NOTA DE TAPA. El rugby no se mancha

El deporte no mata. Los conceptos que uno tiene de cualquier actividad así lo establecen. El rugby, la disciplina que nos ocupa en este caso, maneja otros conceptos y tiene otros valores diametralmente opuestos con lo sucedido.

El rugby como deporte trata de formar líderes. Pegarle una patada a un tipo en la cabeza es no tener códigos y no es un acto de valentía. Esa acción se encuentra en las antípodas de lo que pregona la disciplina.

El mismo Ministro de Seguridad provincial, Sergio Berni, expresó "No creo que haya que echarle la culpa al deporte sino a los que lo practican de manera irresponsable".

Creer que todos los rugbiers son violentos o asesinos, equivaldría a decir que todos los pibes son chorros. Por poner comparaciones que son odiosas pero que nos llevan a interpretar las estigmatizaciones que solemos caer con suma facilidad.

Hay alrededor de 100 mil jugadores federados en la Unión Argentina de Rugby (UAR) y el espíritu que se inculca es el de los valores, del juego de equipo y en ningún momento pasa por la mente de los formadores terminar con una vida.

Ante la gravedad de lo sucedido, la dirigencia del rugby nacional y regional, decidió que sea el presidente de la Unión Argentina de Rugby (UAR) Marcelo Rodríguez, quien enfrente los micrófonos y la voz autorizada para hablar.

Desde la entidad, se "lamentó profundamente lo sucedido" y se indicó que "es aborrecible que un joven salga a divertirse y termine de esta manera".

El sanjuanino, más adelante expuso que "esto no puede volver a suceder en nuestra sociedad y todos juntos debemos condenar expresa y enfáticamente estos sucesos de violencia".

También se hizo referencia a que "la UAR ya trabaja en generar un programa específico de concientización que colabore para que estos casos no sucedan nunca más. Lo implementaremos junto a las 25 uniones provinciales para que se traslade a los clubes, conscientes de que podemos ser parte de la solución a la violencia entre los jóvenes, independientemente de que no sea una exclusiva responsabilidad nuestra".

En tanto, el titular máximo conductor de Jaguares, Gonzalo Quesada, comentó: "Hay que tener muchísimo respeto por Fernando y su familia y no entrar en debates que no suman en nada. Lo que pasó hay que repudiarlo. Yo tengo una indignación total. Era un chico sano, una familia sana. Por lo que uno lee era el modelo de familia laburante que queremos como sociedad en la Argentina y que hoy vive esta tragedia, que es un asesinato. Como sociedad no podemos dejar pasar esto como un hecho aislado. Creo que hay que tener cuidado de no mezclar las cosas y tener empatía por la familia Báez Sosa".

Sobre el trabajo futuro, expuso que "el rugby no tiene que escapar a un trabajo que hay y que hace en la educación de los chicos, porque jamás voy a defender al rugby o sacarlo de lo que pasó, porque por lo que leí los chicos hace poquito jugaban al rugby y vienen de un club. Creo que hay que tener cuidado también cuando se asocia; porque lo grave fue que diez chicos le pegaran a uno y hay algo que estoy convencido de que no tiene que ver con el rugby. El rugby tiene que tomar su responsabilidad y ver la educación, formación y prevención para que no pase más".

Perdón Fernando  Por Gurí Mínguez

Profundo dolor en el Rugby de todos. Deporte que nos formó en la vida sellando principios inviolables, a miles de personas, dentro y fuera de un campo de juego.

Hoy lloramos la pérdida de Fernando Báez, víctima de la violencia nocturna con inobjetable responsabilidad, según información pública, de jugadores de un Club de Rugby... nombre que casi ni importa, porque sufrimos igual!!

Condolencias a familiares y amigos del joven bonaerense... no es suficiente. Ni la Justicia de los hechos podrá resarcir tremenda pérdida, irrecuperable. Rezamos sin consuelo por él.

Realidad. Un hecho más... de otros tantos, propios o ajenos, que jamás resultaran impune a nuestro espíritu por la vergüenza y dolor que derrama la miserable participación en el sinsentido de esta aberrante mortal agresión. Duele en el Alma!!

Sea quien y donde quiera que sea!! Pero, nobleza obliga. Es hora de mirar hacia adentro y entender una vez por todas... Que nada ni nadie es más importante que la Vida misma.

Que la instrucción Física/ Técnica del Juego del rugby sólo es en favor del divertimento e integración de un niño o joven a un grupo de amigos... a un equipo de amigos.

Que los Principios y Valores que nutren al jugador son precisamente de formación... de buenos hijos, padres, estudiante, amigos, trabajadores... Ciudadanos y mejores personas!!

Que el objetivo no es procesar Pumas, sino la misma virtud felina para luchar honestamente y en paz, una Vida plena en sociedad.

Que el juego del Rugby solo pasa por un campo de juego... lo más importante está fuera de él.

Que es preciso disponer de maestros... capaces de educar, orientar preparar, observar, corregir, disciplinar y controlar las conductas proactivas de un jugador de rugby.

Que el rugby no es mejor ni peor que ningún deporte. Es diferente. Porque defiende la premisa del respeto, disciplina, solidaridad y control de conducta personal-

Que el vigor físico es parte del juego de contacto leal, pero no de violencia ni mala intención.

Que el Club Rugby y el tercer tiempo son el símbolo de confraternidad, agasajo y festejo al rival tras disfrutar del Juego con el otro... no contra nadie.

Que la Familia del Rugby pertenece y acompaña siempre al valor de su inmensa razón social.

Quizás éstas, apenas algunas de las tantas "obligaciones" que comprometen a nuestras instituciones y que hoy obligan a repasar, acaso equilibrar el exacerbo competitivo regional, nacional, internacional del rugby profesional actual a menudo priorizándolo en desmedro del compromiso primario en defensa de los principios fundamentales que debe asegurar todo club y que hoy... por desconocimiento, descontrol, inoperancia u olvido ...la barbarie de las bestias se llevó la inocencia de una vida.

PERDÓN FERNANDO... El RUGBY LLORA POR TI...!!!

La falta de autocrítica

Análisis de Francisco Panero, periodista y exjugador de rugby, sobre los episodios violentos que involucran a rugbiers.

Soy de la idea de que, muchas veces, los acontecimientos de alto impacto público se magnifican o se tergiversan. Pero me parece un análisis erróneo para el rugby pretender que la culpa está afuera. En el caso del asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, algunos comunicadores han evitado caer en generalizaciones y han preservado los nombres de los acusados por la prudencia necesaria para no estigmatizar a inocentes.

Por lo que al rugby respecta, sostengo que falta autocrítica y que debería(mos) hacer(nos) cargo de las falencias que existen. No son pocos los jugadores violentos fuera de las canchas y no es la primera vez que esto sucede. Con patear la pelota afuera no vamos a superar esto.

El problema es tapar, negar o meter la cabeza bajo tierra como si no existiera o echarle la culpa a los periodistas que cronican un hecho gravísimo como un homicidio, presuntamente premeditado y supuestamente con alevosía, según dice la nueva acusación.

Hay quienes critican que los medios informen sobre la condición de jugador de rugby y otros atributos de personas procesadas por la Justicia. Parece que decir que "un jugador" de rugby tiene alguna relación con el delito ofende a todo el cuerpo, a toda la comunidad de ese deporte. ¿Será que la generalización está entre los que reciben el mensaje y no entre los que lo emiten?

En mi caso personal, este tipo de descripciones de imputados las hago como cuando cito que alguien de otras condiciones reúne determinadas características. Cuando me refiero a deportistas, de ninguna otra disciplina se quejan.

El rugby debería hacerse cargo de aquellos integrantes de su cuerpo social que creen que pueden ejercer violencia fuera de la cancha y tienen esto muy naturalizado.

En otros deportes donde se ejerce violencia, instruyen en buena medida a aquellos que pueden hacer un daño a otro, fuera del escenario de la confrontación. Un boxeador tiene la trompada prohibida y un karateca sabe que no puede pelearse con nadie. Por citar sólo algunos ejemplos.

¿Hasta qué punto el rugby (argentino) está enseñando a sus chicos que no pueden usar su cuerpo para agredir a terceros?

Por lo pronto, parece que a muchos los sigue alimentando ese chauvinismo de que se trata de un deporte especial, con valores diferentes que lo distinguen frente a otras disciplinas. No somos el "pueblo elegido" en la nación de los deportes. Y se niegan a reconocer que no todo es positivo: sí, hay tercer tiempo, camaradería, espíritu del rugby, lealtad, rivales y no enemigos... Pero también hay inadaptados. A ocuparse de ellos y dejar de rasgarse la camiseta.

Negar estos sucesos, que me desmienta la estadística, es tapar el sol con las manos.

La Ley Fernando

La llamarán de esa manera en memoria del joven asesinado. La impulsan dos legisladores y una abogada.

El diputado por la provincia de Buenos Aires Daniel Lipovetzky y el referente porteño del Frente de Todos Leandro Santoro son los impulsores de un proyecto para aplicar la mano prohibida a los jugadores de rugby y de otros deportes.

Se toma la idea de la norma vigente para el boxeo y el yudo, entre otras disciplinas que causan una ventaja física y dan al agresor una potencia a veces letal. Sin embargo, la norma no implicará sanciones penales, dado que esto conllevaría reformar el Código Penal de la Nación, y se limitará al ámbito deportivo e institucional.

"Es un proyecto de ley para que en la provincia de Buenos Aires se aplique el concepto de mano prohibida, ya implementado en el boxeo, a otros deportes, como por ejemplo el rugby", confirmó Daniel Lipovetzky (Juntos por el Cambio).?

El proyecto fue elaborado por Valeria Carreras, abogada que trabaja en el estudio de Fernando Burlando, abogado de la familia de Fernando. La carpeta llegó a manos de Lipovetzky y de Santoro.

A una semana del episodio, que sucedió a la salida del boliche Le Brique de Villa Gesell, desde las legislaturas porteña y bonaerense comenzaron de esta forma a analizar el concepto de "mano prohibida". La abogada Valeria Carreras propuso bautizarla como "ley Fernando", en honor al joven asesinado durante la madrugada del sábado 18 de enero. Carreras, que también tiene un hijo que juega al rugby, conoce a los dos diputados y les acercó la propuesta para que avance en el terreno legislativo.

Técnicamente, la figura legal de la "mano prohibida" no existe en el Código Penal. Sin embargo, en el caso de los boxeadores y los yudocas los jueces pueden agravar las penas cuando entienden que hubo un uso de "fuerza desproporcionada".

Lipovetzky aclaró que la "ley Fernando" no agravaría las condenas penales, por lo tanto, la norma sólo apuntará a establecer sanciones deportivas tanto para los involucrados como para los clubes.

Así como en los clubes trabajan en la promoción de valores como el compañerismo y el trabajo en equipo, creo que no se está trabajando bien en temas como la violencia en grupo. Hay que involucrar mucho más a los clubes, porque no alcanza con que los echen después de que pase algo como hizo el club de Zárate. Hay que trabajar preventivamente, y si no lo hacen van a tener sanciones", explicó el diputado.

Según el primer borrador que acercó Carreras, "se sancionará con la suspensión por una fecha al jugador de rugby mayor de 16 años que protagonice una agresión, lesión, pelea, episodio de violencia, amedrentamiento o intimidación a terceros". Además, durante la fecha que quede sin jugar para su club el joven deberá asistir a una charla o taller referida a la temática género, respeto de la diversidad, violencia de género o violencia en general. Si los episodios de violencia se repitieran, hasta llegar a las tres suspensiones del jugador "se procederá a la quita de puntos al club".

El legislador porteño Leandro Santoro aclaró que la norma todavía está en plena etapa de discusión y espera que sea enriquecida en el ámbito de la Comisión de Deportes de la Legislatura porteña.

Además, no descartan la posibilidad de ampliar la norma para que incluya a otros deportes, en particular a los que se basan en la "adquisición de fortaleza física. La idea sería que si sos un deportista federado, debes serlo dentro de la cancha y también afuera. Y los clubes y las federaciones también son responsables por lo que hacés".

Santoro, agregó: "Tenemos que buscar la forma de involucrar más a las federaciones y a los clubes para establecer mejores mecanismos de prevención de conductas de esta naturaleza".

El caso de Luciano Ortubía

No fue un ataque en manada. El suceso de violencia que muchos recuerdan en Tandil, ocurrió dentro de un campo de juego cuando un jugador le propinó a otro una patada en la cabeza que lo tuvo al borde de la muerte.

Fue el 19 de mayo de 2019, ocasión en que la M17 de Uncas recibió en su cancha a su similar de Biguá. Un partido normal, con algunos roces, pero de repente una patada de un jugador del equipo visitante en la cabezo de Ortubía le provocó una fractura de cráneo que lo dejó nueve días internado en terapia intensiva.

Tras haber estado muy grave pudo salir y al tiempo, en una nota en El Eco de Tandil, dijo: "Me acuerdo todo hasta que empecé a tener convulsiones. Era un partido que venía complicado. Había golpes a destiempo, tackles altos, pero el árbitro nunca les llamó la atención, nos decía que juguemos. Siempre se juega fuerte en M17, pero nunca tan desleal. Se notaba que el partido se había ensuciado".

Sobre el momento del golpe, en esa ocasión indicó que "con el chico que me pegó ya habíamos cruzado algunas palabras. Jugaba de wing enfrente mio. En esa jugada, encaré, me tacklearon y cuando giré en el piso para presentar la pelota sentí que me pegó la patada. No lo vi directamente, pero me di cuenta que había sido él. Me levanté, lo miré, y me hizo una sonrisa, como burlándose. Sentía como un dolor cada vez más fuerte, un pinchazo, pero me puse en mi posición para seguir jugando. No iba a salir porque quería estar otra vez frente a frente con el que me pegó, pero no para agredirlo, sino para meterle un buen tackle.

Inexplicablemente, por esa acción no se sancionó al jugador desde el ámbito deportivo. En lo penal, se conoció que muy lentamente se ha avanzado y por estos días la fiscal Marsiglio, del Fuero Penal Juvenil, le dará un impulso con distintas diligencias que ordenaría.

Lo que para muchos se convirtió en una hipocresía, fue la actuación de los últimos días de Biguá, institución que salió a tomar medidas después de la muerte de Fernando Báez, pero en su momento no tomó hizo lo propio cuando un jugador de su plantel de M17 dejó internado por varios días en terapia intensiva a Luciano.

Fue tal la indignación que causó el accionar, que en la nota publicada en La Capital de Mar del Plata, la madre del chico de Tandil publicó un posteo en donde da a conocer lo sucedido el año pasado y el desinterés que mostró en esa ocasión la institución.

LOS JOVENES Y TRES REGISTROS DE LA VIOLENCIA ACTUAL

Frente a las violencias contemporáneas,  el psicoanalista lacaniano  dispone de ciertas herramientas que en alguna medida pueden aportar a entender el problema

Por Angel  Orbea. Psicoanalista

Si se trata de un crimen como el de Villa Gesell,   conviene tomar distancia de la perspectiva de la víctima. Esta ha sido mediatizada al extremo, y con el tiempo va configurando una verdadera pirámide de opiniones que satura. Pero esto  no significa que  en el breve análisis que vamos a presentar sobre los registros de la violencia se exima  de culpa y responsabilidad a quienes la ejercen. Por el contrario, Jacques Lacan siempre sostuvo que "de nuestra posición de sujetos siempre seremos responsables" y esto para el psicoanalista es un imperativo ético.

La violencia como la muerte, es ubicua, está en todas partes, por lo tanto concierne profundamente a los registros establecidos por Jacques Lacan durante su larga enseñanza. Me refiero a los tres registros R.S.I. (Real, Simbólico, Imaginario).

El primer registro de la violencia es lo imaginario. Está inscripta como un orden de hierro en  los primeros momentos de la vida (6 meses a 4 años). El niño está construyendo su imagen corporal en relación a lo reflejado en la imagen especular y a la palabra de los padres. Así vive una primera experiencia propia, coordinando sus movimientos corporales en correspondencia con objetos que también son deseados y demandados por los otros, de allí el primer conflicto.

Es un tiempo de máxima alienación y tensión, matriz de la agresividad humana, por cuanto el niño está integrado sus movimientos que los experimenta como si fuera él mismo otro. Es  el período de la integración de lo perceptivo en simetría con lo  propioceptivo que divide al sujeto entre el  mundo interno desiderativo, y el mundo externo como realidad.

Los especialistas y educadores de la infancia saben muy bien lo delicado de esta constitución imaginaria de la realidad humana, ya que por allí quedan inscriptas e integradas al yo las tendencias agresivas, eróticas, celotipicas y paranoides, que conformaran la personalidad de cualquier humano a lo largo de su vida.

Ya alejados de lo imaginario, por lo simbólico y la palabra se da un registro de la violencia compuesto por sutilezas de peso, ya que  la palabra del Otro se impone como mandamiento, orden, idea, como prescripción y también como  trasgresión. La violencia simbólica se pone siempre en juego en los procesos de aprendizaje donde toma la forma de un saber que debe ser transmitido y aceptado, y para eso educando debe prestar consentimiento. Pero también el registro simbólico tiene su reverso en la palabra que funciona como  llamada, y también como  performativo, es la palabra que construye, y también la palabra de amor que calma y consuela.

Palabra de amor y gesto de odio, se abrazan para dar lugar a la violencia ambigua en el registro de lo real. La violencia en el registro de lo real pasa directamente por el cuerpo real en tanto que vivo, y dotado de una presencia, con una fuerza energética, que puede ponerse al servicio de distintas cosas. El psicoanalista considera que esa fuerza es libidinal, y que su primera salida será siempre en busca de la satisfacción inmediata, más allá del principio de placer.

Que este más allá del principio de placer significa que es pulsional, que toma la forma de una causa vacía, que no pasa ni se detiene  en la razón  ni en los principios, porque en verdad  es el residuo irreductible de lo más indecible y arcaico de la criatura humana que es lo real del goce. En lo real se da lo que se llama "violencia gratuita". Una violencia loca sin causa, que no toma a todas las personas, pero que la ciencia no puede explicar ni predecir, y que  se extiende por toda  la sociedad.

En los servicios de Salud Mental solemos encontrar al llamado "violento". Allí el psicoanalista debe saber que ese mote anuda lo simbólico con lo real, y que la persistencia de tal situación no hace más que darle cuerpo a esa designación. Por lo tanto el primer paso será intentar conmover tal identificación. Pero  allí nos encontramos que las llamadas personas violentas están sostenidos  en un rechazo a la palabra y los saber del otro y solo buscan satisfacerse en la sanción, por eso rápidamente llegan a  hacerse echar, odiar, o terminar en un penal.

También está el que anuda lo imaginario a lo real. Este anudamiento es el que fallo en Gesell esa noche, ya que pone a prueba la función del yo en el grupo, cosa que fue exactamente   elucidada por Signund Freud en su trabajo Psicología de masas y análisis del yo.

De las explicaciones que da Freud en 1926, retengo la expone  como  la masa está sujeta y armada  por identificaciones a una persona única que ocupa el ideal del padre, que permite  a su vez que  los identificados con ese uno ideal del yo se identifiquen entre ellos en forma horizontal. Los  integrantes de una masa mantienen  una relación de fidelidad entre ellos, y para afuera y al exterior   segregan  el odio y la pulsión agresiva.

Esto explica claramente las rivalidades intergrupales que van desde las tensiones en las fiestas estudiantiles, las barras bravas, y hasta  las prácticas del nacional socialismo alemán. En todos los casos las personas así identificadas, desde el interior del grupo pueden llegar a dar la vida por la camiseta. La identificación es un proceso que se da cuando una persona asume la imagen de otro, y eso produce una trasformación que es placentera y también angustiante. Este mecanismo es la base del marketing, está en la base de la educación, y se refuerza en los entrenamientos y prácticas de deportes como el futbol y el rugbier.

En el caso del futbol la violencia tiene un escape exterior al equipo, la doce.

Por convocatoria de los dirigentes me ha tocado dar charlas en los distintos clubes de rugbier de Tandil. El motivo de la convocatoria siempre está relacionado con el consumo de alcohol y otras sustancias. Pero en verdad, de cerca se percibe la tensión entre los dirigentes y responsables por la posible generación de violencia por parte de chicos entrenados física y psicológicamente en ese deporte, que además  se propone como de caballeros, y eso es loable.

Al respecto hay que considerar dos cosas; como suele pasar en los entrenamientos y en los partidos todo es expectativa, estrategia, y camaradería, ya que como se sabe, se gana más con la cabeza que con las piernas. Esto último fuera de la cancha es lo que debe ser tenido muy en cuenta, ya que el cuerpo es el mismo pero la cabeza no. Lo real del cuerpo se deslocaliza del pensamiento simbólico, y se declina en lo  imaginario en la forma de una agresión directa y ciega. 

Como decía Freud, en un grupo un rumor se vuelve un clamor, una mirada un desafío o una invitación. El otro se vuelve objeto de una certeza desafiante que hay que destrozar. Es allí donde entonces la voz de mando del superyó contemporáneo dice  "tu puedes hacerlo, debes ganar, hazlo lo demás puede esperar". Y si a esto se le suma a cierto conformismo familiar en la educación que solo se vale de los ideales de poder y potencia, tenemos que el  menú de la violencia ha sido completado, y de historias mínimas se pasa a la tragedia.

Uno de los grandes distintivos del mundo contemporáneo es la democracia, y como ya lo  había señalado Platón en La republica "el emblema de la democracia  es la juventud, porque simboliza un tiempo no retenido pero sin idea"

Los deportes con sus ventajas muestran a las claras que la juventud es una construcción sin existencia sustancial, que solo es reivindicada y sostenida por las dirigencias y los mayores a nivel de lo corporal y cuando el éxito exime.

Pero un cuerpo así encarnado ya como emblema democrático-familiar suele estar poseído de una pasional voluntad de "entretenimiento" que se escribe como violencia fatal.

Entonces la escena final es ya conocida, los demócratas juzgaran, la juventud pagara.