11 de octubre de 2016
Esta nota nace de otra nota. En la tarde de ayer me llamaron
de Radio Del Plata. Sabían que el fin de semana largo Macri iba a estar en
Tandil, pero la novedad no era que -como en otras ocasiones- la prensa nacional
quería saber un poco más acerca de la ciudad natal del presidente. O de su
efímero y veraniego pasado en nuestra ciudad. Esta vez la noticia que
reclamaban era acerca de su amigo, Nicola Fortunela Parasuco.
A tal efecto, el periodista Marcelo Zlotogwiazda demandó una
suerte de concisa biografía del inmigrante siciliano que llegó de pequeño a
Tandil y vivió su muy dura infancia estudiando la primaria de noche en la
Escuela 39 (Escuela Nº 2), mientras por la mañana cargaba una canasta de
pasteles que vendía en la cuadra del Regimiento. Criado a unas quince cuadras del
inmueble de la abuela materna de Mauricio Macri, que vivía en la Avenida Colón,
la novelesca historia de Parasuco nunca dejó de trazar una bisagra entre los
vecinos. Ni cuando regenteaba a cara visible el negocio de la quiniela
clandestina, ni cuando le tocó estar en el centro de la escena familiar por el
homicidio del joven remisero Fabián Garmendia (del que uno de sus hijos resultó
absuelto), ni cuando empezó a desarrollar el complejo de golf que hoy es
visitado por luminarias foráneas y cierta elite local que en su momento lo
despreció.
Pero su vínculo personal y amistoso con Macri abrió más que
nunca la grieta en torno a Parasuco. Y todo confluye en un embudo donde se
encierra nuestra binaria precariedad para el análisis: los que lo odian y los
que lo quieren. Matizado, además, por lo que está ocurriendo en la provincia de
Buenos Aires, cuando la gobernadora Vidal emprende una cruzada personal contra
los jerarcas de la quiniela clandestina que son parte de la caja negra que
enlaza al juego, con la política, con la policía y con la mafias de la droga.
Un combo truculento que en aras de la amistad, paradojalmente, Macri pareció
desoír jugando al golf y pernoctando una vez más en el paradisíaco sitio
icónico que se hizo con la plata del juego clandestino.
Presumo que toda grieta se abre con la materia del rencor.
En Tandil la grieta es Parasuco. Zlotogwiazda quiso indagar aún más sobre
nuestro pintoresco personaje y en una brevísima síntesis que publiqué en mi
sitio de Facebook escribí: es nuestro Self Made Man, es el hombre que se hizo a
sí mismo. Hace cuarenta años había tantas posibilidades de que Nicola fuera
millonario como que Macri fuera presidente. Pero jamás se hubieran conocido si
el quinielero próspero no hubiera incursionado en el negocio del golf. Y ambos
son lo que son producto del rencor. Por el rencor de Parasuco -cuando le
prohibieron la entrada al Tandil Golf Club- nació Valle Escondido; por el
rencor contra el kirchnerismo y contra Cristina el país tiene este presidente.
Una amiga supo recordarme lo que dije alguna vez: que había cosas hermosas que
surgían del rencor. Es cierto. Sólo me atrevo a corregir: son muy pocas cosas
bellas las que provienen del odio.
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