17 de julio de 2017
"Se quejan de
que la tarifa estaba subsidiada y era todo ficticio, pero esto, con Cristina no
pasaba", dice un hombre de mediana edad a otro en una esquina de la
ciudad, donde comentan el tema mientras esperan para entrar a la sucursal del
Banco Provincia.
Parece decirlo en ese tono medio en broma, medio en serio,
que a uno lo deja pensando.
Aunque el chiste quizá sea solo eso, es verdad que la
seguidilla de cortes que golpea Tandil es un hecho inédito y reciente, que
comenzó hace no más de un año. Parece ser una coincidencia, pero muchos
usuarios lo toman en cuenta. Por eso y ya sin importar el nombre de quien ocupe
el Poder Ejecutivo Nacional, el hecho concreto que alimenta la bronca de los
usuarios es el aumento de tarifas. Porque el sinceramiento de las tarifas que
estaban subsidiadas -y lo siguen estando aunque en menor medida- se dio en
coincidencia con un período signado por estos cortes del suministro. Las
interrupciones tienen duración breve -entre 15 y 45 minutos- pero son cada vez
más frecuentes y generan un malestar creciente.
"Hicieron un
tarifazo para empeorar. Ahora no solo es mucho más caro sino que además se
corta la luz". Palabras más o menos, es uno de los reclamos más
frecuentes que recibe la empresa de la calle Nigro.
Pero la primera pregunta, que apunta a establecer lo inédito
de la situación, no es la más importante en términos constructivos. La
siguiente quizá sea más interesante.
¿POR QUÉ SE CORTA LA
LUZ?
La respuesta más elemental apunta a un largo período sin inversiones
en toda la cadena de producción y distribución del mercado eléctrico. En
Tandil, la situación se agrava por un crecimiento de la demanda sostenido y
fuera de serie. Durante la última década la Usina Popular y Municipal instaló
unos 14 mil medidores nuevos en una serie sostenida, a razón de 1400 por año.
En ese período pasó de poco más de 45 mil clientes a los 60.000 actuales, del
total, cincuenta mil son usuarios residenciales y el resto, comercios e
industrias.
Para atender esta expansión de la demanda sin sobresaltos
hace falta nueva infraestructura. Son alrededor de 15 mil clientes nuevos en
diez años y la tendencia de crecimiento no se detiene, mientras que la
capacidad instalada alcanzó su límite, como quedó demostrado recientemente
cuando uno de los tres transformadores de Transba -la empresa de transporte de
energía eléctrica por distribución troncal de la Provincia de Buenos Aires-
alcanzó el fin de su vida útil y el flujo se vio condicionado hasta que se
instaló un dispositivo de repuesto.
A pesar del malestar de los clientes por los cortes, sobre
todo porque se daban en horas de la noche, la situación se solucionó en un par
de días. "Tuvimos suerte porque
Transba tenía en el lugar un transformador de repuesto", explica el ingeniero
Guillermo Saab, gerente técnico de la Usina. "Traer un generador nuevo nos hubiera puesto en emergencia durante diez
días, porque son aparatos gigantescos, de 70 toneladas, que se traen por partes
y luego hay que armarlos en el lugar de su instalación".
Durante la última década se instalaron 1400 medidores nuevos
por año. Saab dice que no es una tasa de crecimiento normal. "En algún momento
fuimos los que más crecíamos en la provincia, después hubo un boom en Rafaela,
pero Tandil hace diez años sigue a ritmo sostenido. El problema de este
crecimiento es que hay que invertir porque se forma un cuello de botella; pero
las tarifas subsidiadas nos impidieron hacer inversiones porque solo cubríamos
el costo de funcionamiento y mantenimiento."
La salida de servicio del transformador número tres en la
estación de la transportadora bonaerense puso en evidencia la fragilidad del
sistema, al no poder este seguir abasteciendo a miles de usuarios. Aunque la
lógica no experta indica que si de tres dispositivos uno falla el
abastecimiento se resentirá, debería
poder funcionar con un transformador menos de acuerdo al criterio
"N-1" (ene menos uno) con que se diseñan las redes de energía
eléctrica para tener un reaseguro en caso de fallas. "Conceptualmente la energía eléctrica es una red que debe funcionar 24
horas y se diseña siguiendo la teoría de N-1, es decir, si fuera una mesa con
cuatro patas, tenemos que diseñarla para que con una pata menos, no se caiga".
LA MESA DE TRES PATAS
Saab sintetiza el criterio "N-1" a nivel básico.
"Cuando los ingenieros diseñamos
una red lo hacemos teniendo en cuenta una redundancia en el ciclo. Pongamos
como ejemplo una mesa de cuatro patas, entonces, tenemos que diseñarla de forma
tal que, si le quitamos una, pueda seguir en pie y funcionando".
Entonces, el complejo de transformadores por los que ingresa
el flujo eléctrico a Tandil no adolece de un mal diseño, más quedó sobrepasado en
el tiempo debido al gran aumento de demanda.
De hecho, hasta 2001 había solamente dos dispositivos.
"En ese año notamos que si fallaba
uno el restante no alcanzaba, entonces instalamos el tercero", dice el
especialista, confirmando que el sistema debe funcionar con capacidad de sobra
que le permita hacer frente a contingencias.
Cuando el sistema se empieza a sobrecargar actúan
protecciones, como pasa en un domicilio con la llave térmica. Cada transformador
tiene su llave de protección.
Es decir que, en Tandil, el sistema está funcionando en
emergencia. La mesa que debería tener cuatro patas y estar diseñada para seguir
en pie con una menos, tiene solo tres. Y ya quedó en evidencia que cuando le
quedan dos, como cuando se rompió el tercer transformador, se viene abajo. La
solución es instalar un nuevo transformador y lograr otra vez equilibrio y
holgura para enfrentar la salida de línea de uno de ellos.
Porque los transformadores también deben salir de servicio
de forma programada, para hacer mantenimiento preventivo que extienda su vida
útil.
El soporte eléctrico de la ciudad incluye las líneas de
media tensión y las de baja tensión, que son alimentadas por 400
transformadores. Esa red también tiene un déficit por falta de inversiones.
Básicamente, el sistema eléctrico tiene cuatro componentes:
Los que generan, los que transportan la energía, los que la distribuyen una vez
que llegan a las ciudades y los clientes.
Transba toma energía
de la empresa generadora y la entrega en Tandil. El Estado provincial le paga
por ese servicio a través de la compañía Administradora del Mercado Mayorista
Eléctrico (Cammesa), que decide los
detalles de funcionamiento de ese mercado y hace de nexo entre los que generan,
los que transportan y los que distribuyen, al tiempo que ordena la faz técnica
del funcionamiento del sistema completo.
Cada generador tiene un medidor que marca todo lo que envió,
las distribuidoras como la Usina
tienen un medidor en la entrada a la ciudad, donde se ubican los
transformadores de Transba, que indican todo lo que compró. Esas lecturas las
utiliza Cammesa para saber cuánto transportó la concesionaria y cuánto debe
abonarle.
Transba tiene a cargo las líneas y torres de alta tensión y
los transformadores que hay en cada extremo. Estos dispositivos son los que
"aceleran" la electricidad cuando sube desde la generadora a la red y
la "desaceleran" cuando debe bajar para entrar a la ciudad e ingresar
a la red de media tensión.
¿QUIÉN PONE LA PLATA?
La falta de inversiones que deriva en estos cortes de luz es
el diagnóstico. Entonces, la solución más evidente es la inversión. ¿Quién debe
hacerla? En teoría, cuando se concesionó la red de transporte de energía por 99
años a Transba, esta debía ocuparse de la operación y el mantenimiento. Se suponía
que si Transba tenía que ampliar era porque la distribuidora tenía más demanda,
y por lo tanto, esta tendría el dinero para invertir en una ampliación o para
generar energía. "Pero se politizó
la tarifa y no se pudo invertir", resume el ingeniero.
En el caso de Tandil, en diez años se sumaron 14 mil nuevos
clientes pero al estar la tarifa subsidiada, el precio de la energía le
permitió a la distribuidora local sostener el servicio, aunque sin hacer las inversiones
que requiere el escenario actual.
La salida de servicio del transformador puso en evidencia la
necesidad de sumar otro para cumplir con el diseño de redundancia cíclica que
exige la distribución de energía durante 24 horas. "Se juntaron la fatiga del material con la necesidad de inversión porque
si sacás un transformador, con los otros dos no alcanza". A esto se
suma que no hay posibilidad técnica de agrandar el trío de transformadores
ubicados a la vera de la Ruta Nacional 226.
Por eso la Usina está trabajando para armar otra estación
transformadora en el Parque Industrial. Para darle a la mesa otra vez sus
cuatro patas, compró un transformador valuado en 900 mil dólares. Ahora necesita
una cifra similar para la obra civil, la instalación de protecciones y cableado.
El equipo se compró con lo que se recauda por inversiones en
la red de transporte, un ítem incluido en la tarifa que va a un fideicomiso y
solo admite ese uso específico. Hay gestiones de la empresa de energía ante el
Gobierno de la Provincia de Buenos Aires tendientes a que el Estado aporte los
restantes 900 mil dólares.
ENERGÍA MÁS CARA
La cuestión de los aumentos de tarifas puso en debate otra
cuestión, con quejas por el mayor valor de la energía eléctrica en Tandil.
Desde la Usina explican que la tarifa no es más cara en Tandil con respecto a
otros municipios bonaerenses. Lo único que cambia en cada municipio son las
cargas impositivas que pueda haber, los tributos nacionales y provinciales son
los mismos y también la tarifa, asegura la distribuidora.
Sí hay una variación entre provincias, porque cada una
decide el valor de la energía eléctrica en su territorio. En Capital Federal y
el Conurbano el régimen es nacional, a través de Edenor y Edesur. El resto del
territorio bonaerense depende del Gobierno de la Provincia.
No influye tampoco la distancia de transporte porque existe
para eso un fondo compensador, todas las distribuidoras compran al mismo valor.
"Entre
provincias hay diferencias porque cada una decide su tarifa y también cuánto
subvenciona. Hoy todavía tenemos un 50 por ciento subsidiado y además hay una
medida cautelar que suspendió la última modificación del precio, así que
tenemos que subir aún una rampa de aumentos hasta llegar a la tarifa plena",
reconoce Saab.
El ingeniero ayuda a entender el escenario con una
abstracción: "Si el costo de
generación de energía hoy es 100, estamos comprando a 50 y el otro 50 lo pone
la Provincia. Con el gobierno anterior se pagaba 20 y 80 estaba subsidiado".
Pero los subsidios no desaparecieron a pesar de los
tarifazos. En Tandil existe un paraguas de 20 mil usuarios residenciales que
pagan tarifa social.
En la actualidad se están depurando los padrones de tarifa
social porque se aplica de manera automática de acuerdo a tablas de cruzamiento
de datos entre AFIP, ARBA y otros organismos del Estado que determinan si una
persona necesita el subsidio. "Puede
haber errores, como que subvencionen a un miembro de la familia que es titular
del medidor pero los bienes de la pareja están registrados a nombre del otro.
Eso puede dar lugar a beneficios que no debieran otorgarse y en Tandil hemos
detectado algunos errores groseros, muy evidentes, de gente que pagaba la
tarifa social y no correspondía, pero es una porción minoritaria".
DE NOCHE Y A OSCURAS
En medio de los cortes por el desperfecto del transformador
de Transba los vecinos reclamaban que la interrupción del servicio se
programara de día, básicamente por temor a posibles delitos aprovechando la
falta de iluminación.
Pero no es posible evitar los cortes nocturnos por una razón sencilla de entender, que
refiere a la imposibilidad de almacenar la energía eléctrica.
El patrón de consumo de energía es universal. El gráfico es
ondulante y creciente, con un valle de poco consumo a la madrugada, que sube a
media mañana y se estanca entre mediodía y la hora de la siesta. Luego empieza
a subir nuevamente y alcanza el pico nocturno.
Como se dijo, la energía no se almacena para su distribución
sino que se va inyectando al sistema a requerimiento de los clientes. El pico
de consumo nocturno no puede ser cubierto con dos generadores porque se
sobrecargan y se activan las protecciones que los apagan. Por esa razón los
cortes se hacían por la noche y no hubo manera de evitarlo.
El nudo del problema es la falta de infraestructura y no la
falta de fluido eléctrico en la red general porque hay mayor generación y,
además, bajó el requerimiento de energía de las industrias porque tienen menos
producción.
En esta habitualidad de los cortes confluyen varios factores
y uno es el crecimiento de la ciudad. "Por ejemplo, la línea que sale de Guatemala y Balbín, donde van los
circos, llega hasta la Posada de los Pájaros. Es una línea en su gran mayoría
aérea y de mucha distancia". El ingeniero Saab agrega que "asociado a esto existe una realidad de la
naturaleza, las tormentas vienen con vientos más fuertes y con mayor actividad
eléctrica. Es un dato histórico. Si tomamos un período de 20 años, era muy
esporádico que cayera un rayo sobre alguna línea, hoy en cada tormenta nos cae
un rayo. Entonces actúan las protecciones y se corta el suministro, pero no se
reactiva enseguida sino que, por protocolo, hay que inspeccionar toda la línea
antes de volver a dar energía".
Por lo general el rayo cae de noche y hacer la inspección
lleva un buen rato porque hay que ir recorriendo la línea y alumbrando para ver
que esté todo en orden, que no haya una rama sobre los cables o que se hayan
cortado los hilos y estén en el suelo, en cuyo caso, reactivar el servicio podría
generar daños y hasta la muerte de alguna persona por accidente.
El ingeniero Saab asegura que la instalación de la central
termoeléctrica en Tandil hubiera sido positiva desde el estricto punto de vista
de abastecimiento energético.
"Nos permitía
independizarnos de la transportadora porque al estar el generador acá,
tomábamos la energía directo. El sistema sería más firme y tendría menos fallas
posibles al haber un tramo menos en el proceso. Desde el punto de vista eléctrico era mucho mejor que hubiera estado
acá. Después entran en consideración cuestiones ambientales, políticas y
sociales y ese es otro tema que excede mi formación específica y técnica".
Calificó la instalación de la termoeléctrica como "una decisión del Estado para que no falte
energía, pues el sistema se achicó durante muchos años y mantuvo funcionando lo
que tenía. Pero aumentó la demanda. Hay que hacer generadores y líneas para transportar".
En la Usina dicen que más del 80 % de las fallas son
transitorias. Es decir, cae una rama o un rayo y el sistema corta de forma
automática, luego se procede a la inspección y como no hay problemas físicos en
la línea, se reanuda el servicio. Claro que esa inspección puede demorar varios
minutos o más, porque hay que recorrer la línea. Solo en el 20 % restante de
los cortes hay que hacer alguna reparación física en el tendido de media o baja
tensión.
Saab cuenta el caso de un alimentador cuya línea llega hasta
Desvío Aguirre, por la Ruta 226. "Ese
alimentador habitualmente falla porque cerca de el Rancho de Popy hay mucho
arbolado y en cada temporal de viento vuela alguna rama, ya sabemos que eso va
a pasar y por más que tengamos despejada la línea, las ramas vuelan 20 o 30
metros en los temporales y siempre alguna nos pega"
Y a veces se toman decisiones para proteger al personal:
"En la zona de El Centinela cayeron
unos pinos sobre la línea y justo hubo vientos fuertes durante horas, así que
los muchachos no se podían subir para hacer la reparación porque corrían
peligro si lo hacían, y entonces ese corte duró varias horas".
En otro caso reciente el apagón afectó Cerro Leones. Fue un pájaro
que, posado sobre la línea, abrió las alas y generó un arco de electricidad que
quemó los fusibles. "Y tuvimos que
recorrer toda la red hasta que encontraron el pájaro quemado y pudimos
reabastecer. Si esto pasa de día es fácil, porque uno maneja y otro va mirando,
pero de noche es muy complicado y además hay menos personal".
Y cuando se corta la luz sobreviene el malestar de cientos
de usuarios que no pueden comunicarse con la Usina. Es que la gente muchas
veces se preocupa, más que por el corte, por la falta de información. Cuando
saben que la empresa está trabajando y tiene una estimación de la demora, ya
baja la ansiedad. El problema es que cuando llaman por teléfono a la guardia no
encuentran respuesta.
"Somos tres o
cuatro atendiendo pero entran 40 llamadas juntas cuando se corta la luz y
ninguna dura menos de un minuto porque una vez que logran comunicarse, quieren
hablar", explica un responsable del conmutador. La distribuidora de
electricidad cuenta con un rápido sistema de información a través de sus
cuentas de Facebook y Twitter, pero la mayoría de los usuarios prefiere el
teléfono en esos casos. De hecho, a pesar de ser Facebook la red más utilizada
en Tandil, solo 500 usuarios tienen configurado el seguimiento de noticias de
la página de la distribuidora, donde la información sobre los cortes, sus
causas, la cantidad de usuarios afectados y el tiempo estimado de reparación se
comunican a los pocos minutos del desperfecto.
A pesar de todo esto, la distribuidora mantiene una imagen
positiva entre sus clientes. Así se desprende de una encuesta de satisfacción
realizada por la consultora Survey en territorio bonaerense, que posiciona a la
Usina de Tandil como la de mejores indicadores entre las distribuidoras de la
Provincia.
La consultora "Survey" midió la percepción de los
usuarios de las distribuidoras provinciales en torno a la calidad del servicio,
la atención y la imagen empresa, mediante una encuesta realizada en los meses
de diciembre y enero pasado.
Según la encuesta, la Usina de Tandil es una de las tres
distribuidoras con mejores niveles de imagen positiva en la provincia de Buenos
Aires, junto a sus pares de San Miguel del Monte y Trenque Lauquen.
Entre los indicadores se destaca el de atención ante el
reclamo. En ese ítem, más del 89 % de los consultados consideró satisfactoria
la respuesta de la empresa. Además casi el 80 % de los usuarios calificó a la
empresa como "ágil y moderna".
En otro de los cuadros de la encuesta se puede observar que
el 75 % de los usuarios se siente "orgulloso" de la Usina y el 86 % destaca los
lugares de cobro de servicios que tiene la empresa.
Otro de los indicadores positivos tiene que ver con el
suministro eléctrico sin interrupciones: más del 80 % de los consultados
aprueba el servicio de la Usina. Y el 81 % se mostró satisfecho por la rapidez
de la reposición del servicio ante los cortes de emergencia.
Aún con estos números, en la empresa reconocen que hay que
hacer inversiones pronto porque los usuarios pagan la energía más cara -está
pendiente el aumento del 58 % detenido en la Justicia- y exigen mejor servicio.
El nuevo transformador a instalar en el parque industrial es una parte, pero
también hay que instalar decenas de transformadores entre la red de media y
baja tensión por toda la ciudad. Paradójicamente, para poner en marcha estas
mejoras habrá que interrumpir el suministro. Igual que cuando el electricista
le corta la luz para reparar o ampliar la red en su casa. Ármese de paciencia,
la temporada de cortes recién empieza.
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