7 de febrero de 2017
En la década del 70 y del 80 hubo DJ?s memorables en Tandil, fueron los maestros para usted, para Fernando Freitas y una camada de melómanos que hoy están en extinción. ¿Cambió tanto la noche en estos años?
Si, hoy es totalmente distinto. Lamentablemente creo que los boliches están en extinción, la gente ya no sale a bailar como antes. No sé si es mejor o peor, pero es distinto.
Cuando yo salté de la radio a los boliches ya veníamos en decadencia, pero no porque no había DJ?s, sino que porque los bolicheros no pagaban lo que correspondía. Se había degradado la figura del tipo que pasa música y entretiene a la gente.
En los 90 todavía quedaban algunos y nos hacíamos valer dentro de nuestras posibilidades, pero después se fue perdiendo ese oficio.
Sin desmerecer el trabajo de nadie, no es lo mismo trabajar de mozo que ser DJ. Nuestro trabajo no es solamente poner un tema atrás de otro.
Mientras trabajé en boliches logré hacerme respetar. No quiero quedar como pedante y está mal que yo lo diga, pero era así. Como las cosas me salían bien, la gente me seguía y todo funcionaba. Pero lentamente fueron cambiando las costumbres.
A ver, me gusta eso. Desentrañemos esto de las costumbres que cambiaron la noche de Tandil. ¿Cuáles fueron esos cambios que hace mención?
No pasa solamente en Tandil, creo que pasa en todos lados. Murió aquella noche, el boliche o la disco, tal como la conocimos.
Primero hay que decir que quedan pocos lugares para salir a bailar, pero segundo que la gente ya no baila. Uno va a Glow, Sol o Perdón Ramón y la gente va a tomar algo, a escuchar música o a encontrarse con amigos. Ni siquiera van de levante, porque hoy lo tienen al alcance con las redes sociales.
Hay que entender que cambiaron las costumbres y además dejó de ser rentable en cierta medida. Si vos querés poner un boliche necesitas una suma millonaria. Lo digo en serio, no estoy exagerando.
Tenés que invertir mucho dinero y te diría que es muy difícil recuperarlo. Los pibes van al boliche después de las tres de la mañana, te diría que tipo cuatro. Pensá que cierran a las seis y solo tenés dos horas para trabajar y recaudar. Así es imposible.
Abriendo viernes y sábado tenés a lo sumo seis horas por semana. El tema del horario no es menor. Poner un boliche dejó de ser negocio. Sino porque pensás que Sandra Maqueira, David Marcasso, Franco Cabrera y tantos otros cambiaron de rubro. Estos se la sabían toda y se dieron cuenta que el negocio ahora está en otro lado. El único que sigue apostando de aquella generación es Lalá Levy o Pablo Fernández que encontró su nicho en Sol y se quedó ahí.
También es cierto que a los boliches le salió mucha competencia con las fiestas privadas y las previas se extendieron hasta cualquier hora?
Claro y es algo que cuesta mucho regularlo. La gente cambia sus costumbres y hay que adaptarse en cierta medida. Ahora en vez de boliches, los empresarios empezaron a poner bares, pub y cervecerías que es la última moda.
En este verano los bares con patio funcionaron muy bien y había muchos lugares para elegir. Hay cervecerías en el centro, en las sierras, en todos lados. El patio de El Bodegón fue un éxito, Tahona en Avellaneda trabajó muy bien las noches de calor. Molly Mallone tiene su público y anda bien.
Veremos qué pasa en el invierno. Acá el frío es cruel y la gente no sale tanto.
¿Y de la música que me dice?, los tres boliches que mencionaste pasan cumbia y reggeton el 95% de la noche.
Es otra moda que nos pasa por arriba. Muchos jóvenes escuchan eso todo el día y los bolicheros se subieron a esta onda.
Antes el trabajo del DJ era otro. Vos tenías el control de sacar a la gente a la pista, de invitarlos a tomar algo o de avisarles que llegó la hora de irse a dormir.
¿Cómo es eso de invitarlos a tomar algo con la música?
Lo ibas manejando, yo sabía que ponía 5 temas bien arriba para que la gente salga a bailar, a saltar y después iban directo a la barra a tomar algo. No fallaba nunca.
El DJ leía lo que pasaba abajo y con la música lo iba manejando.
Ahora no lo veo tanto en la gente que pasa música de noche. Se puso de moda esa mezcla entre reggeton y pop que hacen Shakira o Maluma, por decir algunos, y están todo el día con eso. O lo mismo con la "cumbia cheta" que le dicen. En Tandil suena mucho Marama, Rombai, como antes Agapornis.
Esto es señal de que nos estamos poniendo viejos, Segura?
Algo de eso hay. Nuestros viejos pensaban que la música que escuchábamos nosotros era una cagada y nosotros estamos haciendo lo mismo con los pibes de ahora. Es la ley de la vida.
Hace unos años se pusieron de moda los bailes retro que pasan música de antes, yo estuve trabajando en una fiesta que organizó el municipio en el dique y fue una locura de gente. Hoy todavía hay gente que pide más de estas fiestas. La gente de 40 años y alrededores no se siente cómoda en los nuevos boliches y es entendible.
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