6 de septiembre de 2025
En medio de una multitud que se concentró en Tandil para exigir justicia por el crimen de Milagros Quenaipe, la joven de 18 años asesinada el pasado domingo, su padre tomó la palabra y, con la voz quebrada por la emoción, expresó su dolor y su reclamo.
Una multitud marchó pidiendo Justicia por Milagros Quenaipe, la joven que fue asesinada en la madrugada del pasado domingo tras sufrir un ataque de arma blanca cuando permanecía con sus amigos de manera pacífica.
"Quiero agradecerle de corazón mío, de mi familia, y más de mi angelito que está en el cielo, que es para reclamar justicia, y buena justicia, como lo vengo diciendo. Yo quiero pena de muerte para mi hija", comenzó diciendo, ante los aplausos y la conmoción de los presentes.
El hombre, visiblemente afectado, sostuvo:
"Nadie es dueño de quitarle la vida a nadie. Mi hija, a 18 añitos, salió a bailar como cualquier joven. Y a la salida, por un desquiciado, me dictó la vida. Toda una vida por delante, estudios, sueños... se los llevó. Y a mí y a mi familia nos arruinó la vida".
El padre de Milagros describió la magnitud de su dolor al comparar la pérdida con cualquier otra situación:
"Como he dicho en otro momento, privar de la libertad a una persona es feo. Pero sacarle un hijo es tres veces más. Nunca creí estar en este momento. Estoy súper agradecido por este acompañamiento, haciendo fuerza para que no pasen más estas cosas".
También apuntó directamente contra el acusado, identificado como Wilson Sánchez:
"Quiero que realmente esta persona, Wilson Sánchez, que ya hay muchas pruebas contundentes de que es el asesino de mi hija, pague por lo que hizo. Me la llevó y ya no está más. Quiero que lo maten para que mi hija descanse en paz. Esa va a ser la única afirmación".
Entre pausas y lágrimas, reconoció que le cuesta encontrar palabras en un trance tan duro:
"En realidad estoy bloqueado en un montón de palabras que hay que decir, pero no me sale porque no estoy preparado para esto. No sé si mi papá estaría preparado para decir palabras de su hija... ¿qué podemos decir? Un hijo es un hijo. Por más que tenga errores, nunca va a dejar de ser un hijo".
En el tramo final, recordó a Milagros como una adolescente alegre, querida y sin maldad:
"Mi hija tenía muchos amigos, amigas mujeres y varones. No tenía maldad para nada. Era una simple adolescente que salió a divertirse y terminó de esa manera, por desgracia de la vida".
El crimen de Milagros conmocionó a Tandil y motivó una fuerte movilización social. La comunidad exige respuestas rápidas de la Justicia, mientras la familia clama por una condena ejemplar.
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