9 de abril de 2018
La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo que
impacta en el sistema nervioso central. Suele ser más frecuente en adultos
mayores a 65 años, aunque también afecta a jóvenes. Se estima que en el mundo
la padecen 6.2 millones de personas, por lo que se la considera la segunda
enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer.
En 1997, La Organización Mundial de la Salud eligió el 11 de
abril como el Día Mundial del Párkinson, fecha en que nació James Parkinson.
Este reconocido neurólogo inglés, doscientos años atrás, describía "la
parálisis agitante".
"Las enfermedades neurodegenerativas son causadas por la
muerte de neuronas. Este es un proceso continuo y progresivo, cuyas causas, en
la mayoría de los casos, no son conocidas", explica a la Agencia CTyS-UNLaM el
Doctor Juan Esteban Ferrario, investigador Adjunto de CONICET en el Instituto
de Investigaciones Farmacológicas , y que recientemente obtuvo un subsidio de
la Fundación Michael Fox para desarrollar sus investigaciones.
"El cerebro se compone de distintas partes llamadas núcleos,
formadas por neuronas que cumplen funciones diferentes. Según qué tipo de
neuronas mueran, se harán notorias diferentes problemáticas. En el caso del
Parkinson, muere un tipo de neuronas que produce dopamina y principalmente se
evidencian problemas motores", detalla el doctor.
Hasta la fecha, todos los tratamientos existentes son
paliativos, por lo que no hay registro de ningún método de curación para
enfermedades neurodegenerativas. El gran objetivo, ahora, es la detección
anticipada.
"En el ideal tendría que haber una batería de test que sean
marcadores tempranos de la enfermedad", plantea Ferrario, resaltando que
todavía no existen. El investigador aclara que, si bien hay características
propias del Parkinson como, por ejemplo, la pérdida de la capacidad olfativa,
estos son considerados factores secundarios y no determinantes.
Lentitud, temblores y rigidez muscular son los principales
síntomas motores del paciente con Parkinson. Así, se afecta la capacidad que
tienen las personas para desarrollar sus actividades cotidianas como por
ejemplo escribir, llevarse una cuchara a la boca o cepillarse los dientes, en
otras palabras, todos los movimientos
finos regulados por el cerebro.
"A nivel social no hay grandes problemas, sobre todo al
principio, porque, si bien aparecen signos de
demencia, esto ocurre con la enfermedad muy avanzada. Generalmente con
el medicamento, el paciente está bien durante un promedio poblacional de 5 a 10
años. Después cada paciente tiene una evolución propia de la enfermedad y
distinta en cada caso", resalta el investigador.
¿Las disquinesias
pueden llegar a su Fyn ?
Hoy en día hay varios tratamientos, pero la levodopa es el
preponderante. "La levodopa - define Ferrario - es el precursor de la dopamina,
un neurotransmisor especialmente importante para la función motora del
organismo y ausente en enfermos de parkinson".
El uso de este medicamento es sumamente efectivo salvo por
las disquinesias: movimientos anormales e involuntarios, que aparecen como
efecto secundario al consumo de levodopa. Si se solucionaran las disquinesias,
el tratamiento sería sumamente efectivo ya que, según indica el experto, hoy en
día, "la gente no muere de Parkinson,
sino que muere con esta enfermedad".
En este proceso de estudio, que lleva más de 20 años, el
grupo liderado por Juan Ferrario ha trabajado sobre un modelo animal con
ratones a los que se les inducen características de la enfermedad de Parkinson
para identificar mecanismos celulares implicados en las disquinesias. Así es
que propusieron trabajar sobre una molécula intracelular llamada Fyn, una
"llave" que podría ser la clave para reducir los efectos secundarios de los tratamientos
actuales.
Las neuronas encienden y apagan proteínas mediante un
mecanismo que se llama fosforilación.
Cuando una proteína esta fosforilada cumple una función y, cuando no, opera
totalmente distinto. Lo que hace Fyn es funcionar como un interruptor que
enciende un receptor encargado de determinar la actividad de estas neuronas.
"Si bloqueamos, reducimos o eliminamos a Fyn, disminuimos la
función de este receptor y, por ende, las disquinesias. En el caso de los
ratones, que no tienen la proteína que estamos estudiando, las disquinesias son
mucho menores y especulamos que es porque tienen reducida la función del
receptor", explica el investigador de CONICET.
Las investigaciones contra el Parkinson avanzan en todo el
mundo y Argentina está tomando un papel importante. "El país tiene
investigadores que trabajan competitivamente, lo que se ve reflejado en la
calidad de publicaciones. Más de 30 años de desarrollo en ciencias básicas
permiten pensar en desarrollos aplicables a humanos", concluye Ferrario.
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