6 de abril de 2017
Nos gusta contar estas historias de esfuerzo y sacrificio. Anécdotas de vecinos que la remaron de abajo y lograron forjar un futuro provisorio.
Blue House nace a fines del año 2000, como propuesta de Mirta y Carmelo Risso a su hijo Fabián. Hacía un tiempo que la familia había adquirido la propiedad de la esquina y alentaron a su hijo para que comience con un emprendimiento comercial.
Fabián apenas pasaba los 20 años y tenía experiencia en otros rubros, pero vio en los artículos de limpieza y los "todo suelto" una posibilidad de paliar la crisis y trabajar con la gente del barrio. En aquel entonces no estaba ni en sueños la idea de generar una distribuidora de gran alcance. Los objetivos eran inmediatos, apuntalar el crecimiento de Fabián y apostar por un rubro indispensable y al alcance de todos. Los productos de limpieza están en todos los hogares y son de uso cotidiano.
Los comienzos no escaparon a la lógica de un comercio de barrio. Toda la familia y los amigos colaboraron en poner a punto el local. Incluso Luciano, uno de los más allegados a Fabián, fue quien tiró la idea de "Blue House" al ver el color llamativo que pintaba las paredes.
"La primer mercadería que trajimos fueron unas escobas, después trajimos los productos sueltos y poco más. Nos costaba llenar las pocas góndolas que teníamos, pero había muchas ganas por hacer las cosas bien y salir adelante", recuerda Risso a ElDiarioDeTandil.
De a poco Fabián fue haciendo contactos con distribuidoras y representantes de marcas importantes que vieron en Blue House un atractivo punto de venta a pocas cuadras del centro de la ciudad.
"Para mí es un orgullo contar como fuimos armando todo esto a pulmón. Viajaba a Buenos Aires con otros comerciantes y de a poco fuimos trayendo mas mercadería, al principio rellenábamos con bidones y rollos de cocina, pero bueno como dice el dicho: plata y miedo nunca tuve", sostuvo el comerciante.
De a poco el negocio comenzó a crecer y se animaron a más. Al punto comercial de la "esquina azul" le agregaron un depósito a la vuelta donde empezó a crecer una distribuidora que hoy alcanza 20 ciudades y un centenar de comercios en toda la provincia de Buenos Aires.
"Al principio salíamos en el Renault 18 de mi viejo con la mercadería en el baúl, mi vieja primero y mi señora después se hacían cargo del negocio. Por eso no dudo en afirmar que esta empresa tiene tres pilares fundamentales: Dios. Mis viejos y mi señora. Sin ellos hubiera sido imposible", afirmó.
Actualmente son distribuidores oficiales de Aqua Bot, la tecnología de avanzada para la limpieza y mantenimiento de piscinas. Pero continúan con los productos sueltos y artículos de bazar.
"Tenemos productos químicos e industriales. Ceras de auto brillo, perfumes al alcohol y al agua, detergente, lavandinas, es un rubro muy grande con infinidad de artículos", comentó.
Solo hace falta darse una vuelta por el depósito para confirmar sus dichos. El galpón está super cubierto de mercadería y hay múltiples pedidos preparados para salir a reparto.
"Nuestro secreto fue ir creciendo de a poco. Ahorro y austeridad, esa es la clave. Hay gente que viene desde el primer día y en todos estos años hemos sumado mucha gente amiga. Solo nos quedan palabras de agradecimiento por acompañarnos en esta historia", finalizó Fabián Risso.
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