo entre varios hermanos.
Mientras Graciela nos contaba de los productos que ofrecen además de los
quesos, como dulce de leche, licores, alfajores y manteca, Josefina se retiró
por un instante, para volver con un cuadro en mano. "Viste mamá que te decía, ahora me quedo con la conciencia tranquila"
dijo, ratificando la cantidad de hermanos que tenía su abuelo Matías.
Caminamos junto a Graciela por el campo, donde
nos encontramos con tres llamas y algunos pavos que iban y venían, decorando el
paisaje. Regresamos a casa con variados productos: un delicioso licor de dulce
de leche, un quesito cremoso y un quesito sardo. De más está decir que aquellos
productos con memoria, reconfortaron
nuestros corazones. Agradecí tener el gusto de poder hablar directamente
con los productores para rememorar así con mi próximo mordisco de queso La
Juanita, parte de la historia de una familia que dialoga a través de sus
productos.
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