28 de enero de 2020
por
Mauro Carlucho
El Club Los 50 cuenta con más de 80 años de historia y es
una de las instituciones más tradicionales de Tandil y de toda la Unión de
Rugby de Mar del Plata.
Podríamos decir que hay una historia antigua, relacionada
con la pileta y los encuentros sociales de aquella década del 30 y el 40. Pero
hay otra historia moderna que comienza a fines de la década del '60 con un
fuerte desarrollo en rugby.
Los héroes de la "historia antigua" estaban emparentados con
la natación, ya que era el deporte predominante en la sede social de calle 25
de mayo. La historia reciente habla de grandes figuras de rugby y hockey.
Fundado en el año 1938, el Club Los 50 de Tandil es una
institución representativa dentro del rugby y el hockey provincial. Cuenta la
historia que en el año 1928, 23 entusiastas jóvenes alquilaron un predio con
pileta por un valor de 600 pesos (suma muy importante para aquella época). Este
sería el comienzo del club.
Así fueron pasando los años y los veranos, pero este
verdadero grupo de amistad y respeto se reunía religiosamente. Recién en el año
1938 y con la ayuda del Sr. Oscar Aboal
adquieren el actual predio en un remate y se constituye el Club Los Cincuenta,
recibiendo además la donación correspondiente a 3 lotes sobre la calle Paz.
La historia de Los 50 está emparentada con el seven a side,
el tradicional juego de 7 participantes por equipos, que late con intensidad en
la temporada veraniega.
La práctica de esta disciplina siempre tuvo un lugar
preponderante en Los 50, por eso no extrañó que a principios de los '70 naciera
el Seven Fernando Varela.
Este era el hijo de una tradicional familia de la vecina
ciudad de Mar del Plata, quien llegó a Tandil para estudiar en la Escuela
Granja "Ramón Santamarina". Amigos y compañeros del instituto
educativo lo acercaron al Club, donde supo ganarse el cariño y rápidamente se
trasformó en un "cincuentista" más.
El destino quiso que su partida fuera demasiado rápida, pero
alcanzó para dejar una huella que luego se transformó en el Seven más
importante de la zona.
La naturaleza no se había equivocado, su cara era el espejo
de su forma de proceder, de su personalidad. Abierto, limpio, sin dobleces,
amigo, eso fue Fernando Varela para Los 50. Por ello descansa en el corazón de
todos; por ello su recuerdo es permanente. Por ello este homenaje.
Desde sus inicios el seven mostró a los mejores equipos de
la disciplina, en los primeros años se destacó Sporting de Mar del Plata quien
se llevó las dos primeras ediciones. El SIC, uno de los clubes más importantes
del país, comenzó a venir a mediados de la década del '70 y ya en 1978 se llevó
la copa de oro.
Luego la competencia tuvo algunos años de impasse y volvió
con todo a principios del '90, junto a la "refundación" del club. Por aquellos
días tuvimos la presencia de un equipo de Los Pumas, que llegó a Tandil con las
figuras nacionales de la época (los hermanos Contepomi, por ejemplo). Eran años felices, en donde el seven crecía a
pasos agigantados y el Fernando Varela volvió a posicionarse como el evento del
verano.
De aquellos años podemos recordar equipos del CASI con la
figura excluyente de Patricio Fuselli, amigo y ladero de Agustín Pichot. El SIC
se hacía presente con combinados estelares, Atlético del Rosario con José
Orengo y Federico Todeschini, el Regatas de los hermanos Camerlinx. Todos
querían participar del Torneo y encumbraron la competencia.
En los últimos años el evento se volvió internacional con la
participación de equipos de Australia, Uruguay, Brasil y Chile. Se sumaron
seleccionados provinciales como Tierra del Fuego (campeón en 2012), Chubut y
Entre Ríos.
La última gran novedad fue la incorporación del hockey,
deporte que sumó más gente y mucha más movida al evento.
Podríamos recorrer la historia del club a través de Cesar
"Chechu" Lissarrague, uno de estos próceres que marcó una época en el rugby.
Formó parte del primer equipo que presentó Los 50 y durante todos estos años
tuvo una participación activa dentro de la institución.
Los muchachos de aquella época enseguida le agarraron el
gustito a rugby de 7. No solo jugaban los torneos locales, sino que también hay
muy buenas anécdotas en viajes a Mar del Plata o a otras ciudades de la zona.
Chechu recuerda con emoción aquellos años: "Nosotros nos
creíamos buenos, pero cuando venían los equipos de afuera nos ganaban caminando".
De aquella época recuerda a grandes valores como Perico
Pérez, el Gallego Bruno, Juancho Lasarte o Aníbal Tuculet. Aunque según su
óptica, el mejor jugador de seven que vio con la camiseta de Los 50 fue Miguel
Alguacil. "Un año se jugó un seven denominado "Sonríe, Zorro, sonríe" en cancha
de Independiente y le ganamos la final a Los Cardos. Ese día Miguel ganó el
torneo solo. Jugaba los penales rápidos y no lo podía agarrar nadie", mencionó.
Los seven de aquella época ya se jugaban en el estadio o en
canchas de futbol. Los muchachos de Los 50 entrenaban en el campo que daba a
calle Paz, en la sede.
"Nos divertía jugar seven, cambiábamos de posición. Yo
generalmente jugaba de apertura en rugby de 15. Pero en el seven formaba de
pilar con Leitao en la otra punta y Esteban Magnasco de hooker", sostuvo.
A medida que va mencionando nombres los imaginamos jugando,
inflando el pecho con la querida camiseta cincuentista, como le gusta decir a
los que peinan canas.
El surgimiento del Seven Fernando Varela se dio en esta
sintonía. Atendiendo la importancia que iba tomando el rugby de 7, pero también
para homenajear a un ex jugador que nos dejó muy rápidamente, hablamos del
inolvidable Fernando Varela.
Hablando con otros amigos de aquella época, como Bernardo
Homps, nos cuenta de un gran torneo que hicieron en el Seven de Sporting en
donde perdieron ajustadamente contra un combinado de Los Pumas por un drop en
tiempo suplementario.
Lissarrague jugó hasta el año 1979, cuando algunos problemas
en la Unión Tandilense de Rugby pausaron la actividad en el club.
Luego, en la década del 90, volvió a como directivo, fue
presidente y siempre estuvo para dar una mano.
Como jugador fue un apertura moderno, con buen porte y un
tackle muy fuerte. "Con esas
características podría haber sido un buen ala, pero me gustaba jugar de 10. Mi
gran déficit siempre fue la patada, pero tenía una manos bárbaras, me tiraban
un ladrillo y lo agarraba seguro", sostuvo.
Chechu es una leyenda, un hombre muy querido y reconocido.
No solo en el club, en su profesión fue y es un destacado veterinario. Su
familia está ligada a Los 50 y es una parte importante de nuestra historia.
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