17 de junio de 2020
Científicos argentinos desarrollaron un nuevo test de COVID-19 de base
molecular, rápido, de bajo costo y fácil de maniobrar, que fue
recientemente aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos
y Tecnología Médica (ANMAT). El kit de diagnóstico fue bautizado como ELA-CHEMSTRIP.
ELA-CHEMSTRIP no sólo posibilita detectar el genoma del
Coronavirus SARS-CoV-2 en muestras de ARN, con similar sensibilidad y especificidad que la reacción en cadena de
la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR, por sus siglas en
inglés)- técnica de referencia usada por el ANLIS/Malbrán y los centros
descentralizados-, sino que también
permite acortar los tiempos, reducir costos (dado que el equipamiento que
requiere es menos sofisticado, más económico e implica un porcentaje menor de
insumos importados) y no necesita ser maniobrado por personal altamente
calificado. Por otro lado, al igual que RT-PCR, el nuevo kit permite hacer
un diagnóstico temprano de COVID-19.
El proyecto de desarrollo, enmarcado en la Unidad
Coronavirus COVID-19 (creada en conjunto por el MINCyT, el CONICET y la Agencia
I+D+i), es producto de una asociación entre la Universidad Nacional de San
Martín (UNSAM), la Universidad Nacional de Quilmes (UNQUI) y las empresas de
base tecnológica CHEMTEST y Productos Bio-lógicos SA (PB-L). Diego Comerci, investigador del CONICET
en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIBIO, CONICET-UNSAM) y
socio de CHEMTEST, y Marcos Bilen,
investigador del Consejo en el Laboratorio de Ingeniería Genética y Biología
Molecular y Celular (LIGBCM, UNQUI) y parte de PB-L, lideraron el desarrollo.
Las pruebas de validación de ELA-CHEMSTRIP, hechas a partir
de paneles de muestras de ARN aportadas por el ANLIS/Malbrán, mostraron cerca de un 96 por ciento de sensibilidad (es
decir, arrojaron muy pocos falsos negativos) y un 100 por ciento de especificidad, lo que significa que no
hubo ningún falso positivo. Es importante destacar que las muestras positivas
tenían distintos niveles de carga viral y correspondían tanto a pacientes
sintomáticos como asintomáticos.
Una solución integral
para el trabajo en territorio
El proceso de diagnóstico de COVID-19 mediante un técnica de
base molecular como RT-PCR implica fundamentalmente tres etapas: 1) Extracción
de una muestra respiratoria mediante un hisopado nasofaríngeo, que es seguida,
en caso de que el centro en el que se la realiza no cuente con cabinas de
bioseguridad adecuadas, por una compleja logística de traslado 2) Aislamiento o
purificación del ARN a partir del hisopado 3) Testeo para detectar fehacientemente
el material genético del virus en la muestra de ARN.
En un país extenso como la Argentina en un contexto de una
pandemia, la posibilidad de garantizar testeos a todos aquellos que lo
necesiten podría implicar dificultades económicas, de tiempo, infraestructurales,
logísticas y hasta de acceso a recursos que necesitan importarse y tienen una
alta demanda global.
El desafío que se plantaron los equipos de investigación en
marzo de este año, cuando comenzaron a trabajar de forma conjunta con el propósito
de poder integrar sus distintas experticias y conocimientos, fue dar respuestas a los problemas que implican
cada una de las fases mencionadas.
"La idea que nos propusimos fue armar un sistema integral de detección de SARS-CoV-2
que sea simple de implementar y que se pueda realizar en el territorio, es
decir, en centros de atención de baja complejidad, unidades móviles o incluso
en laboratorios de campañas, que no cuentan con equipamientos sofisticados y
costosos como un equipo de RT-PCR", afirma Diego Comerci.
"Lo que hicimos fue pensar soluciones para cada una de las etapas con el fin de bajar los
costos, disminuir los tiempos y ampliar las posibilidades de acceso al
diagnóstico. Esto también sirve para descomprimir la demanda que existe
sobre los centros de referencia que utilizan RT-PCR", agrega Marcos Bilen.
En cuanto a la primera etapa, actualmente se encuentran
trabajando en la posibilidad de colocar el hisopado sobre una solución que
inactive el virus y permita evitar las complejas medidas de seguridad que
requiere su traslado a centros alejados con las cabinas de bioseguridad
necesarias. Respecto de la segunda, los investigadores ya cuentan con un kit de
extracción de ARN viral que podría acompañar el uso de ELA-CHEMSTRIP, que es,
justamente, una alternativa a la necesidad utilizar equipos de RT-PCR en la
tercera fase.
Una tecnología
sensible y específica
ELA-CHEMSTRIP está
basado en una tecnología molecular de detección viral directa conocida como ELA (Easy
Loop Amplification), que permite reconocer regiones específicas del genoma del
SARS-COV-2 en una muestra de ARN.
Al igual que RT-PCR y la amplificación isotérmica mediada
por bucle (LAMP, por sus siglas en inglés), ELA funciona bajo el principio de multiplicar el número de copias de
pequeños fragmentos de ADN o ARN, como los que se aíslan de las muestras
respiratorias tomadas a los pacientes mediante hisopados, para posibilitar
su detección.
"ELA es una tecnología de amplificación isotérmica del
genoma desarrollada en conjunto por
el LIGBCM y PB-L que, a diferencia de LAMP, funciona a
partir de enzimas producidas íntegramente en la Argentina, aisladas de
bacterias autóctonas, e incorpora componentes que hacen que sea mucho más
específica que aquella, lo que reduce la posibilidad de arrojar falsos
positivos", señalas Bilen.
La amplificación de regiones específicas del genoma viral se
conjuga con un método de
visualización. En el caso de ELA-CHEMSTRIP se trata del sistema
inmunocromoatgrafico bajo la forma de tiras reactivas de papel, en cuyo desarrollo
y producción tiene amplia experiencia el consorcio conformado por el IIBIO y
CHEMTEST.
"Estos test funcionan en base a anticuerpos específicos que
inmunocapturan las moléculas virales amplificadas en la reacción anterior -en
caso de que en la muestra contuviera el material genético del virus- y
señalizan el resultado a través de bandas de color en una tira de papel (como
las pruebas de embarazo). ELA-CHEMSTRIP
cuenta con dos anticuerpos que sólo reconocen al producto amplificado
correcto", señala Diego Comerci.
Una vez que se tiene aislada la muestra de ARN que se desea
analizar, el procedimiento es sencillo. En primer lugar, la muestra es colocada
en un tubo de reacción, junto con un complejo de enzimas, primers y
sondas, e incubada a 60 grados durante cerca de 45 minutos. En este paso, al
ARN se retrotranscribe en ADN y, sólo en caso de que el material genético del
SARS-CoV-2 esté presente, se multiplican exponencialmente las copias de
determinadas regiones del genoma viral. Luego se pone la tira reactiva de papel
sobre la solución (dentro del tubo de reacción) y se espera hasta diez minutos.
Si al extraer la tira, ésta muestra dos bandas coloreadas, significa que el
paciente tiene COVID-19, si, en cambio, solo exhibe una franja de color, eso
quiere decir que no está infectado con SARS-CoV-2.
Un desafío productivo
Comerci y Bilen coinciden en señalar que el mayor desafió
que implicaba este trabajo conjunto no era a nivel del desarrollo, dado que de
lo que se trataba era de readecuar e integrar tecnologías de amplificación y
visualización que ya habían probado en otros test y en las que contaban con
sobrada experiencia, sino de garantizar
que se pudieran producir a gran escala en la Argentina. La capacidad
instalada de CHEMTEST para fabricar tiras reactivas de papel
inmunocromatográficas es clave para que esto sea posible.
"De otra forma, el desarrollo no hubiera tenido sentido, al
no ofrecer una verdadera solución a un problema de salud pública, como lo es el
de garantizar un mayor acceso al diagnóstico de COVID-19 en el marco de la
pandemia", advierte Bilen.
La idea es producir
mensualmente alrededor de 100 mil unidades del kit. La primera partida,
actualmente en proceso, va a ser de 50 mil unidades, pero se estima que para el
próximo mes se van a fabricar 130 mil determinaciones.
"Esto fue posible gracias al apoyo y la coordinación
múltiples estamentos del Estado. En este sentido, en primer lugar, quisiera
destacar el rol del MINCyT, y especialmente las gestiones de su Secretario de
Articulación Científico-Tecnológica, Juan Pablo Paz, para reestablecer el
funcionamiento adecuado del ROECyT (Registro de Organismos y Entidades
Científicas y Tecnológicas), gracias a lo cual pudimos ingresar veinte órdenes
de compra al exterior en un solo mes. Además, me gustaría agradecer la
colaboración de Aerolíneas Argentinas, cuyos aviones sanitarios nos permitieron
traer insumos clínicos de China y también repatriar investigadores que habían
quedado varados en Alemania y Colombia. Tampoco puedo dejar de mencionar la colaboración
que recibimos de AFIP, Aduana, Jefatura de Gabinete, Cancillería, ANLIS/Malbrán
y SENASA", concluye Comerci.
Fuente: CONICET
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