16 de diciembre de 2018
(Agradecemos a Arístides Améndola y María José Ramírez por la gran
colaboración)
Nos ubicamos en el año 1977, nuestro país estaba inmerso en
el terrorismo de Estado, más sangriento que se tenga memoria, la dictadura
militar con el entonces presidente Jorge Rafael Videla tenía como objetivo
eliminar toda persona contraria a sus ideas. Al mismo tiempo la mayoría de los
argentinos se preparaban para vivir uno de los acontecimientos deportivos más
importantes de la historia del suelo patrio: el mundial de futbol.
En este contexto en la ciudad de Tandil, no era ajena a lo
que sucedía. Sin embargo y a unos pocos metros del regimiento de la ciudad
serrana, un grupo de vecinos tuvo la inquietud de organizarse para crear un
espacio de esparcimiento para los niños y no tan niños del populoso Barrio de
Villa Galicia.
Es así, que con el esfuerzo de mucha gente fundan el Club
Kramer, que en sus inicios su principal actividad fue el Baby Futbol, donde los
niños podían desplegar sus habilidades y al mismo tiempo formarse como
deportistas y seres humanos.
Se formó la comisión directiva y una subcomisión de damas,
que trabajando en forma conjunta iban a hacer posible el sueño del club de
barrio.
Los comienzos, como todo club no fue fácil, se organizaron
bailes, reuniones, loterías, torneos de canasta con el fin de recaudar fondos y
así poder adquirir el terreno propio. Para ello, se alquilaban salones de otros
clubes y la gente respondía maravillosamente, en un tiempo prudencial se logró
juntar el dinero y se adquirió el terreno en calle kramer 200, lugar donde hoy
funciona, de allí el nombre adoptado para el club.
La construcción del mismo se llevó a cabo con la ayuda de
todos los vecinos del barrio, todos de una u otra forma colaboraron, desde
albañiles, hasta camioneros, que con sus vehículos traían material
indispensable para la construcción del edificio, era todo el barrio tras un
objetivo, hombres, mujeres y niños fueron construyendo ladrillo a ladrillo las
paredes del club del barrio, un ejemplo de amor y realización colectiva llevo a
que este sueño se concretara.
Los años fueron pasando, la gente fue pasando y hoy el club
se mantiene gracias al esfuerzo de una comisión que trabaja incansablemente,
que si bien recibe alguna ayuda de parte del municipio, ya que, la sede el centro
comunitario Barrio Metalúrgico, es el esfuerzo de un pequeño grupo de personas
que da todo por el club y que gracias a ellos las actividades sociales y
deportivas se siguen desarrollando, permitiendo con esto que la esencia de
aquellos soñadores que en su momento fundaron esta querida institución no se
pierda.
Actualmente el club cuenta con muy pocos socios, lo que hace
que el esfuerzo sea mayor que años atrás, fundamentalmente por la delicada
situación económica que está atravesando nuestro país. Pero esta gente no se va
a rendir tan fácilmente, el cariño y el amor que le ponen en el día a día todo
lo hace posible, a pesar que muchas de las cosas que se quieren hacer dentro
del club (refacciones edilicias fundamentalmente) van a quedar para más adelante.
Es por ello que llego la hora de que miremos a nuestros
clubes de barrio y los defendamos, no dejemos que esos sueños se apaguen, los
clubes todavía escriben historias, no dejemos que se derrumbe lo que tanto
costo construir.
"SI ME PREGUNTAN SI
SOY DE RIVER O DE BOCA, DIGO QUE SOY DE KRAMER"
Juan Manuel Beracochea, nació en el Club Kramer, como él
mismo se encarga de contar. Preside la institución desde hace cinco años, y los
anteriores 15 estuvo al frente su padre.
No solo él sobrevive de los históricos, menciona que "el vicepresidente, Cacho López, es hijode
Pascual López, uno de los tres que donaron el terreno y lo donaron al barrio,
hoy tengo la suerte que me acompaña".
Ahora toca hablar de la actualidad y Juan Manuel nos contó
que allí se desarrollan GAP (glúteos, abdomen y piernas), taekwondo, patín y
baby futbol; además de distintos talleres gratuitos articulados con la
Desarrollo Social del Municipio.
"Siempre nos pasa lo
mismo con todas las disciplinas, la cancha y el salón son chicos. Tenemos mucha
afluencia de público todos los años, pero cuando van creciendo, les queda chico
el lugar, tanto en patín como en Baby. Si bien la idea es formativa y
recreativa, cuando más o menos tenés algo para un amistoso, queda todo chico, y
los papás deciden llevarlos a clubes más grandes". Para ejemplificar esto,
comenta que el hockey tuvo que dejar de practicarse por cuestiones de
infraestructura.
Destaca también que "El
baby futbol, que es formativo, recreativo y no competitivo; lo ofrecemos
gratis. La idea es sacarle dos horas semanales al internet o la calle. Conseguí
que Desarrollo Social le pague al profe, lo único que le pedimos a las familias
es que paguen 25 pesos por mes, de manera anual, del seguro, para quedarnos
todos tranquilos".
"Pensamos y laburamos
como grandes, estas no son ideas que se me ocurrieron a mí, vemos como trabajan
en otros clubes y vamos por ahí", resume.
Siguiendo con los detalles de lo que pasa hoy en la
institución de calel Kramer 250, dice que "este
año en particular fue medio complicado porque fui papá. Cuando uno va
encarrillando el carro todos te siguen, pero cuando falta eso, me dicen que no
pueden, pero nadie es indispensable. Entonces, no se pudieron hacer algunos
eventos como chocolateadas o la cena de fin de año. Pero cada vez que hacemos
un evento, la gente del club responde, sabe cómo trabajamos".
A diario, le piden que continúe al frente del club, a pesar
de sus ocupaciones personales, el responde: "No estoy diciendo que me vaya, porque si me preguntás si soy de River
o de Boca, te digo que soy de Kramer. El futbol no me interesa, me interesa el
club. Si tengo que seguir siendo presidente, lo seré, pero con una tranquilidad
mayor".
Mientras tanto, el club se sostiene pese a la crisis,
contando con unos 70 socios, el apoyo de Desarrollo Social y de muchas personas
que aportan desde el anonimato: "Hay
mucha gente que viene y dice, como no quiero plata, que me deja pagos
materiales en un corralón para las obras. Son gente sin nombre y apellido, así
me lo piden. Eso también habla de la confianza que generamos, las obras están.
Por ejemplo, ahora estamos haciendo el quincho a nuevo".
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