25 de agosto de 2023
El jueves, una nueva denuncia contra el ex entrenador
de tenis Raúl Pérez Roldán, conmocionó a Tandil y a todo el país.
Luego de las denuncias se su propio hijo
Guillermo y de Graciela Pérez, se suma la de Gabriela González Saavedra, quien
expuso su caso ante los medios y la justicia.
A sus 54 años, Gabriela contó que desde los
11, cuando comenzó a entrenar y viajar con la selección de tenis de menores
junto a Pérez Roldán, fue maltratada por el entrenador, abusos que fueron
escalando hasta lo sexual.
En diálogo con Radio Voz (FM 106.9), González
Saavedra recordó que el trato con el denunciado comenzó en el año 81, cuando
comenzó a viajar con el equipo junto a Gabriela Sabatini y otros jóvenes de
renombre.
"La relación que tenía con él era a través de
la Asociación de Tenis, porque lo ponían como delegado y entrenador del equipo
de menores. Yo nunca quise ir a Tandil a entrenar" rememoró en la entrevista.
En su duro relato, remarcó que "lo único que quería
era verme mal, fea, gorda, ni deseada ni querida. Es una mala manera,
obviamente, con el paso del tiempo uno se da cuenta. Pero fue la única manera
que pude metabolizar lo que pasó. Somos una familia muy tradicional y unida, si
se lo contaba a mi padre o mis abuelos iban a salir a matarlo, era mucho peso
para una nena. Ahora como adulta puedo elaborar mis pensamientos desde otro
lado y personalmente creo que él es un gran sociópata. Creo que nunca mostraba
lo que era. Era un gran seductor con los adultos, mis padres y los de mis
compañeros les firmaron un poder total sobre nosotros en el exterior. Para mí, él
tiene ese don siniestro de convencer a la gente para llegar a sus fines. Estoy casi
convencida de que la gente le creía lo que él vendía".
Explicó que desde un principio, los insultos y
los golpes estuvieron presentes: "Siempre fue notorio que conmigo tenía algo,
no me quería. Siempre sentí eso, menosprecio. Una, como nena, piensa que hizo
algo para que la traten así. Yo era muy chiquita, súper callada e introvertida.
Para mí lo que él decía era como si fuese mi padre, hasta que empezaron los
golpes. Ahí es donde me dije que algo estaba haciendo mal, fue lo primero que
se me ocurrió pensar. Incluso ganando estaba todo mal. Tenía pánico".
"No quise viajar más ni jugar más al tenis, no
quise vivir más la vida que tenía hasta ese momento. Literalmente me arruinó la
vida. No quise entrar más a una cancha", sentenció.
Esos maltratos escalaron, llegando al abuso
sexual cuando Gabriela tuvo 13 o 14 años, según contó en la nota radial.
Incluso, contó que "él manejaba nuestra plata,
tenía un poder total de todas nuestras actividades en el exterior. Hasta para poder
comprar un sándwich, teníamos que pedirle la plata a él. Cualquier formato que
él firmara, era como tenía la autorización de mis padres. Creo que él lo único que
quería era demostrar poder".
Detalló que pudo hablar recién ahora, luego de
ver el duro documental en el que se expuso el caso de Guillermo Pérez Roldán. Previamente,
nunca había hablado del caso con nadie.
Recordó que cuando vio la serie de Star+, sufrió
un ataque de pánico: "Lloraba a los gritos pidiendo que apaguen la tele".
"Pensé que era solo conmigo. Veía el maltrato
que tenía con Guillermo y con Mariana, pero lo tomaba como un padre duro, que
les pegaba. Pero cuando empecé a ver todo, el mundo me estalló en la cara",
rememoró Gabriela.
Cuando pudo juntar fuerzas, rastreó a Guillermo,
"para decirle que lo lamentaba mucho, que me solidarizaba con él porque yo sabía
lo que había sentido. Cuando logré contactarlo, me comentó de la causa y me dio
el teléfono del abogado Juan Ignacio Pascual. En algún momento la gente que
hace mal, lo tiene que pagar".
Hoy, es coach y quiere que su experiencia
sirva para evitar este tipo de dramas. "Los niños merecen ser lo más felices
posible. Yo no fui feliz como podría haberlo sido. Yo era muy feliz cuando
jugaba al tenis y eso se me privó, me lo quitó este ser. Yo no quería que me
estén pegando y lastimando todo el tiempo, yo quería disfrutar de un deporte.
"las heridas quedan abiertas, uno tiene que
ver que hace con ellas, si las quiere mostrar o ver que hacer para que no les
pase a los demás. Espero que mi cicatriz sirva para que otro no la tenga. Una
que ahora es madre y docente, no quisiera que nunca ningún niño tenga que pasar
ni un cuarto de lo que yo pasé"
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