22 de septiembre de 2016
En Cinpal, las cosas nunca mejoraron. Desde la primera reunión con dirigentes de la empresa, en el Ministerio de Trabajo de la Nación, que Romano sabía que el pacto era solo una excusa para estirar la agonía.
La promesa del adelanto de dos mil dólares por persona fue solo eso: una promesa. Pasó el primer límite, caducó el segundo, se venció el tercero: la empresa nunca abonó lo pactado y las medidas de protesta volvieron a teñir de negro al Parque Industrial.
Ni una segunda reunión, llevada a cabo con más intensidad, fue suficiente para que desde Brasil consideren sinceramente abonar parte de lo adeudado. Pasaron las 24 horas de ultimátum que dieron los trabajadores, y el dinero no apareció. Por tal motivo, el PIT amaneció totalmente bloqueado.
El resto de empleados de las distintas empresas debieron entrar a pie al predio, mientras que aquellos que tenían turno de VTV, tendrán que reprogramar su turno.
Carlos Romano, cansado de la situación, dijo que "ya no hay mucho más para aclarar, está todo dicho. Nos han tomado el pelo".
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