14 de septiembre de 2016
La primera de las consideraciones debe ser evaluar una serie
de premisas necesarias para hacer realidad satisfactoriamente la adopción del
nuevo ser a la familia.
Lo primero a tener en cuenta es el espacio, que será la
razón que determinará directamente la naturaleza de la mascota a adoptar.
Si dispongo de poco espacio la elección deberá pasar por un
gato o un perro pequeño. Si el espacio es mayor el espectro se ampliará en
forma proporcional.
El segundo factor es el tiempo disponible por parte del
futuro dueño de la mascota y sí la casa queda, durante el día, sola mucho
tiempo o no.
De esto dependerá la elección ya que un gato, por ejemplo,
es un animal relativamente independiente
que puede prescindir durante un tiempo importante de nuestra presencia
en casa, no así un perro que sufrirá nuestra ausencia como un abandono pudiendo
afectar la formación de su carácter y con ello la futura convivencia.
Un tercer factor, de no menor importancia, es el aspecto
económico ya que con la voluntad no alcanza para atender las necesidades de
vacunaciones, medicamentos y alimentos de la crianza de un cachorro.
Por último, aunque no menos importante, resultan las ganas
de tener una mascota, nadie puede forzado a llevar a buen puerto un hecho tan
trascendente como es la incorporación de un ser vivo a la casa, si no lo desea
o simplemente no tiene ganas.
Tomada la decisión de adoptar la mascota llega el segundo
paso que es dónde y cómo obtenerlas.
Si no la hemos de comprar, para el caso, por ejemplo, de un
animal sin raza definida, los lugares ideales para obtenerla son los Centros de
Zoonosis (antirrábicos) de las diferentes localidades o distintos refugios de
perros.
Allí podremos obtener un animal que, aunque sin prosapia,
nos llenará la vida de amor y ternura y podremos estar seguros de haberlo
rescatado del abandono y probablemente de la muerte, en un acto que
dulcificará, sin duda, la llegada de nuestro nuevo huésped a casa.
Si la decisión es un animal de raza es conveniente seguir
los consejos de nuestro profesional veterinario de cabecera que a esta altura
de los acontecimientos ya habremos elegido concienzudamente.
Nunca debemos comprar en ferias de mascotas o en lugares
públicos un animal por conveniente que parezca la oferta.
Un animal de pedigree, que siempre debe tener papeles, que
no encarecerán su precio bajo ningún concepto, debe ser comprado, con la
supervisión de un veterinario en un criadero confiable de reconocida
trayectoria.
Recordemos que lo más barato del precio de un perro o de un
gato, es el precio del perro o del gato en sí, ya que las malas elecciones o
compras se pagan con creces durante la
crianza o durante el resto de la vida del animal.
Decididos a incorporar una mascota a la familia sepamos que es un acto de amor y responsabilidad y como tal es para siempre ya que implica la felicidad y el bienestar de una vida tan valiosa como la nuestra.
(Fuente: Dr. Romero)
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