23 de febrero de 2022
Los relatos de maltrato fÃsico y psicológico de Raúl Pérez Roldán se acumulan ... "pero el de Machi es muy pesado, tal vez, uno de las peores", dijo un entrenador que conoce muy bien las historias de quienes pasaron o surgieron de Tandil. Recuerdos que Máximo González no habÃa hecho públicos hasta este momento, en que su testimonio surgió espontáneo y casi liberador en la entrevista que le concedió al Podcast 3iGuales.
Una historia de persecución, de maltrato, vÃvido de agresiones, de escenas compatibles con la servidumbre y con un complejo entramado financiero y económico que ejecutó Pérez Roldán con más de un jugador, que le permitÃa hacerse de un dinero mensual o de un rescate que exigÃa ante la angustia del jugador, como lo relató el tandilense, uno de los mejores doblistas del mundo, en la actualidad.
"El trato de Raúl no era tan malo al principio, pero por momentos lo pasé muy mal, porque mientras iba ganando en los torneos, la cosa estaba bien, pero si perdÃa me decÃa que era un burro. Nunca me pegó con su mano, pero un dÃa, después de un partido, me agarró del frente de la remera (hace el gesto a la altura del cuello) y fue como medio feo. Lo que pasó fue que estaba jugando un Future en La Martona y él me hablaba y me hablaba y, en un momento, le dije que se callara. Cuando terminó el partido me vino a buscar y me agarró de la remera, pero yo lo saqué con mi brazo y eso fue algo violento fuera de la cancha. A mà no me llegó a hacer cosas como las que escuché o como las que contó Guillermo (Pérez Roldán, hijo), Raúl tenÃa un trato de mucha presión psicológica, te comÃa la cabeza", extraÃa de su memoria Máximo.
Sin embargo, las agresiones fÃsicas se manifestaron de otro modo, con raquetazos y pelotazos sobre ese joven que corrÃa una y otra pelota como si fuera cualquiera de los mejores sueños a alcanzar. "Estábamos entrenando y siento que me grita '¡movete!' Yo me doy vuelta, miro y veo pasar su raqueta por al lado de mi cabeza (y la gira, como imitando el movimiento que tuvo que hacer para esquivarla). Otro dÃa me dijo que no me estaba moviendo y me empezó a tirar pelotazos hacia las piernas, para pegarme en los gemelos. Me los dejó doliendo, me mataban los gemelos, y me tenÃa que empezar a mover, aunque sea medio rengo. De éstas fueron varias, muchas veces."
La capacidad de coacción del formador de talentos sobrepasaba lo fÃsico, para llegar a trabajar sobre la mente del jugador, de modo despectivo y casi menospreciando sus capacidades. "Me acuerdo que Raúl me decÃa: 'vos sos un perro'. Asà me decÃa", detalló Machi tratando de evitar cualquier tipo de incredulidad sobre sus dichos. Para ser más especÃfico, casi como apostando a quitarse ese peso guardado durante tanto tiempo, buscó ser más preciso: "Un dÃa se puso a hablarme sobre mi futuro en el tenis y me dijo: 'Vos sos un perro con raqueta, pero podés llegar a estar entre los 200 o 300 del mundo. Vas a vivir del tenis, vas a ser profe, a jugar Interclubes o torneos por plata, pero vas a vivir del tenis, porque podés llegar a estar entre los 200 o 300 del mundo, pero eso sos, un perro'",
Eran palabras de un entrenador a su pupilo, que no habÃa cumplido 20 años aún. Frases que eran escuchadas y de difÃcil asimilación para el joven tenista que alcanzaba a reconocer casi con vergüenza: "¿Que cómo me sentÃa cuando me decÃa todo eso? Y, me sentÃa asÃ, un perro".
Un manejo psicológico de presión, humillante y desconsiderado que dejaba una huella cotidiana: "Era un maltrato psicológico muy feo. Yo lloraba por las noches. Noches y noches llorando".
Pero Raúl no se conformaba con que le pagaran los gastos y que sus amigos no pusieran el dinero prometido como sponsors para afrontar las necesidades del jugador, o tal vez sà lo hacÃan y él le daba otro destino, sino que también lo llevaba hasta casi la servidumbre. Al estilo de Gran Hermano, cada movimiento que hacÃa Machi era observado por Pérez Roldán, nada quedaba fuera de su radar. "Todo el tiempo era estar nervioso -relataba el tenista-, porque si yo me levantaba, él me preguntaba qué iba a hacer. Si yo le respondÃa que me iba a sentar a ver televisión, me decÃa: '¿Por qué no agarrás un libro?' Si me iba a tirar un segundo en la cama me lanzaba un '¿no tenés algo más constructivo para hacer?' Era estar todo el tiempo con la sensación de estar siendo vigilado, por eso, yo pensaba en algo en lo que él pudiera estar pensando, para hacer algo por lo que no me dijera nada. Todo el tiempo era asÃ, te presionaba, te perseguÃa psicológicamente", manifestaba con cierto malestar Máximo, quien también recordaba que cuando tenÃa 17 o 18 años le tenÃa que cocinar, limpiar y servir a su entrenador, en algo que consideraba abusivo, pero de lo que no sabÃa cómo escapar. "Comiendo con Raúl, mano a mano, en un departamentito que alquilábamos, yo era el que cocinaba y terminaba lavando las cosas, haciendo todo para él. Además, nunca se podÃa comer relajado. Era sentarme en un entorno siempre nervioso, nunca relajado. Y eso que yo ya lo agarré en un momento más tranquilo que cuando él estaba con sus hijos, pero habÃa un chico de Mendoza que jugaba muy bien, Luis Moreschi, que estaba N°1 en 15 años y que también hizo el mismo contrato de sponsoreo y fuimos juntos a Francia, pero él dejó de jugar al tenis, no se bancó ese maltrato. O sea, si yo no encontraba este ángel, esta familia amiga en Francia, yo también hubiese largado y estarÃa dando clases".
La presión y el manejo de Pérez Roldán excedÃan el trato sólo con el jugador y alcanzaron a la familia, lo que generó problemas en la relación padre-hijo. "Las únicas dos que peleas que tuve con mi viejo (Juan Carlos) fueron por culpa de Raúl -cuenta Machi-. Yo iba a entrenar, tendrÃa 17 o 18 años, y si Raúl se enteraba de que yo habÃa salido el fin de semana, como cualquier otro chico de mi edad, lo llamaba a mi papá y le decÃa que no me estaba moviendo en los entrenamientos y que era porque yo salÃa. Entonces, a mi papá le agarraba la locura y, por cómo era mi viejo, dejaba de hablarme por una semana. La segunda vez, también, le habÃa llenado la cabeza y mi viejo pasó dos semanas sin hablarme. No habÃa pelea ni nada, simplemente era dejar de hablarme. Todo por culpa de Raúl, que lo llamaba a la oficina y le decÃa que yo no era un irresponsable, que no entrenaba, que estaba perdiendo el tiempo, y era muy difÃcil para mà hablar con mi papá y decirle, explicarle, que no era asÃ. Recién se lo pude decir cuando estaba en Francia y lo llamé para decirle que me volvÃa, ahà él me escuchó y me dijo: 'Vamos, yo te apoyo. Vamos a hablar y vamos a salir de ésta'. Fue la única vez que pude hablar con mi papá de esto, sin decirle todo".
La relación con Raúl Pérez Roldán habÃa comenzado cuando Máximo se encontraba en Buenos Aires, para entrenar y competir, y viviendo en casa de su tÃa, para abaratar costos. "Mi viejo me llamó y me dijo que estaba con Raúl y que él tenÃa un sponsor para mÃ, que volviera a Tandil para conversarlo. Yo lo dudé mucho, porque ya conocÃa el currÃculum de Raúl por parte de Zabala (Mariano Zabaleta). Yo ya hablaba más con Mariano y ya sabÃa lo que habÃa pasado con él. Pero, mi viejo me dijo que no me podÃa bancar la carrera: 'Si es por mÃ, no vas a poder salir de Buenos Aires. O agarrás esto o tenés que volver a Buenos Aires y te lo tenés que bancar solo'. Ahà lo decido y voy a hablar con Raúl. Me convenció de que todo estarÃa muy bien y estuvimos 3 años y medio juntos".
A los padres de Machi González les habÃa costado sostener la carrera de su hijo y debieron resignarse a las propias limitaciones económicas. Su padre Juan Carlos, transportista en Tandil, hacÃa malabares con el presupuesto de la casa, mientras su hijo se destacaba en el tenis como el N°1 en categorÃas de menores. A pesar de eso, las distancias les ponÃan un lÃmite a sus sueños. "Cuando tenÃa 15 años, venÃa de ganar un torneo importante y debÃa ir a competir a Salta y mi papá me dijo que no tenÃa plata para pagarme el micro. Lloré muchÃsimo", recordaba Machi. Posteriormente, se trasladó a Buenos Aires en donde intentarÃa probar suerte, pero sin poder salir del paÃs, por falta de recursos.
El contrato que habÃan firmado padre e hijo establecÃa una inversión económica a modo de sponsorización realizada por dos amigos de Pérez Roldán, con la cual sustentaban los gastos del jugador, quien quedaba obligado a una devolución porcentual de los premios obtenidos, y otros condicionamientos, en un futuro.
En esos años, Raúl lo llevó a jugar a Francia y se pasaba 6 meses compitiendo en ese paÃs, alternando torneos privados por dinero y certámenes Futures (de iniciación profesional) de ITF. "Como los que ponÃan la 'guita' eran sus amigos, en realidad, Raúl no querÃa que corrieran con esos gastos. Por eso me llevó a jugar a Francia en los torneos privados. Yo venÃa muy bien, y con el dinero que ganaba viajábamos a jugar los Futures, para sumar puntos en ATP. Pero si yo no ganaba esos Futures me decÃa que yo no estaba preparado para jugar torneos de ATP y, entonces, me volvÃa a llevar a jugar esos torneos por plata", relató.
González regresaba al paÃs galo a competir en torneos denominados Petit Tournoi o Grand Tournoi, en los que llegaba a jugar hasta dos partidos diarios, y también en Interclubes, en donde consiguió triunfos sobre jugadores que competÃan a nivel ATP, como Roger Vasselin.
"A mà me iba muy bien en los Interclubes, les ganaba a flacos que competÃan en el circuito de ATP. Yo estaba jugando muy bien, tenÃa 18 o 19 años y ganaba buena plata, unos mil euros a la semana, porque jugaba 3 o 4 torneos por semana. Un dÃa me iba a jugar a un lado, cruzaba la calle y jugaba otro y, asÃ, juntaba la plata, pero no puntos. Y Raúl, a esa plata, me la hacÃa utilizar para pagar los gastos y viajes para jugar los torneos Futures, entonces, en realidad, terminaba siendo yo mi propio sponsor. Yo jugaba y me administraban ellos, sin poner un solo peso", contaba Machi sobre ese intrincado acuerdo que le habÃan hecho firmar.
Pérez Roldán lo seguÃa entreteniendo con la zanahoria por delante y le decÃa: "Cuando estés listo para jugar ATP, yo te lo voy a decir". Y Máximo lo seguÃa intentando. "Si me enteraba de que habÃa un Future a 100 o 200 kilómetros, me tomaba un tren y me iba a jugarlo. Ganaba un partido, hacia segunda ronda y perdÃa, entonces me decÃa: '¿Ves que no estás listo todavÃa para ATP?'. Y me hacÃa ir de vuelta a jugar a Francia, asà cada vez, entonces, era todo muy difÃcil".
Pero, en 2005, solo y sin compañÃa, su angustia hizo eclosión en casa de una familia francesa con la que habÃa hecho amistad y en donde lo invitaban a quedarse cuando no estaba acompañado. "Me vieron tan mal que me preguntaron qué sucedÃa, les conté y ellos me decÃan que esto no podÃa ser asÃ. Mi angustia era porque yo estaba cansado de jugar por plata y no en torneos. Entonces, ellos me decÃan: 'Andá a arreglar, vos no podés dejar de jugar al tenis, yo te voy a ayudar a conseguir la plata (para terminar con el contrato)", rememora con emoción por esa familia amiga, pero con tristeza por aquella situación.
En una de las cláusulas del contrato que les habÃan hecho firmar a los González, se establecÃa que Pérez Roldán debÃa ser su entrenador y que, de no ser asÃ, y para culminar con ese contrato, debÃan abonar 100 mil dólares por cada año de incumplimiento o que Máximo González no debÃa competir más en el tenis profesional. "TenÃa que largar el tenis, era asÃ. Yo estaba 700 del mundo y le avisé a Raúl que no que no viaje, que me volvÃa. Me quedaban 3 años y medio de contrato, por lo que necesitábamos u$s350.000. Algo parecido le habÃa hecho a Zabala y él tuvo que juntar la plata, o no sé qué. Pero yo no tenÃa plata para juntar, no tenÃa ni ?2. Me vuelvo a Tandil y voy con mi viejo a juntarme con él y con los sponsors, les dije que arreglábamos algo que se pudiera conseguir o yo largaba el tenis. Terminamos acordando un número, unos 60 mil dólares, de los que se pagarÃa la mitad y, después, 5 mil durante 6 meses y ahà fue como me pude abrir. Mi familia francesa (como la llama) salió a mi rescate sin contrato, sin nada, porque desde que nos conocimos nos quisimos mucho, nos queremos mucho y lo seguimos haciendo. La verdad es que ese hecho salvó mi vida deportiva."
En junio de 2005, Machi González sintió que se liberó "de él" (de Raúl, al que poco nombra) y en julio se fue a jugar dos challengers a Brasil, con sólo 500 euros en el bolsillo, "los que me habÃan quedado de dos torneos que jugué antes de regresar de Francia. Me presenté en las qualies de dos challengers, en donde ya estaba Juan MartÃn (Del Potro), antes de que ganara en Uruguay. Jugamos el dobles juntos y llegamos a la final. Después me vine a jugar un circuito de siete Features, gané en el Buenos Aires, gano otro, gané 3. Crucé a Chile, gané otro más y de ahà jugué la qualy de la Petrobras y llegué a semifinales. También hice semi en Uruguay y cuartos en Argentina, habÃa empezado el año en el puesto 750 y terminé 180. SentÃa que me habÃa liberado".
El tandilense estaba muy entrenado fÃsica y tenÃsticamente. Acostumbrado a jugar dos partidos todos los dÃas, toda la semana, en el circuito se encontraba jugando cada dos dÃas y con tiempo para descansar, sin tener que estar viajando para seguir compitiendo. "Era un animal, no me cansaba de jugar y sobre cualquier superficie, porque en Francia se juega sobre polvo de ladrillo, pero si llueve te pasan adentro a jugar sobre carpeta", comenta el hoy destacado doblista.
"Por suerte -continúa-, logré salir de esa zona oscura y pude llegar a jugar challengers que, para mÃ, era como jugar Roland Garros. Me daban toallas, cambiaban pelotitas, habÃa ballboys, te daban de comer y hotel, después de haber pasado por todo lo que pasé, era una cosa de locos. En ese momento sentà que podÃa llegar."
Machi es de la misma ciudad y camada que Pico Mónaco, con quien no sólo compartió los entrenamientos de tenis, sino también los bancos de la misma escuela, lo que generó una amistad que perduró en el tiempo. Ese afecto que nació fuera de la cancha supo ser llevado dentro de ella. "Me ayudó mucho tener a Pico amigo durante toda la infancia, hubo momentos en que me sentÃa muy igual con él en el tenis. Pero, en aquel entonces, verlo metido entre los 70 me hacÃa pensar que yo también podrÃa. Me sirvió mucho a tenerlo de referencia, y de amigo, porque él se anotaba en dobles conmigo en los torneos de Grand Slam, porque tenÃa mejor ranking, para que yo pudiera competir".
Machi González llegó a estar entre los mejores 60 singlistas del mundo, es uno de los 6 tenistas que más tÃtulos challengers ha ganado en su carrera. Como doblista, es parte del equipo argentino de Copa Davis y, junto al italiano Simone Bolelli, compone una de las mejores parejas del circuito de ATP, en el que consiguió 11 tÃtulos en 15 finales disputadas.
(Infobae)
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
Solo suscriptos
Solo suscriptos
24 de noviembre de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
24 de noviembre de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
24 de noviembre de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
23 de noviembre de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
23 de noviembre de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
23 de noviembre de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
23 de noviembre de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
22 de noviembre de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
22 de noviembre de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
21 de noviembre de 2025