9 de junio de 2019
Tanto internet, como las RRSS, y el propio WhatsApp han hecho estragos con la ortografía. El primer atentado vino de la mano de los SMS: escribir correctamente podía incluso triplicar el costo de un mensaje. El sistema no reconocía acentos, no había ñ, ni coma o punto y coma... si colocabas un puntito valía como 3 caracteres. La buena ortografía salía cara, por entonces solo había letras, ningún signo extraño que reemplazara alguna función onomatopéyica.
Al inicio del siglo, ser un "purista" de la escritura en un celular significaba gastar más. Nos acostumbramos - y se volvió moda- suprimir caracteres para ahorrar tiempo y dinero, o usar la 'k' o la 'q' en lugar del 'que', el 'xD' en lugar de escribir 'Por Dios' o 'LOL' (laughing out loud en inglés = riendo a carcajadas), y hay más, todo un espantoso repertorio de atrocidades. Twitter colaboró con su primitiva limitación de 140 caracteres, porque alentó el uso de un estilo entre telegráfico y analfabeto.
Este fenómeno contó con la asistencia simultánea de una educación que se mantuvo ajena al asunto, al punto de no evaluar las consecuencias. Hoy la falla llega hasta muchos profesores, que en 2018 en las pruebas para cubrir las vacantes de LENGUA dejaron un 10% de sitios sin ocupar porque los profesores no aprobaron el examen. Sabemos que, para calificar por un cargo en LENGUA, las faltas de ortografía son excluyentes, no se puede admitir un examen donde también se presente escrito: tb y porque como xq.
Podríamos aceptar que el código tecnológico sea más veloz, o que los disparates lingüísticos se quedaran en los dispositivos, pero han pasado a la hoja, al papel, a los exámenes y pretenderá anidar en la literatura, si esta sobrevive o si se lo permitimos. No me la imagino en la poesía, pero nunca se sabe. En los stickers de la heladera, en las frases de los sobrecitos de azúcar o las leyendas que internet ofrece como aforismos de vida, de amor, de paz... no hay faltas de ortografía. Algo se va salvando.
¿EL ROMANTICISMO SE FUE?
Todo esto ha creado el caldo de cultivo perfecto para que un varón en edad fértil, razonablemente sano, rompa el hielo en Tinder con algo parecido a "ola wapa, m gusta muxo t prfil. q tal si Qdamos????".
Una lluvia ácida de radiación cae como inhibidor de toda libido. Es un conjuro ANTI ROMÁNTICO. Hablamos de personas con derecho a voto, que comen tres veces al día y cuya atención sanitaria y su educación pagamos todos con nuestros impuestos, y ellos andan por la vida tecleando con la osadía de un burro irrespetuoso. No son amputaciones inocentes, son patadas al diccionario que nos construyó como lectores desde niños. Seguramente Ud. piensa que exagero y puede estar justificando: "es solo una falta de ortografía", pues no, es más que eso, es una falla social, es una falla en el respeto y en la cualidad de formarse e informarse.
Todavía no olvidamos las repeticiones infinitas en una hoja rayada, por las faltas que los maestros nos marcaban en rojo no hace tantos años, o los benditos cuadernos de CALIGRAFÍA del Colegio San José, que aún hoy nos permiten saber quién de educó allí solo con ver el estilo de las mayúsculas.
Ya no se mandan tarjetas, ni se escribe a mano con cuidado y estilo; tampoco las postales con estampillas cruzan los mares, hay nuevas formas de abordaje romántico... pero eso no justifica una barbarie con la sintaxis y la ignorancia del código escrito de un idioma. La ORTOGRAFÍA es uno de los elementos más valiosos a la hora de presentarse. Es lo único visible sin discusión. Podemos usar una foto falsa, mentir sobre la edad, chatear en pijama y sin make up, podemos pasar por quienes no somos, pero la ortografía será siempre nuestra tarjeta de presentación no falsificable.
Estos horrores y errores ortográficos son como abrir la puerta de nuestro dormitorio y enseñar una cama deshecha, la almohada sucia, mostrar nuestros dientes sin cepillar, ojos con lagañas, olor feo en nuestros zapatos o manchas de comida en el sillón.
Aquí va una recomendación: si vas a su casa y no distingue "A VER" de "HABER", ¡NO TENGAS SEXO NI SIQUIERA UNA VEZ!
Es una mera cuestión de supervivencia, hay un elemento en la especie humana de aprecio instintivo por las buenas parejas sexuales en términos de inteligencia. La selección nos empuja a buscar ejemplares no sólo sanos o bellos, sino inteligentes, y la buena ortografía es un primer indicio de buena formación. Se llama coherencia evolutiva, puede haber opiniones distintas y esta nota no pretende cambiarlas. Sepan que todos tenemos alguna PARAFILIA no obsesiva, sí, en 2013 el denominado DMS (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders - Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) revisó los patrones de comportamiento y de goce sexual con ciertas actividades, actitudes, roles, atuendos... rituales comunes no dañinos como formas de excitación, y le quitó la carga negativa a muchas de las que eran consideradas perjudiciales, solo separó las aberraciones y los patrones graves disruptivos. La publicación descubrió que ya existía la anortografofilia, una forma sexualmente excitante de... ¡las faltas de ortografía! Parece que hay algunos seres "no escolarizados" a los que estos horrores ortográficos no les indican nada, ni definen a un ser inteligente, más o menos culto, al revés...los excitan! Tal vez, sean idénticos y se revuelquen en el mismo barro del analfabetismo. En estos tiempos de WhatsApp no faltaran partidarios que se resisten escribiendo esta neolengua pobre: sin expresiones escritas (por eso insertan un emoji o un gif) y apelan a la escritura usando solo el SONIDO de las letras.
Bueno, puede ser que les resulta excitante: "t voi a demosTrar lo muxo Q t KIERO, i kiero darte i voltearT, voi a rebentarte".
Es normal que, en la intimidad, y tras una buena etapa de conocimiento pueda apelarse a palabras fuertes, pero ¡eso es otra cosa! Estamos hablando de seducción, de erotismo. Muy lejos de mensajes como: "vni aK q T boy adar lo tullo"
CUANDO EL CEREBRO ES SEXY
No existiría la LITERATURA si no hubiéramos hecho culto por siglos, de las buenas expresiones con frases y diálogos que aún perduran década tras década. Hay algo intrínsecamente atractivo en una redacción cuidada, como en casi toda faceta que denote esmero, esfuerzo, atención a los detalles. Quienes aprecian la ortografía, se derriten de placer al encontrarse con alguien que utiliza los signos de apertura de interrogación y exclamación (algo deliciosamente exótico y exclusivo del castellano, al menos desde mitad del siglo XVIII). La sintaxis es erótica, y un acento bien colocado toca la zona más erógena que existe: el cerebro.
Y ni siquiera hablamos de usar bien los signos de puntuación, que por estos tiempos están ausentes sin aviso. No hay puntos ni comas que otorguen un sentido a las frases. Desafío a quien sea que me presente una persona que por WhatsApp ¡use PUNTO Y COMA! Sería una delicada rareza, sería alguien que entiende y capta la cadencia con que las palabras salen de nuestras bocas, alguien que aprecia su excéntrica grafía, y esa persona por fuerza debe de ser alguien sensual o sofisticada en la cama.
Querida gente, la ortografía es afrodisíaca y casi provocativa aún al día de hoy. Imaginemos una de las más hermosas escenas del cine, allá por 1999 en la inefable librería de Notting Hill, cuando Anna Scott (Julia Roberts) le dice a William Thacker (Hugh Grant) que ella "es solo una chica parada frente a su chico pidiéndole que la ame", y leyéramos -veinte años después- algo más o menos así:
"no olbides Q soi 1 chik ak frenT asu chavon y L pide Q la qiera"
¿Te resultaría romántico, sería igual que la película? ¿A qué no? En estos tiempos cretinos, el erotismo no solo olvida los acentos... también se extravía entre las letras. Qué pena.
DE LOS PETROGLIFOS AL CELULAR La escritura -como tal- empezó con "códigos" en evolucionadas civilizaciones que necesitaban preservar algún texto importante. El famoso Código de HAMMURABI (17.500 años a.C) escrito en lengua ACADIA en una piedra de diorita, es el primer y más completo código de leyes de Babilonia, recién fue hallado en 1901. En el Cantábrico, las cuevas de Altamira conservan desde el Paleolítico (20 mil años a.C) varios ciclos históricos representados por dibujos y señales (petroglifos) que expresan como vivían los humanos y cuáles eran sus alcances culturales. Lo hemos visto en Egipto, con frisos detallados y sabemos que eran pocos los habitantes que podían leer y escribir. Y también que no todas las lenguas han tenido su escritura, sino que muchas se han limitado al sonido: el material que obligadamente conforma una LENGUA. Algunas desarrollaron su escritura, condición no imprescindible para una lengua. En el pasado hubo cantidad de lenguas ágrafas y cumplieron perfectamente su cometido de servir a la comunicación de sus hablantes. Es el caso de la mayoría de las lenguas indoamericanas -predominantemente orales- pues sólo unos pocos pueblos (aztecas, mixtecos, mayas) habían creado un sistema de escritura básicamente pictográfico, que la civilización hispánica ignoró y se perdió en el tiempo. Idéntico caso es el quechua (enorme imperio incaico) que fue lengua ágrafa: no tuvo escritura. Debemos considerar ESCRITURA a la vinculación entre cada sonido estructuralmente contrastante y significativo (fonema) y una representación de ese sonido por un signo único (grafema). Esta CONJUNCIÓN ARTICULADA, entre grafemas y fonemas conforman el alfabeto de una lengua ...que puede escribirse. En cambio, las lenguas ÁGRAFAS (sin grafemas para representar fonemas) solo se basan en la ORALIDAD. Y muchas de ellas subsisten y nos "conviven". Por ejemplo el ROMS, la lengua gitana, no posee escritura. Hoy en el mundo hay 6.910 lenguajes documentados, de los cuales poco más de 400 no poseen escritura. Estas culturas usan dibujos, signos variados que hoy podríamos llamar "emojis" o "iconos" para transmitir algo superando su falta de escritura. Nos conviven aún sistemas de códigos muy importantes como el MORSE (puntos, rayas y espacios) que nació como un instrumento netamente militar y fue fundamental para el telégrafo. La CRIPTOGRAFÍA es la ciencia que estudia los sistemas "escondidos" de un código que para su seguridad encubre las letras o números de un mensaje obligadamente secreto. Desde los rollos de las ESCITALAS, usadas por los espartanos (siglo V a.C) con novedades de guerra, hasta la famosa máquina nazi llamada Lorenz, cuyo código ENIGMA fue finalmente descifrado por el británico Alan Turing en 1943, diseñando la enorme Colossus, esa máquina considerada el primer antecedente de las PC; preparando el desembarco de los algoritmos que asomaron a finales de los '80. Los e-mails también poseen códigos escondidos, y todo el sistema que entra o sale de nuestros dispositivos se basa en una criptografía, que no vemos como usuarios comunes, y es solo detectable por los programadores, hackers o expertos en informática.
La manera de agilizar la escritura convencional o encubrir ciertas palabras para suavizarlas o darles "polisemia" no tardó en llegar: en 1999, con 26 años, el joven japonés Shigetaka Kurita diseña los primeros EMOTICONES, divertidos y rápidos de comprender en cualquier idioma. Desde su trabajo en la agencia de comunicaciones japonesa NTT DoCoMo, Kurita presentó la plataforma con los primeros 176 emojis de 12x12 pixeles. Nada volvería a ser igual: los pictogramas de la antigüedad reclamaban su sitio en el mundo informático. Eran básicos y menos sofisticados que los actuales, no operaban como GIF, se inspiraban en los cómics "manga" japoneses y en las señales de tránsito chinas. Todas las lenguas fueron modificadas en ese instante.
IDIOLECTOS DE PROTECCIÓN
Cada persona establece una relación propia con los emoticones que usa o con las letras que quita y lo que quieren decir, esto pasa a formar parte de su idiolecto (el dialecto personal y único de cada uno de nosotros). También pueden formar parte de la jerga de un grupo de amigos o de una pareja. Desde luego, añaden mucha complejidad y muchos matices a los mensajes, pero si ya los hemos asumido como propios en un proceso rápido, es porque tienen muchas características en común con mecanismos del lenguaje ya existentes, y eso es lo que habría que estudiar: las diferencias y las similitudes con lo que ya tenemos.
Esta evolución del lenguaje, esta simbiosis entre las expresiones más visuales de nuestros pensamientos en internet y la escritura ha llevado a que, probablemente, seamos más conscientes de ese uso: aunque no se note mucho, cada vez reflexionamos más sobre el lenguaje, y lo hacemos desde una perspectiva sencilla, muy empírica: desde los MALENTENDIDOS. Expresamos "hoy hablé con ella" y solo hemos enviado un audio de WhatsApp. También decimos: "me mandó un mensaje" y hemos recibido 6 emojis. La libre interpretación lleva a desconexiones y sutiles interferencias que acaban en predecibles riñas.
Si existe la escritura con su sintaxis y para ello hay expertos modificando el lenguaje todo el tiempo, y hemos invertido mucha vida en aprender a colocar los signos y enriquecer la lecto-escritura de un texto con la verdadera intención, emoción y cuidado para que el receptor "sienta" nuestra voz y nuestra intención: no podemos tirar por la borda más de 5 mil años de evolución en dos décadas. Toda aportación al lenguaje es valiosa, todos somos un poco lingüistas, porque todos usamos el lenguaje lo suficiente como para tener algo que decir sobre él.
De ahí a reemplazar un código que no es exacto y puede expresar lo que el otro quiera interpretar, evitando justamente la PRECISIÓN para eludir asumir LAS CONSECUENCIAS, o generar un código indescifrable para dejar fuera a quien que no pertenece al grupo en cuestión, entonces aceptemos el disparate, porque esto no es una guerra y el mayor valor de internet, de la tecnología en nuestra mano, deja de ser democrático para volver al medioevo; con mensajes cifrados que requieren resucitar a Alan Turing para entender lo que quieren decir.
MÁS QUE NUNCA
El lenguaje de Internet es descuidado, y más grave aún, es POLISÉMICO: termina queriendo decir lo que no dice o lo que desee interpretar quien recibe. Para bien o para mal.
La rapidez, la posibilidad de transmitir una gran cantidad de información con una abreviatura o una imagen, son algunas de las características que vuelven perezoso nuestro lenguaje, porque elige la expresión más corta que pueda hacer llegar al interlocutor una mayor cantidad de data y ahí entran los emoticones: SIN TONO, SIN ÉNFASIS, SIN PAUSAS E INTENCIONALMENTE DIFUSOS.
Pero ante tanta crítica, quienes usamos el lenguaje como profesión, debemos obligarnos también a efectuar otras lecturas. Y con muy buenos resultados.
La enorme cantidad de teléfonos inteligentes y el acceso al WI.FI han democratizado la escritura en la red: ya no es necesario una PC para escribir un correo o entrar en las RRSS. Con errores u horrores de ortografía, hay una luz al fondo del camino: nunca se ha escrito tanto como en los últimos tiempos, y con eso todos los idiomas sacan ventaja, ya sea por el uso en correos, redes sociales, mensajería instantánea, etc.
No podemos evitar analizar que las EMOCIONES son fundamentales en nuestra conversación, incluso las formales de un Banco o una empresa han tomado la tónica de "suavizar" el antiguo Distinguida Señora, reemplazandolo por un Hola, nos comunicamos para contarte nuestras últimas novedades. Es una forma de unir información y emoción.
Tal vez sin llegar a los pictogramas o los jeroglíficos egipcios en 1D (porque solo estaban de perfil) podamos encontrar un cierto equilibrio y tratar de escribir lo mejor que podamos en nuestros dispositivos, revisar los textos antes de dar ENTER, para corregir los disparates que solemos ver en los comentarios de muchas notas publicadas, y en la RRSS ser cuidadosos intentando expresiones acordes con nuestras capacidades.
No resulta gracioso expresarse mal a propósito. Y nuestra responsabilidad de adultos no cesa nunca, tampoco volverá la juventud perdida si escribimos como los más jóvenes.
No se sugiere aquí suprimir un emoji, cuando en lugar de escribir: "Chau, ¡nos vemos! Un abrazo" le insertamos una carita que tira un beso. O reemplazamos el "OK, está perfecto" ...por el dedo hacia arriba. Hemos intentado una reflexión sobre la escritura, tratando de poner en foco que la comunicación ORAL es momentánea, se genera y se corrige al instante. La tecnología confunde la oralidad con el texto escrito, y nunca deshace esa confusión.
Ese es el verdadero problema. El lenguaje escrito es más complejo que el oral, con oraciones más largas y subordinadas. La puntuación y la disposición de los textos no tienen un equivalente hablado, pero sí tienen el ritmo necesario para ponerse en el sitio de los personajes, captar las luces y sonidos aun sin imágenes en beneficio del lector que recibe.
Quien no sabe expresar algo, sencillamente no sabe sobre ese "algo"; perder lenguaje es perder léxico, es perder capacidad de pensamiento, ya que ambos (lenguaje y pensamiento) están íntimamente entrelazados.
Si no trabajamos las diferencias que nacen con la tecnología y convertimos la velocidad de un texto que reemplaza la oralidad, aprobando que se transforme en la NUEVA LITERATURA o la ESCRITURA FORMAL del siglo XXI: EROS (el dios griego del AMOR) habrá perdido una enorme oportunidad.
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