23 de febrero de 2019
"Sí, sí, a Acapulco no voy a ir.
Dependía mucho de cómo estuviera acá, y la verdad es que cada partido que
avanzaba en Delray Beach significaba tener menos posibilidades de estar en
Acapulco. Pero también me da mucha ilusión poder jugar en Indian Wells y
hacerlo mejor de lo que lo hice acá".
La derrota con el estadounidense Mackenzie
McDonald (84° del mundo, 23 años) por 6-4, 3-6 y 7-6 (7-5), tras 2h18m, estaba
fresca, con la consecuente eliminación en los cuartos de final del ATP 250 de
Delray Beach, ese torneo que tan buenas sensaciones le trajo a Juan Martín del
Potro en su carrera, victoria en 2011 incluida. Los dolores de la rodilla
derecha, en lo que fue su regreso al circuito tras 4 meses de inactividad por
una fractura de rótula, fueron notorios. Escasa movilidad, sobre todo al desplazarse
hacia la derecha; nula reacción para arrancar ante los drops y poca exigencia
cuando los tiros del rival salían del radio de sus brazos. Es decir, un
transitar la cancha sin excesos.
Del Potro, 4° del ranking mundial y máximo
preclasificado del torneo, dudó en si seguir o retirarse después de vencer al
gigante Reilly Opelka en los octavos de final. Decidió presentarse en cuartos
después de la entrada en calor, aunque su semblante no transmitía tranquilidad,
sino preocupación. Jugó más de dos horas y mostró actitud: no se entregó
mansamente tras perder el set inicial. No le alcanzó para avanzar, aunque
difícilmente se hubiese presentado en las semifinales: el físico ya no le daba
para una nueva exigencia.
Por eso, tras la eliminación,
inmediatamente surgió el interrogante: ¿se presentará la semana próxima en el
ATP 500 de Acapulco, donde debe defender el título? Todo indicaba que vendría
un descanso y así será, tal como lo confirmó el propio Del Potro. Son semanas
muy importantes para el tandilense, porque no solo estaba el certamen sobre la
costa mexicana en el horizonte: luego vendrá el Masters 1000 de Indian Wells,
donde también se impuso en 2018, con victoria sobre Roger Federer en la final.
Sin dudas, darse de baja en ambas competencias afectaría ostensiblemente su
ranking, pero Del Potro, con 30 años, se ha caracterizado por cuidar su físico
luego de los largos parates que ha tenido en su carrera. Con cuatro pasos por
el quirófano por sus maltrechas muñecas (tres de ellas, en la izquierda, la más
problemática).
¿Qué dijo luego de la derrota con McDonald?
"Los médicos dijeron que si quiero estar al ciento por ciento, necesitamos
tiempo. Pero la verdad es que no tengo más ganas de estar en casa mirando
torneos por la tele porque hice eso en el pasado y me hizo mal. Pero en estas
condiciones no es posible, no es fácil jugar en el mejor nivel. Por eso, tengo
que decidir bien lo que haré en las próximas semanas, lo que sea mejor para mi,
y tengo que ser lo suficientemente fuerte para pelear contra esto", apuntó
el tandilense.
Sobre sus sensaciones dentro de la cancha,
Del Potro fue claro: "Creo que lo que vimos en estos partidos fue un poco
lo normal. A medida de que fueran pasando los partidos el cuerpo me iba a
empezar a transmitir mensajes, producto del parate que tengo encima y de cómo
es mi situación hoy. Tenía ganas de hacer el esfuerzo. Lo sufrí bastante,
porque no me encontraba con esa potencia que habitualmente tengo, pero era
consciente de que es mi realidad hoy en día. Difícilmente siga jugando o
poniendo toda mi buena energía no encontrándome en mi mejor estado. Tal vez,
después de este test que tuve, tenga que encarar por otro lado".
Conceptos que avalan lo que se presumía:
descanso, recuperación y evaluación de cómo responde el cuerpo. En 2016, en lo
que sería su último gran regreso y que marcó la conquista de la medalla
plateada en los Juegos Olímpicos de Río y luego la obtención de la Copa Davis,
Del Potro también volvió en Delray Beach y llegó a las semifinales (cayó con
Sam Querrey), pero tomó el certamen para ir adquiriendo físico. Entrenamientos
en partidos oficiales sería la ecuación. Tres años después, la situación no
cambió demasiado: solo perdió una rueda antes. Aunque sí es cierto que la
rodilla le pasó factura rápidamente.
El momento para parar no es bueno por la
necesidad de defender puntos. Pero es ineludible si se advierte lo que le costó
cada partido, el esfuerzo que le demandó moverse y todo lo que tiene por
delante en 2019. Así como en 2018 marcó un gran arranque de temporada, con
títulos incluidos, doce meses después el panorama le ofrece otra perspectiva en
la búsqueda de recuperar su mejor estado y tenis. Nadie conoce su cuerpo mejor
que Del Potro.
(FUENTE: LA NACIÓN)
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