9 de marzo de 2024
En el Día Internacional de la Mujer, el
Colegio de Psicólogos Distrito VIII propone una reflexión en torno al lugar que
se le atribuye a la salud mental de las mujeres.
"Me parece importante situar al 8M desde una
perspectiva histórica, como una conmemoración donde no hay nada para festejar
pero sí para continuar en la construcción de una memoria colectiva y en la toma
de conciencia del lazo social que queremos establecer", señala la Lic. Victoria
Pérez Bitonte.
El 8M tiene su origen en un hito histórico: la
huelga de mujeres en una fábrica textil neoyorquina que le costó la vida a 129
trabajadoras. "La lucha feminista enraiza en ese hecho pero no de manera
exclusiva: antes y después se produjeron muchos movimientos invisibles que la
fueron fortaleciendo y conquistando nuevos derechos, sobre todo en lo que hace
a la reivindicación de los derechos laborales y a la posición de la mujer en la
sociedad, aun cuando todavía queda mucho por hacer", destaca la psicóloga.
Los datos comprobables en la clínica ponen el
foco sobre un dato significativo: la carga desigual de responsabilidades
contribuye a tasas más altas de ansiedad y depresión. Las mujeres son quienes
más tareas realizan en el hogar: 8 de cada 10 están a cargo de ellas mientras
que en los varones la proporción es de algo menos de 5 de cada 10.
"Hemos avanzado en la problematización de
estas cuestiones, lo que nos ha permitido desanudar, mirar, reflexionar,
promover líneas de fuga y romper con lo instituido en lo que refiere al trabajo
del colectivo feminista y disidencias. Pero todavía queda mucho por hacer con
las fuerzas de resistencia que se oponen y que siguen pensando a la sexualidad y
a los vínculos desde una perspectiva binaria. Esas ideas refuerzan la
construcción de los estereotipos de género, atribuyendo determinadas
características -como la pasividad de lo femenino y lo dominante de lo
masculino- pero no son datos naturales que tengan que ver con lo biológico sino
construcciones sociales y culturales que hacen a nuestro imaginario social, a
nuestro sistema de creencias y que determinan nuestra forma de vincularnos, de
posicionarnos frente a los otros y la forma en que nos miramos a nosotros
mismos", aclara Pérez Bitonte.
"Los
hechos de violencia solo son la punta del iceberg"
¿Cómo se
revelan estas construcciones en una consulta y cuál es la tarea de un
profesional de la salud mental?
Sin dudas, estamos atravesados por un sistema
de creencias de índole patriarcal que funciona según estereotipos de género y
atribuye a la mujer roles exclusivos de cuidado, asistencia mientras que al
hombre le otorga el lugar de proveedor y protector, entre otras cosas; un
patrón que se ha naturalizado y afecta permanentemente la forma de vinculación
en tanto promueve vivencias de vínculos asimétricos que suponen desigualdades
básicas y estructurales en relación a las características que se le atribuyen a
cada uno.
La punta del iceberg, lo que llegamos a ver de
manera manifiesta, son los actos expansivos de violencia de género donde hay
violencia física, descalificación u otros tipos de violencia hacia mujeres y
disidencias. Estos hechos son solo la cara más visible y expansiva pero cuando
se indaga y profundiza siempre se trata de vivencias de fenómenos
micromachistas que echan raíz, efectivamente, en la naturalización del lugar
que se supone le toca a cada quien en la sociedad.
Como profesionales de la salud mental no
podemos ser cómplices de este estado de cosas porque gran parte de nuestra
tarea consiste en poner luz sobre los puntos de oscuridad, promover otras
significaciones posibles frente a lo instituido y aportar herramientas en la
construcción de vínculos saludables. No podemos mantenernos al margen, aun
cuando en el consultorio tratamos dejar afuera nuestras opiniones y creencias
para no obstruir el trabajo analítico.
Los psicólogos y psicólogas trabajamos con los
principios de neutralidad y abstinencia pero no podemos permanecer ajenos o
pasivos ante un fenómeno social que promueve padecimiento en tanto se plantea
de un modo rígido sin dar lugar a otros instituyentes.
En estos tiempos, en los que se pretende
desubjetivarnos, en los que la propuesta es eliminar y atrasar, en los que
intentan instalar la idea de que historizar es volver atrás poniendo en duda
nuestra historia misma, debemos asumir una posición ética, defender y recuperar
la historia para crear memoria colectiva porque, como dijo Freud, lo que no se
elabora se repite.
Defender
la salud mental de las mujeres
Las mujeres continúan realizando la mayor
parte del trabajo doméstico y del cuidado no remunerado. Éste es el principal
obstáculo para su participación plena en el mercado laboral. Acceden en menor
medida que los varones a puestos de decisión. El porcentaje de varones en
puestos de dirección y jefatura es un 75% superior al de las mujeres. Por otra
parte, el 70% de las mujeres experimenta violencia de género en algún momento
de su vida, afectando su bienestar psicológico.
Desde el Colegio de Psicólogos Distrito VIII
subrayan: "este 8M volvemos a destacar la importancia de cuidar y defender la
salud mental de las mujeres, reconociendo los desafíos únicos que enfrentan,
por un acceso equitativo a servicios de salud mental", concluyen.
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