8 de agosto de 2018
por
Mauro Carlucho
Los convulsionados años 60
"Nací el 27 de abril de 1963. Años de revuelos, de
generar igualdades. Mi madre, Himelda. Docente y asistente social, nunca paró
de aprender. Mi viejo, un liberal en el buen sentido de la palabra. Siempre muy
observador y conciente de las desigualdades. Y de que todos somos iguales, que
lo que importa es lo que uno es, no lo que debe ser. Ese fue mi viejo, que
además tenía el berretín de las herramientas. Atrás de mi casa había un taller.
Tuve una infancia muy linda. Guardo los mejores recuerdos, con muchos olores.
Casa de los abuelos, té con leche, el alcohol de quemar para prender las
estufas y las cocinas, el olor a queso...".
La abuela Marcelina
"Por parte de mi madre, mi abuelo murió muy
tempranamente. Pero sí recuerdo a mi abuela Marcelina, que era inspectora y
laburaba muchísimo. Estaba en Cerro Leones y los del tren la puteaban porque
siempre llegaba tarde, andaba de acá para allá. Después se jubiló y vivió de
noche el resto de su vida. De día dormía y de noche pintaba y escribía. Una
mujer muy interesante. Recuerdo su letra y sus cuadros. Siempre me quedaba
horas mirándolos, tenía la sensación de que era como abrir una puerta y entrar
en ese mundo de mi abuela. También recuerdo que tenía un piano y yo de muy
chiquito tocaba una nota por vez y apoyaba un oído en la madera, que también
tenía un olor en particular. Estaba horas escuchando la nota y lo que sonaba
después de la nota.
Por parte de
los abuelos paternos, mi abuelo era rengo, le faltaba una pierna, un
personaje, político, todo el tiempo puteando y discutiendo. De asados
interminables, era un contador, un mentiroso increíble, contaba cuentos y el
mundo se detenía. Recuerdo de los asados, un tío que cantaba tango y otro que
acompañaba. Tocaban muy bien. Raúl Cheves y Arnaldo Pérez se llamaban. Entonces
la primer música en vivo que yo escucho, a los 6 años, fue 'Vieja viola', 'Las
cuarenta', 'Sur'. Asados interminables, primos, patios, los domingos a esa
hora, a las seis de la tarde, que había que volver a bañarse porque al otro día
había que ir a la escuela, y esa desazón. 'La hora de las brujas', que también
la recuerdo..esa época la pasé muy bien".
El "rengo" del Cine Americano
"De pibe me pegó mucho el cine. Ibamos los
miércoles al Cine Americano. Mi vieja me daba 25 guitas, una moneda, para pagar
la entrada. Y me daba otra de 5, para comprar un sanguchito de mortadela.
Chirolas eran. Las películas de romanticismo nos aburrían en esa época. Se
daban un chupón y todos silbaban, queríamos tiros, espadas y trompadas. Tengo
unos recuerdos de ese cine, unos olores. El piso de madera, las butacas. En la
películas de romanos nos empezábamos a cagar a trompadas entre todos y el
acomodador, que se llamaba el rengo, empezaba a los gritos. Cortaban la
película, prendían la luz y se acababa la joda. Eran películas de celulosa, se
cortaban. Cuando se cortaba todo el mundo empezaba a silbar. Imaginate que la
de El llanero solitario, por ejemplo, se cortaba cuando estábamos a punto del
duelo, entonces empezábamos a patear el suelo. Yo me quedaba hasta que mi vieja
venía de noche, le decía al rengo y pegaba el grito 'rubio, rubio!' entonces yo
sabía que me venían a buscar. Yo creo que volaba en esa época ¿sabés?, de
grande uno se pone más boludo. Pero vuelvo al rengo, el
acomodador. Recuerdo que fumaba como un caballo y decían que tenía una trompada
tremenda, que había atravesado una pared. El mito del rengo era, entonces todos
lo respetábamos".
Los muchachos de mi barrio
"En el comienzo de la adolescencia mis viejos
compraron una casa grande en Alem al 300. Vieja y muy linda, de galería y patio
central, con esos pisos cerámicos rojos que eran medio anaranjados. Ahí aparecen los amigos del barrio. Tenía un
amigo a la vuelta que se llamaba Walter, otro amigo a tres cuadras, Mauricio, y
después se sumaba el Vasco, Pablo, Víctor, Germán, Federico. Eramos un montón.
Recuerdo que la casa estaba siempre llena de amigos, llena de gente, la puerta
nunca estaba cerrada con llave. Todo el mundo entraba y salía. Mi vieja
preguntaba: ¿quién se quedan a comer? Y había comida para todos. No era por
abundancia, sino porque la comida era para todos. Despues nos ibamos al Bar
Ideal y nos quedábamos ahí. Con cinco guitas que juntábamos tomábamos un café
entre todos y nos quedábamos ahí hasta
la amanecida, cuando los mosos empezaban a subir las sillas arriba de las mesas
y nos teníamos que ir. Ese bar siempre fue muy interesante, había gente más
grande que nosotros, Jorge Montejo, el vikingo, Guillermo De Marco, el bocha,
toda gente grande, visagra, una generación visagra. Camilo Borga, un arquetipo,
un loco lindísimo, poeta, que iba de pijama tomando mate por la calle, que todo
Tandil lo recuerda. Toda esa gente que se juntaba en esa esquina. No sé cómo
pasaba el tiempo ahí pero era tan agradable estar. Y nosotros que pretendíamos
una lucidez, la inteligencia, porque hippie no daba en esa época y además
padecimos el militarismo. En esa época teníamos un amigo que venía de La Plata,
Pablo Galarreta, que nos despertó a todos, nos puso al tanto de los 30000
desaparecidos, nos hacíamos los intelectuales y no nos salía bien, pero bueno, era lo que pretendíamos hacer".
El escrache a John Travolta
"En esos tiempos teníamos cosas de la resistencia
estúpida. Nosotros eramos de King Crimson, de Yes, Emerson, Lake and Palmer. De
Crucis y del Flaco Spinetta. Bueno, cuando vino una pelicula de Travolta
llenamos de huevos, harina y leche el frente del Cine Avenida. Después llamamos
al diario para que vean la protesta y no fue nadie, pasó desapercibida. Nos
debe haber re puteado el que tuvo que limpiar. Esas resistencias estúpidas.
Noches esteras en el taller de mi viejo atrás de mi casa, queriendo hacer
submarinos para entrar en el dique, esas cosas quijotescas, pero bueno,
pasábamos noches enteras disfrutando de los amigos del barrio. Hacedores de lo
imaginario, nada más".
El primer amor
"En mi casa había una batería que se había comprado
mi hermano. Entonces estaba Esteban Berrozpe, que tocaba el bajo, y Elviro, que
tocaba temas del Flaco Spinetta. Yo era muy pendejo, todavía no había empezado
con la guitarra. Mi hermano había empezado a estudiar con Eduardo Tolosa. Por
esa época me empecé a animar. Le manoteaba la guitarra y me ponía a joder. Enseguida me di cuenta que tenía mucha
facilidad. Así empiezo a tocar. Tanto que a mi hermano se le llenan las pelotas
y me dice comprate una guitarra y anda a estudiar vos. Así fue, compré la guitarra
y me fui a estudiar con Tolosa. Ahí empecé a estudiar mucho. Fue mi primer amor
la guitarra, realmente. Me enamoré perdidamente".
Tocar para vivir
"Empecé solo, había hecho un repertorio de 6 temas.
Toqué antes de algunos shows de Jorge Montejo, antes de ser Paolo. Y en otros
lugares chiquitos. Después hago un dúo con Coie Granato. En el 82 hacemos un
encuentro de músicos tandilenses y músicos del centro que fue hermoso. Luego,
un grupo que se llamó Natural. Con el flaco Zaganías, que cantaba sus
canciones, Alberto Vinssennau, Coie Granato y Maguila Althabe, ¡Maguiila,
Maguila!. Un tiempo después nos encontramos con Oscar Tabano, hicimos un dúo y
salimos a tocar. Un primer tema que sale se llama 'Zamba de la retama'. Y surge
La Forestal. Con Eduardo Iturrióz, Guillermo Yrigoyen y Maguila. Paralelamente
yo estaba dando clases en la Escuela de Música, aunque tengo cierta fobia
institucional. Me caso simultáneamente. Tengo 3 hijos: Federico, Catalina y
Bernardo. Tres monstruos, muy grandes. Por los cuales yo daría la vida. Con La Forestal entramos en un proyecto que
se llama Radio Alternativa. Donde había músicos muy conocidos como León Gieco y
Víctor Heredia, que venían a tocar al interior del país con grupos locales. Era el año 83 y había una polenta total. Recuerdo a Cacho Testa, que era
el secretario de cultura de Tandil, a Margarita Sgró, funcionarios muy valiosos
dando y brindando todo lo que podían en pos de que tocáramos, que viajáramos.
Recuerdo un recital que hicimos en un terreno baldío que había al lado de LU
22, convidamos vino y choripan. Ahí compramos el colectivo bedford, modelo 62.
Así movimos con La Forestal. Nos fuimos de gira a Corrientes, Chaco y Misiones.
No ganamos plata, pero fue quijotesco. Fue un viaje de vida. Como cuando mas
adelante me fui a España. Un viaje de vida, es cuando uno se va a la mierda sin
saber cuando vuelve".
Un tango
"Luego empiezo a laburar en el restaurante La
Cuadra, con un pianista que se llama Miguel. Íbamos todos los viernes y
sábados. Ahí la conozco a Daniela Argoitia, una gran cantante de tango con
quien hicimos una campaña enorme. Tambien estaba Guillermo Capelutti y Omar
Subelza. Laburamos un montón. Vamos a La Academia de Tango, grabamos. Ella vino
de Suipacha a Tandil. Es una mina enorme, aprendí tanto de ella, como mujer,
como luchadora. Tenía mucha proyección, pero era mujer y madre. Yo aprendí
mucho de las mujeres. También acompañé a Delfina Paván y muchas más. Yo había
laburado algunas veces con Pato Ruiz. Otro personaje. Hacíamos tango medio
rockanroleado. Un día vamos a tocar con Dipi, Dipaola, que también fue un amigo
y un maestro. Pleno corralito, una depresión, yo salía a tocar muchísimo,
sentía la necesidad y veía que la gente tenía la necesidad de escuchar. Y esa vez teníamos que salir con Pato Ruiz y
Leo Ventura, y cuando nos llama al escenario dice 'para cuándo los músicos,
para cuando el operativo tango' y subimos a tocar. Y un día Pato Ruiz me dice
vamos a hacer 'Operativo Tango' con Gustavo Lazarte. Era la historia de
malevos, Pardo que era yo y gomina que era él, que venían peleándola, yo tenía
que pagar la pensión y dependía de él y él estab totalmente loco y se iba a la
mierda con sus delirios. Fue un espectáculo muy lindo, de teatro y música. Otro
día voy a un sucuchón y estaba un tal Alejandro tocando la viola, pendejón y me
gustó mucho lo que hacía, entonces le dije enseñame lo que ssbes vos y yo te
enseño lo que yo sé y nos juntamos. Y tenía todos los jeites, había escuchado a
Oscar Aleman. Y entonces armamos La Natural Swing. Después vino Ayelén que fue
una pareja mía, con quien laburé mucho tiempo, y nos fuimos a España. Y me
quedé dos años. Me hice músico del Metro, y lo conozco a Dani Jacupi, un
personaje interesantísimo. Que me ve tocando, me dice que le gustaba mucho, que
vaya a la casa, y era un dibujante y estaba haciendo justamente la historieta
de Oscar Aleman, y le faltaban algunos datos, y yo venía de hacerle un tributo
acá en Argentina y lo contacté con Nelson Castro y le pasó todos los datos. Y
Dani tenía música hecha pero no tocaba y quería que grabara algunos temas. De
ahí nació el CD Aldea, que grabé con una brasilera".
Volver
"Despues regreso a la Argentina. Volver es más
difícil que irse, me parece a mí. Hacemos de nuevo algo con La Natural Swing y
después Alejandro se va a Brasil. Yo me engancho con Gabriela Cubas, con quien
hacemos El Puente, mezcla de música y teatro. Esos puentes que no tienen
retorno, o el puente que uno cruza en la vida...estaba muy bueno eso. Yo era el
guitarrista del lugar y ella venía con su estrellato a sacarme. Después aparece
Guillermina Muñoz, la flaca. Un día yo estaba tocando y se acerca y me dice 'yo
canto tango, me gustaría hacer algo', y después de un tiempo me manda un video
cantando 'Vieja viola' y yo dije ésta piba es un caño. Si algo tengo es haber
trabajado mucho y no creer nada, pero me dí cuenta que tenía un potencial
enorme. Es esa mujer que se transforma cantando, es otra persona. Deja de ser
ella cuando canta, es maravillosa. Empezamos a laburar, hacemos un dúo y
empezamos a laburar en Cuatro esquinas, en los almuerzos de los domingos,
armamos una banda con percusionistas, lo pasamos muy bien".
Un abrazo de guitarras
"Lo último es Abrazo de guitarra. Una propuesta
maravillosa de Martín Canales. Somos treinta y pico de guitarristas que nos
juntamos para hacer canciones. El encuentro es hermoso. Cada uno lleva sus
cosas. Mis influencias musicales son la música clásica, con la que me enseñó
Eduardo Tolosa. Está VillaLobos, un compositor brasilero, algo así como
Piazolla acá, músicos que rescataban la música popular, su folclore y la ponían
con su sapiencia. Está el rock y el jazz. Zitarrosa aparece mas adelante. ¡Los
arreglos de guitarra!, ¡cómo sonaba eso!. Ahora soy un impaciente, pongo un
tema en la computadora y ni siquiera llego al final. Me gustó mucho Pink Floyd,
Deep Purple, Los Beatles, Atahualpa Yupanqui, Bethoven, Charly García y Rivero.
La música es un abismo. Si yo me caso con un género estoy ninguneando la
música, la música es alada, salís a volar. No es hablar, es otro lenguaje. No
tengo filtros para escuchar música. Me gusta o no me gusta, pero escucho todo.
La cumbia, todo eso, es representativo de algo. Y eso me gusta. No por simple
va a ser peor. El jazz, por ejemplo, que ha sido muy generoso. Cualquiera que
aprende algo de jazz, lo puede volcar a lo que hace. El tango, en cambio,
aprendes tango y se queda ahí. Es así, para adentro".
El arte sana y salva
"Cuando me preguntan lo que significa la música
para mí, yo digo que no importa lo que signifique para mí. Porque no me salvo
yo, se salva mucha gente. Se salva el barrio, se salva el pueblo. Una ciudad.
El mundo. Es fundamental y necesario que que se enseñe actividades artísticas
en las escuelas. Es un cable a tierra. El arte no es para los mejores, eso es
para el capitalismo. Un amigo me contó una vez que en un pueblo no había
teatros y los pibes salían a afanar. Ese lugar tiene que ocupar el arte. Tiene
generosidad el arte. Tuve un maestro que era carpintero y él me decía, a mi me
pasó por acá, yo soy feliz acá. Eso es ser artista, pienso. El arte es para
todos. Después viene lo bueno, las guitarras buenas, pero después. El arte
tiene que ser para todos. Que lo hagan todas. En todas las casas tiene que
haber una parte artística. No hay que creer que es difícil, esa es otra mentira
que nos vendieron. En los momentos mas duros es donde surge, esa necesidad de
la gente de escuchar, de hacer, eso tiene de contención. A mi la guitarra me ha
salvado. He estado cercano a la angustia. Y he zafado con la música. Con eso te
estoy diciendo todo. Siempre está. A veces la odio, a veces no tengo mas ganas.
Pero siempre está. En lo bueno y en lo malo. En la angustia, en las
separaciones. En los peores momentos y en los mejores".
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