1 de agosto de 2020
por
Brando Bruni
Marco Nuñez se
trasformó desde hace unos cuantos años a esta parte, en uno de los referentes
de Villa Gaucho. Nacido hace 37 años en el barrio, allí se crió y armó muchas
movidas que pusieron al lugar en agenda.
2008, claramente
fue un año de cambios en su vida. Por un lado, cuenta que "empecé a ir a trabajar a El Chaltén. Todos los años volvía, ahora hace
tres años y pico que no estoy yendo. Hacíamos expediciones de montaña, todo lo
que es vuelta al hielo, al Huemul, senderos tradicionales, campamentos. Fui por
un amigo, trabajo en durlock hasta el día de hoy, un compañero me empezó a
comentar y decirme que tenía que ir. El me hizo el contacto y desde que fui
nunca pude olvidarme"
"Te genera cosas que no se pueden creer, la vida
de montaña es alucinante. Me han tocado situaciones de estar mucho tiempo en el
medio del bosque, sin señal, ni luz, ni agua caliente, ni cama. Las cosas que
te generan la naturaleza, ser parte. Te tiene que gustar, me ha tocado estar en
lugares donde por ahí estás dos días para ver a alguien", cuenta de esas experiencias.
Pero, más allá de
los viajes y el amor por la montaña, su cariño por el barrio siempre permaneció
intacto. Entre esas idas y venidas, fue uno de los miembros fundadores de Los
Adoquines de Fulano de Tal, murga que hoy es muchísimo más que eso.
"Nos juntábamos con amigos, teníamos maquillaje,
nos poníamos látex en la cara, pirograbábamos en vidrio y nos gustaban esas
situaciones. Siempre hacíamos cosas entre amigos, nueve o diez personas, y
queríamos inventar algo. Primero pensamos en una murga circense, pero era re
complicado, porque además de a tocar teníamos que aprender mucho más. Entonces
nos metimos con la murga de lleno y empezamos a incursionar porque ninguno
había tocado nunca un instrumento. Fue la necesidad de hacer algo", recuerda.
Así, se fue
sumando gente y Adoquines empezó a ser una marca registrada del barrio. "Nos sentíamos parte, estábamos haciendo
algo nosotros, nadie nos decía que hacer. Buscábamos la forma de aprender,
sentíamos que estábamos concretando algo, hacíamos música y todos podíamos ser
parte de esa música. Esa forma de verlo, generó la pertenencia que hizo que se
sume la gente. Nos pasa con todos, los vecinos que suman para bailar o llevar
una bandera, se sienten parte de esta movida cultural", relata Marco.
Esa murga de
novatos, al poco tiempo se transformó en mucho más, en una agrupación que hacía
muchísimo por el bienestar de Villa Gaucho. Marco señala que "fue desde el primer momento, que vimos
que no teníamos instrumentos. No éramos músicos, buscamos los medios y logramos
hacer música. Entendimos que las capacidades estaban para ser algo más que una
murga y tocar en carnavales. Por los planteos que se hacen en Adoquines deben
decir que estamos locos. Cuando armamos la primera carrera Ramón Bedoya, junté
a los nueve amigos e inclusive a la hija de Ramón, les dije que íbamos a hacer
la carrera y empezamos con 60 mil pesos de deuda sin arrancar. Se sumaron a
esto de "podemos hacer", las cosas se
van dando naturalmente, por eso dejamos de ser solamente un grupo de percusión,
podemos hacer lo que se nos ocurra, con la voluntad de todos. Por eso logramos
la carrera, el carnaval en el barrio, el Villa Gaucho Rock, las salidas de los
pibes a las sierras y nos quedan miles de cosas".
Entre los eventos
y movidas que menciona, el Villa Gaucho Rock es una de las que más se destacó,
convocando muchísima gente desde hace muchos años en el Complejo Limache: "Sabemos la identidad que genera en el
barrio. No es solo Los Adoquines, son todos los vecinos que se suman. Días
antes del festival están todos viendo si hay que ayudar con algo. El barrio se
siente parte, algunos se encargan de la feria de artesanos, otros de los
juegos, otros de la mercadería. Somos una red tremenda que dignifica a todos
los vecinos y nos enorgullece".
Este festival, y
todo lo otro que generaron, lograron romper con estigmas y estereotipos, y
pusieron a la barriada en agenda. Dice que es "gracias a la movida de este y otros medios, nos ayudaron a difundir e
hizo que se rompa esa sensación de que atrás de la ruta pasan cosas extrañas.
Se rompe con el estereotipo que se había armado de los barrios en Tandil. Eso
es un orgullo, pudimos demostrar que somos gente de trabajo, que tenemos ganas
de darle otra realidad al barrio a través del ejemplo. En Villa Gaucho pasan
cosas buenas y ojalá podamos seguir logrando mucho más".
Del Villa Gaucho
Rock y su crecimiento, afirma que "es algo
que no podemos creer. Un momento que nos llena de emoción es ver a las bandas
llegando al barrio. La pluralidad de gente que va, nos hace saber que vamos
bien. Siempre buscamos ayuda para mejorar. Ojalá que siga, estamos complicados ahora por
la situación del lugar, pero no con las ideas. Queremos redoblar la apuesta del
año pasado".
Y cuando dice
sobre el problema es con el lugar, se refiere a la situación que se vive en
estos momentos con el Complejo Limache, que desde hace un tiempo dejó de ser
municipal y eso trajo muchas complicaciones. Así y todo, el barrio no baja los
brazos y quiere recuperarlo.
"Perdimos el Limache. El municipio alquiló el
lugar durante 10 años a un monto, no quisieron pagar el aumento que pidió la
familia propietaria. Se presentó otro inquilino con posibilidad de compra, la
Iglesia La Roca, que cuando empezó a alquilar se cortaron automáticamente todas
las actividades del Limache. Sacaron hasta los chicos que jugaban al futbol
ahí. Era un lugar para muchos momentos de encuentro en el barrio. Toda la
barriada está sin un lugar público", dice y agrega que "la Iglesia está
haciendo un centro de rehabilitación, cualquier persona que entienda un poco de
políticas de consumo problemático, nunca pondría en un barrio algo así".
Marco añade que "en este momento estamos sin lugar, en la
lucha de que el municipio se ponga a la par de los vecinos. Al momento de
avisar que esto no funcionaba más, nunca se acercaron, nos enteramos por
comentarios que empezaron a rondar en el barrio. Cuando tuvimos la reunión con
el intendente le molestó que le dijéramos que se haga cargo, pero es así, lo
tiene que hacer, es el responsable. De ultima, si no se puede pagar, hacíamos
lo necesario para poder hacerlo. Todos conocemos a la familia Buffanti, los
dueños del terreno, nos criamos todos juntos en el barrio. Hablamos con la
familia, porque desde el municipio nos decían otras cosas, nos dijeron que les
"chimangueaban" el contrato. No tuvieron en cuenta la movida cultural ni los
propios carteles que puso el municipio hace 10 años diciendo "integran el
barrio a través de la cultura y el deporte". Lo habían logrado, creo que fue el
único barrio que lo hizo parte, la gente se involucró".
"Hay algo que no se está diciendo. Lo hablamos con
el Secretario de Gobierno, Oscar Teruggi, que es otro responsable para que esto
se solucione. Digo los nombres porque quiero tenerlos en frente otra vez para
volver a decirles que se hagan cargo de la que se mandaron. No es el pedido de
una manga de loquitos que tocan el tambor, es un pedido de todo el barrio. Más
cuando se está cediendo el espacio a una iglesia, tiene que haber un criterio.
Querían reubicar todos los talleres en el Hipódromo y la Casa del Bicentenario,
nunca pensaron en juntar a los vecinos que iban a los talleres y preguntarles si
querían ir a esos lugares. No va a ir nadie, a 10 cuadras queda el Hipódromo,
una madre no va a ir a las 9 de la noche. Hay cosas que de atrás del escritorio
no se pueden percibir",
afirma firmemente.
También explica
que "cuando arrancó el conflicto, nos
juntamos, armamos el pedido para el municipio, se lo llevamos para que consigan
un lugar en el barrio. Ellos nos dijeron que tenían un lugar en vista, pero no
nos podían decir cuál era. Ante eso, nosotros les llevamos tres lugares más,
con nombres de los dueños y todos los datos".
El conflicto
viene de antes de la cuarentena, y señala que ya en Fase 5 solo les dicen que
hay otras prioridades: "Se están
reabriendo muchísimas actividades, están mandando muchísimos fondos y hay un
dinero que el municipio no está pagando como alquiler, que no sabemos dónde
está. Se invierte otros lados plata, pero la cultura de los barrios no les
importa, nuestra lectura es que hacen abandono del barrio. Estamos pidiendo
juntarnos para trabajar en conjunto".
Más allá de los
conflictos actuales, Marco y Los Adoquines hacen y seguirán haciendo todo lo
posible por mejorar la situación de su barrio. Cuando se le pregunta cómo vive
lo de ser referente de Villa Gaucho, él no reniega para nada de eso, al
contrario, dice que "me parece
alucinante, está buenísimo vivirlo. Nunca lo busqué, surgió todo naturalmente.
Si te toman como referente por amar tocar, o amar ver cómo trabajan los vecinos
juntos, defender estas cuestiones tan propias; es alucinante. Nunca estudié ni
nada por el estilo para poder lograrlo. Ojalá que la referencia esta sea por
muchos años pero con objetivo claro, poder conseguir cosas que generen
bienestar a todos. Capaz que soy yo la cara visible, pero hay muchísimos
compañeros, las ideas son de muchos vecinos".
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