5 de febrero de 2017
¿SALIR DE LA RED?
Nancy Coller, acaba de publicar "THE POWER of OFF" (el poder de apagar o de quedar afuera).Nancy es psicoterapeuta, practicante de la disciplina oriental de meditación, se graduó en Trabajo Social en la Universidad de Virginia y en la de Columbia realizó un master en oratoria. Su nuevo libro apunta a lograr una forma consciente de permanecer sano en un mundo virtual.
Durante 25 años, fue deportista de alto rendimiento en equitación y su técnica de "mindfulness" -atención plena- aboga a conectar con la naturaleza, la realidad y liberar la mente para vivir lejos de lo virtual recuperando la capacidad de ser creativos.
Hay muchas opiniones sobre la cárcel que significa el mundo cerrado de las redes y somos conscientes que nos convertimos en esclavos de los dispositivos que deberían liberarnos, darnos más tiempo para vivir la vida y acercarnos en vivo a la gente que amamos. Pues no, es al revés: vivimos bombardeados todo el tiempo por tonos, timbres y zumbidos de alerta sobre mensajes, whatsapp, notificaciones u otras novedades sintiéndonos obligados a ver y responder de inmediato.
Las estadísticas oficiales de Argentina, acusan 68 millones de celulares activos, y que la mayoría revisamos el celular 150 veces al día, algo así como cada seis minutos. Los jóvenes envían en promedio 110 mensajes de texto o Whatsapp, Snaptchat, Instagram o Facebook al día y el 46% de los usuarios de teléfonos inteligentes aseguran que no podrían "vivir sin sus dispositivos".
El INDEC, en su Encuesta Nacional sobre Acceso y Uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación (ENTIC), advierte que la TV sigue siendo la
tecnología con mayor presencia en los hogares argentinos, seguida por el teléfono móvil. El 67% de los hogares argentinos tiene acceso a computadora y el 61,8% a Internet. En nuestra patria casi 7 de cada 10 personas utilizan computadora o Internet y casi 8 de cada 10 emplean celular.
Pero la TV no es el integrante más importante de la casa: ha sido desplazado. El nuevo rey que genera la mayor dependencia es?¡EL WI.FI!
Porque cada quien se busca su propia programación, ya sea en su tablet, su notbook, en su celular o conecta algún dispositivo para oír música, ver videos o vincularse al mundo.
En una misma habitación conviven varios formatos de entretenimiento todos con un dispositivo personal conectado a la Web. En Argentina, el sistema debe sostener el tráfico de 250 GBps (Giga Bites por segundo), de este volumen el 69% son videos.
SIN MIRARSE A LOS OJOS, NI TOCARSE
La primera pregunta en un café o un restó, es ¿ME DAS LA CLAVE DEL WI-FI?
Parejas jóvenes que salen a cenar y sacan sus teléfonos para revisar mensajes, correos y redes sociales incluso antes de leer el menú y los chequean en repetidas ocasiones durante la cena.
Personas que salen de compras y hacen fila, gente que cruza calles concurridas, ciclistas y conductores con los ojos puestos en sus teléfonos ignorando el entorno. Gente que camina por el lago en un atardecer fantástico enfrascados en su celular, chocando entre sí, tropezando o golpeándose con obstáculos.
Niños pequeños en sus cochecitos, que ya juegan con un dispositivo digital -que los padres le dan para que se entretenga- en vez de observar y aprender del mundo que los rodea. Quien nos atiende en un negocio también se ocupa de su celular mientras trata de vendernos algo.
En una TED, (esas conferencias donde se motiva sobre Tecnología-Entretenimiento-Diseño), el británico/EEUU Simon Sinek explicó la teoría de la secreción de dopamina al actuar en las redes. Esta divulgación científica avalada por varios estudios de fuste, descubrió que la llamada hormona de la felicidad tiene un mayor impulso de secreción?cuando vemos los LIKES, o los comentarios de aprobación en nuestros muros o perfiles en las redes sociales, y esto genera una adicción como cualquier droga que produzca placer. Parece que la DOPAMINA sería parte de la explicación a la dependencia de estar en-red.
¿Estamos mas o menos conectados?¿Como se comunican hoy las personas? ¿Esto nos trae problemas?
Pedimos opinión a los especialistas.
LOS QUE SABEN
Gonzalo Olguín (33 años) es Community Manager, es decir se encarga en forma profesional de gestionar, armar, planear estrategias para que empresas, marcas de productos, organizaciones y personas públicas -como deportistas, políticos, actores- se comuniquen exitosa y adecuadamente en las redes sociales.
"Es necesario balancear los contenidos, porque uno comunica contenidos, y para ello usa imágenes, sonidos y texto. Se ha perdido el hábito de la lectura, por tanto los textos largos no funcionan. Hay que cortar y elegir lo esencial, o fragmentarlo en varias comunicaciones. Cuando hablamos de LAS REDES, cada una es diferente, no hay transversalidad. Los contenidos para Facebook, se piensan para esa plataforma, en Twitter los efectos son muy dinámicos y más fuertes por lo instantáneos: política, deportes, urgencias. Usar Instagram requiere esencialmente imágenes. Cada red tiene sus usuarios/seguidores, su modo para vincularse y su leguaje propio".
Para Olguín, su función es lograr IMPACTO, sin traicionar las bases del producto o hecho que deba comunicar, y el mayor compromiso es logar la coherencia entre lo que se expresa en las redes y lo que la persona, empresa u organización, en verdad es.
La pregunta obligada. ¿que buscamos los humanos en las redes?
"Principalmente pertenecer, no quedar afuera, y como consecuencia ser aprobado por el grupo de pertenencia o valorado por algún contenido que se comparte. Los jóvenes buscan ser reconocidos, dejar su marca, su sello, y provocar lo que llaman IMPACTO, su acción debe generar una reacción, y eso los mantiene expectantes. Los chicos no miden ninguna consecuencia, no importa lo que filmen y suban con tal que se "viralice", esa es una significativa diferencia con los adultos, que tratan de preservar su honor, su trayectoria? buscan consejos para no hacer un papelón, quieren participar con fuerza pero sin arriesgar, tienen mas claro que exponerse puede ser perjudicial. Personalmente creo que es al revés: quienes más riesgos corren son los más jóvenes, están expuestos, no piensan que los datos, las fotos, las conversaciones pueden implicar un verdadero infortunio, ellos no evalúan un robo, una violación o un secuestro. Los chicos no piden ni aceptan consejos, ellos operan por ensayo y error"
Gonzalo habla de los "niveles de histeria" que genera la híper conectividad. Dice que no hay paciencia posible y lo instantáneo es el mérito: "La obsesión que no te respondan enseguida (te clavan el visto, como dicen por las dos tildes azules, pero no te contestan), puede volverse obsesión. Si no hay un me gusta enseguida que suben algo, es notable la frustración, se angustian y se preguntan ¿que hice mal?. Además, hay una valoración en puntajes -en todas las redes- que mide las velocidades de las respuestas. No hay que olvidar que conectar y comunicar requiere claridad en el contenido, y eso genera acciones y reacciones - positivas o negativas- y como se trata de emociones hay que ser muy cuidadoso"
Un viaje de rugbiers con Gonzalo Olguín
Yo
juego rugby y entreno a los más chicos. Viajamos hace poco y toda la magia de
las arengas y las gastadas estaba mechada con las "selfies", cantidades de
fotos o grabar videos en el bus para subirlos después y ganarse los elogios.
Igual, por ser el rugby un deporte orgánico, al final el celular queda afuera y
se mantiene la mística del juego y la amistad.
Pero
han reemplazado mucho los diálogos por las secuencias de las redes, aún estando
en el mismo sitio. Como fueron varios días pude ver de cerca, que se requiere
un contrapeso muy potente para que esta HERRAMIENTA -que son las redes- no se
trasforme en UN FIN EN SI MISMO.
Santiago Dematteis (35 años) Psicólogo plantea que las redes sociales, proponen la ausencia del objeto, NO HAY UN QUÉ NI UN PORQUÉ. Recuerda que las redes fueron concebidas para conectar una comunidad educativa universitaria, el fin comercial llegó después y los excesos también: "Una sola mirada no nos lleva a comprender las redes, hay decenas de aristas, podemos abordar su análisis desde el grupo de Whasapp del jardín de mis hijos, o desde la pulsión sexual, desde el peligro de ataques, robos o violaciones, o desmenuzar la idea que el sujeto posee las opciones de modificarse dando otra imagen de lo que en verdad es?con muy poco trabajo. Se reinventa con sólo mentir, omitir, elegir sus mejores fotos y mostrar solo sus momentos felices, y no con la intención del engaño, sino con la de satisfacer al otro"
Agrega que "nadie tolera la angustia, ni los grandes ni los chicos, los primeros porque quieren atrapar la juventud y luchan por asemejarse a una imagen publicitaria y los jóvenes, perciben que crecer es sufrir y en ese universo casi real, pueden usar el atajo de las redes. Justo ese lugar donde el ideal está puesto en una imagen. Obvio que nadie resuelve nada porque es imposible evitar la angustia?ahí entonces surge la histeria".
Para Dematteis, la velocidad de la tecnología, contradictoriamente DA TIEMPO, tanto para buscar en Google una verdad que no poseemos antes de responder, como para dilatar el contacto físico después de un chat de altísimo voltaje. Porque después de fotos y audios hiper hot ¿Como se sostienen tamañas expectativas?
Le preguntamos si la "desconexión" podría solucionar alguno de estos problemas en nuestras vidas de relación: "No creo. A este punto, cualquier alerta de notificación pasa a tener más fuerza que la palabra. Un emoticón sintetiza -pobremente pero sirve- y reemplaza ideas desarrolladas que requieren palabras, reflexión y más tiempo. La desconexión tampoco serviría, creo que lo bueno sería gestionar, administrar la conexión a las redes, educar para este mundo que no volverá atrás?"
EL PENSAMIENTO MAGICO: del medioevo al Siglo 21
Desde la mitología griega o celta con sus hadas y elfos, el paso por la literatura de Wells (El hombre invisible), de Tolkien (The Hobbit), o J.K.Rowling (Harry Potter), siempre el universo mágico, invisible, casi misterioso? llevó al hombre a mundos maravillosos, fascinantes y llenos de posibilidades.
Hoy, ni siquiera debemos esforzarnos por imaginar porque la tecnología logra esta experiencia solo con un dispositivo en la mano y una conexión. O ir al cine y colocarnos los anteojos de realidad virtual. En todo caso, estas opciones nos transforman y nos trasladan a otro reino, como en los cuentos.
Pero el asunto es que nos convencemos que existe, y nos inventamos un perfil de lo que no somos, y llegamos a creer como si fuera un fenómeno religioso, así todo lo que pasa por una pantalla -de la dimensión que sea- se transforma en verdadero y real.
Hacia la mitad del medioevo, (por el Siglo VIII, es decir entre el año 700 y el 1000), las invasiones en Europa obligaban a la construcción de castillos y abadías inexpugnables. Tenían torres, fosos y puentes, y allí la aldea se refugiaba cuando era sitiada, para seguir sirviendo a sus feudales, por tanto cultivaban su comida y quedaban adentro cercados hasta que pasara el peligro. En contraposición a esto, los imperios eran enormes, ocupaban territorios infinitos y entrelazaban varias dominaciones, familias y coronas.
La globalización actual no deja de ser una cierta recreación medieval. Estamos conectados con el mundo por un dispositivo con una pantalla hasta imaginar que las distancias no existen, mientras nuestra casa tiene alarma y rejas -cual muros de una antigua abadía- y tenemos el poder de ponerle fin a la guerra cuando apretamos el OFF, ese botón mágico que hace desaparecer el peligro cuando apagamos el mundo global, o bloqueamos, o ignoramos o quitamos de la lista un contacto.
Y cada vez atrasamos un poquito más: damos por cierto cualquier cosa que Internet nos diga, validamos con fe ciega cualquier cadena, otorgamos rigor científico sin comprobar nada. No requiere siquiera un proceso reflexivo, menos aún si el resultado de elaborar un contenido nos enfrenta con esa realidad que alguna App puede borrar, eludir o suavizar. No sólo intervenimos fotoshopeando las imágenes, también lo hacemos con nuestra vida real.
Compartimos frases de dudosa procedencia, repetimos conceptos atribuidos a personajes inexistentes, subimos videos conmovedores agregando lágrimas o frases como ¡que gran verdad!, mostramos la parentela, la tarta, el asado, el jardín, el living, el dedo gordo del pie, las pulgadas del Smart TV, la pileta, el viaje maravilloso y las fotos del barrio como era hace 30 años. ¡Guau!
DERECHO A LA DESCONEXION
Myriam El Khomri, es la Ministra de Trabajo de
Francia, y tras meses de lucha discutida y criticada, logró finalmente lo que
hoy se llama Ley El Khomri, una reforma
laboral que incluye el "droit à la
déconnexion", o sea, el derecho a
desconectarse fuera del horario de trabajo. A partir del 1° de enero de este 2017, los
trabajadores de compañías con más de 50 empleados no están obligados a chequear
y responder mails al regresar a sus casas, ni
whastsapp o similares. Así las cosas "La frontera entre la vida profesional y personal se ha vuelto muy
tenue" explica El Khomri a Le Monde.
El reportaje continúa evaluando
los alcances del artículo 25: "El desarrollo de las tecnologías de la información y la
comunicación si está mal administrado o regulado puede tener un impacto en la
salud de los trabajadores".
No sólo fue concebida como una medida para reducir el estrés, fue un paso hacia una declaración de la independencia tecnológica, ya impulsada por la promulgación del derecho al olvido en Internet.
Hoja de ruta: Tandil-#REDES-Tandil!
Carola tiene
45 años que no aparenta, adicta al gym de exigencia, tiene un importante trabajo administrativo y traduce textos de
ingles. Separada de un padre ausente, crió sola su hijo de 17 años, que vive
con ella. Luego de dos amargos desengaños post divorcio y sin buscar, la
oportunidad vino por Facebook: "Las fotos del Gym con mis
amigas y el Club de Corredores intercambia experiencias y relaciones con otras
ciudades. Las fotos siempre son elocuentes y verdaderas. Te piden que los
aceptes, te dicen que linda que sos? pero mi prejuicio era que todos mentían y
estaban casados!
La
insistencia de las amigas la llevó a otro análisis, entonces descartó los mensajes
que le parecieron menos interesantes y empezó a contestar otros: "La ventaja de Facebook es que te permite ver al otro como es realmente,
porque al mandarte mensajes de su cuenta vos le podés ver las fotos, los
videos, entrás a la biografía de los amigos? tenés un panorama bastante real de
quién es. El margen para que te engañen es menor".
El primer
contacto en persona fue con un hombre de 55 años con hijos grandes, de Chubut y
en trámite de divorcio. Vino a Tandil y todo genial, a los 15 días ella viajó
a
Chubut por un fin de semana largo: "El primer día todo divino pero a la tardecita del segundo día
lo llamaron por teléfono y tuvo que salir de urgencia, no me dió detalles.
Volvió al otro día decidido a cortar porque la mujer se había enterado de la
relación ¡el divorcio estaba solo en su fantasía!"
Confiesa
varias desilusiones más, hasta se anotó en Ashley Madison - que, asegura, está
llena de casados que buscan un revolcón-
y en Match, donde conoció un joven 8 años menor, que luego de algunas salidas
había agotado la conversación. Cerró ambas cuentas, pero faltaba la última
decepción: un mendocino encantador que la conectó por FBK y se vino? "pero revisando sus amigos, fotos y demás, vi cosas que no me gustaron,
no sé, a lo mejor son ideas mías, pero cada vez que estás con alguien que
conocés por Internet, aun chateando horas, nunca sabés con quien estás, es como
que cada vez tenés sexo con un desconocido, no me pude acostumbrar".
Así concluyó
su búsqueda por Internet, desde hace un año está de novia con un viejo
conocido, tanto buscar el amor por el mundo y al final estaba en su propia
ciudad y dentro de su grupo de amistades. En plena virtualidad de siglo XXI, colorín
colorado? las viejas recetas endogámicas todavía dan resultado!
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