13 de octubre de 2017
Como previa a la convocatoria, que se realizará un día antes
para favorecer la participación de la militancia debido al feriado, el
dirigente Nicolás Carrillo escribió un texto en el que reflexiona sobre la
trascendencia del movimiento en la historia política y social argentina y el rol
que debe ocupar en la actualidad, e invita a todos los militantes y adherentes
al peronismo a participar del encuentro.
El texto completo:
El peronismo, como ideario y como identidad política, fue
desde sus orígenes la expresión de los mayores niveles de conciencia del Pueblo
argentino. La conciencia de nuestros derechos como trabajadores, como mujeres,
como jóvenes. La conciencia nacional resistente a la mentalidad colonial. La
conciencia sobre la necesidad de organizarnos. Peronismo significa derechos
sociales, sindicatos fuertes, nacionalismo económico, distribución de la
riqueza, unidad latinoamericana, rebeldía ante los patrones y ante quienes
pretendían gobernar proscribiendo a las mayorías. Y ese significado se mantuvo
por décadas, a pesar de los muchos intentos por borrarlo de la memoria
colectiva.
El peronismo en el poder había consagrado la independencia
económica y política de la Nación, la justa redistribución del ingreso, la
industrialización, la movilidad social ascendente, la legislación pro-obrera,
la limitación de los beneficios de los sectores oligárquicos, el fuerte
protagonismo de los trabajadores a través de sus sindicatos, el voto femenino,
la superación de la partidocracia con la organización político-social de las
masas desde cada barrio, cada fábrica, cada lugar de trabajo; la dignificación
y elevación social de los humildes; la nacionalización de los servicios públicos,
el sistema financiero y el comercio exterior; el desarrollo tecnológico
independiente, la universalización de la previsión social y la salud pública. Y
las conquistas sociales fueron institucionalizadas en la Constitución de 1949,
que llevó a la cúspide de la pirámide normativa a una Argentina productiva, con
pleno empleo, salarios justos, protección a la niñez y la ancianidad, acceso a
la salud, la educación, la vivienda; dueña de sus recursos naturales y de sus
servicios públicos.
Pero durante la década del '90, al invocarse la identidad
peronista para llevar adelante un proyecto de signo contrario al que
históricamente representamos, el peronismo perdió su significado para vastos
sectores populares y, sobre todo, para las nuevas generaciones. Esa traición
nos legó un partido degradado, convertido en un mero aparato
logístico-electoral, aislado de su base e instrumentado por los mismos
intereses que le habían sido antagónicos durante toda su historia. Se consolidó
así la corruptela generalizada, la militancia sin convicciones, el sálvese
quien pueda, el puntero, el clientelismo, etc. Y el hombre del pueblo dejó de
hacer distinciones: todos los dirigentes de todos los partidos eran vistos como
miembros de una misma "clase política" repudiada por las mayorías.
A partir del 25 de mayo de 2003, un presidente y una
presidenta peronistas llevaron adelante un gobierno en donde el Estado volvió a
cumplir su rol en la economía, la Argentina recuperó su poder de decisión
nacional, los trabajadores encontraron trabajo y apoyo para mejorar sus
salarios y sus condiciones laborales, las mujeres accedieron al poder, los
jóvenes se reencontraron con la esperanza de un futuro mejor, los genocidas
fueron juzgados y condenados. Esto posibilitó que el Pueblo vuelva a identificar
al peronismo como el vehículo de sus aspiraciones.
Pero porque no pudimos, no supimos o no se quiso, además de
la férrea oposición de los grupos económicos y mediáticos que históricamente
horadaron a los gobiernos populares, nos quedamos a mitad de camino.
Millones de trabajador@s continuaron en la exclusión,
producto de la nueva dinámica del capitalismo; millones de familias, viviendo
en más de 3 mil villas y asentamientos. Unos pocos grupos económicos, que
manejaron la producción de bienes y servicios fundamentales, se concentraron y
extranjerizaron aún más, generando más inflación y desocupación. No se condenó
la corrupción como cáncer social que hay que extirpar sin dobleces.
La llegada de Macri al poder claramente se explica, entre
otras cosas, por todas nuestras deficiencias. Se trata de una derecha que
endeuda terriblemente al país, que incentiva la importación debilitando nuestra
industria y que quiere socavar los derechos laborales con flexibilización.
Nos encontramos en tiempos difíciles, pero para los
peronistas los tiempos difíciles son nuestro aire. ¿Acaso no venimos desde
abajo, de la dictadura, de pelear contra el neoliberalismo? La década de avance
continental no fue gratis. Fue producto de la lucha sindical, universitaria y
de los movimientos sociales, la que dio lugar al diciembre de 2001.
Es así que intentamos dar un debate desde el peronismo de
Tandil. Aggiornar la mirada de acuerdo a los nuevos problemas. Revitalizar al
movimiento popular en las PASO, convencidos de reunificar al bloque social que
integra el campo nacional y popular.
Fuimos negados por la soberbia y la descalificación
permanente. De quienes usaron al Partido Justicialista como un botín cuando lo
necesitaron y no dudaron luego en descartarlo de un día para otro. No obstante,
participamos de las Primarias Abiertas dentro del peronismo. Fue nuestro primer
paso. Sabemos que no ganamos ni perdimos. Nacimos a la vida político-electoral.
Nacimos con nuestro compromiso hacia las 7 mil familias de
Tandil que no encuentran la dignidad que da el trabajo con derechos, que se
inventan su labor y para las cuales la única política que da el Municipio de
Cambiemos es una bolsa de alimentos; con las mujeres y los jóvenes que duplican
la tasa de desempleo (20 por ciento) de la población en general; con las 15 mil
familias inquilinas que no tienen acceso a un lote, porque en Tandil gana la
especulación inmobiliaria, familias que son condenadas a pagar costos
exorbitantes de alquiler (si tienen la posibilidad) o a ocupar terrenos degradados
si no tienen ingresos; con los trabajador@s y sus representantes gremiales, que
en más de una década jamás han sido convocados por el Municipio para diseñar
una ciudad de acuerdo a sus intereses y ni siquiera son un número más en una
encuesta, porque hace más de 8 años que Tandil vive con un apagón estadístico
que nos impide conocer la realidad del sector.
También con la pujante clase media de la ciudad, que paga
tasas cuya retribución no está a la altura de las circunstancias; con los
contribuyentes que pagan tasas cuyos fondos afectados (que este año sumaron más
de 130 millones de pesos) en luz, seguridad, vivienda, agua, cordón cuneta, no
se ven reflejados en los barrios.
Estos son sólo algunos ejemplos. El 22 de octubre votaremos
por ellos. Y a partir de allí seguiremos avanzando. Con los brazos abiertos
para transformar la realidad. Porque no queremos que el Municipio se siga
manejando discrecionalmente y de forma antidemocrática.
Tampoco queremos elegir el engaño del Massismo, que supone
ser opositor pero ayudó a Macri a gobernar a favor de los poderosos. Ni el
"No hacer nada" de l@s compañer@s de Unidad Ciudadana, que con la
mayoría de legisladores se dedicó más a declaraciones mediáticas que a algún
logro como oposición. Menos aún podemos elegir "Hacer el mal", como
hace el gobierno de Cambiemos diariamente, empobreciendo a la mayoría de la
población.
El gobierno de Lunghi ha convencido a un sector de la
población de que generar trabajo, suelo urbano, brindar seguridad real y no
"sensaciones", no es responsabilidad del Municipio, y que sólo se
debe ocupar del turismo. A quienes no convenció del todo, como a algunas
organizaciones intermedias, les ofreció prebendas importantes. A quienes le
discuten el modelo de ciudad, los combate o los ignora. Tenemos que construir
una alternativa.
Nosotros vamos a Cumplir con los que menos tienen.
Por todo esto, nos vemos en el plenario del Movimiento Evita
de Tandil el Lunes 16 a las 10.30 en la Quinta La Florida.
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