2 de noviembre de 2021
En esta entrevista, Manuel repasa sus orígenes
en el teatro local, los años en las compañías de Flavio Mendoza y un presente
donde define arriba y abajo del escenario las elecciones artísticas que quiere
y lo hacen feliz.
¿Cómo
fueron los comienzos en Tandil?
Arranqué cuando era muy chiquito, por
sugerencia de un psicólogo que vio en el teatro una posibilidad de mejorar mis
problemas para socializar. Fue un acierto que cambió mi vida y me puso en el
camino de lo que quería hacer. Primero, en la Sala Abierta de Lectura; luego,
con Marcela Juárez y Alejandra Casanova en el Club de Teatro, donde transité
toda mi adolescencia y se convirtió en mi lugar en el mundo. También tuve la
oportunidad de integrar un elenco con adultos en "1500 metros sobre el nivel de
Jack", bajo la dirección de Yanina Crescente, obra con la cual recibimos varios
premios nacionales y que me decidió sobre la certeza de querer dedicarme al
teatro y al espectáculo.
¿Cuándo
sentiste que el camino seguía en otro lado y por otro lado, en la búsqueda
artística?
Trabajaba en una revista para adolescentes que
se llamaba "Sapos de otro pozo" y estaba encargado de la columna de
espectáculos -con el perfil de la comunicación continúo hasta la actualidad-
pero una vez me tocó cubrir la función de un circo que había llegado a Tandil.
Quedé maravillado y fui a hablar con el dueño del circo. Le pedí trabajo y me
dijo "preparate, estudiá y volvé". Lo tomé al pie de la letra: estudié mucho,
entrené, me capacité en Buenos Aires y, con los años, volví a verlo y me
contrató. El circo es mi segunda casa y los López -los dueños del circo
"Alegría"- mi segunda familia.
En Buenos Aires, también había quedado
seleccionado en un casting como bailarín y extra para una serie que se emitía
entonces; trabajaba con Gladys Florimonti y una noche fue a ver el espectáculo
Flavio Mendoza. Luego de la función, me preguntó si me interesaba trabajar con
él. Flavio estaba a punto de dar vuelta la página en el espectáculo, construyendo
ese "antes y después" de la escena nacional, con elencos gigantes de acróbatas,
bailarines y multiplicidad de artes. Debutamos en Puerto Madero y fue una
locura. Estuve 5 años trabajando con Flavio. Viajamos por todos lados, conocí
mucha gente y pude dedicarme de manera profesional a lo que siempre había
soñado. Pero llegó un momento en que sentí que estaba cerrando ese ciclo y
coincidió con que, estando en Carlos Paz, surgió la posibilidad de quedarme
unos meses más con otra obra -"Los carnavales del Cuarteto"- en la que también
trabajaba. Esos meses se convirtieron en 6 años y todavía estoy en Córdoba.
Además
de sentir que "llegás" cuando trabajás con artistas de talla nacional e
internacional ¿qué aprendizajes y experiencias rescatás?
Es difícil explicar lo que se siente cuando
cumplís todo lo que soñaste. Estar sobre un escenario frente a miles de
personas todos los días es intransferible; trabajar con Pachano, Flavio
Mendoza, Gladys Florimonti y en lo que era Ideas del Sur fue increíble. Creo
que te brinda competencias para desempeñarte en el medio artístico, más allá de
lo estrictamente actoral. Aprendí cuestiones referidas a la producción y a la
dramaturgia al punto de que empecé a escribir mis propios espectáculos que
luego llevé a escena.
Jugar en las grandes ligas es muy diferente a
lo que sucede cuando encarás un proyecto propio y no contás con una gran
espalda económica pero aprendés el manejo de lo que funciona en el gran
público, lo que quiere y lo que necesita. Me quedé con ese aprendizaje y me
enseñó a resolver cómo siguió el resto de mi carrera.
Humor y
transformismo
¿Cómo
nació Pochita Morfoni?
Nació en plena vorágine de esos grandes shows:
siempre tenía invitaciones a eventos, desfiles, boliches, a hacer presencias. Y
me dieron ganas de crear un personaje. Con Pochita hicimos radio, televisión y
muchísimos shows. Siento que Pochita tiene vida propia, responde por las suyas
con su pensamiento y forma de ver el mundo. Yo me río mucho de Pochita y, tal
vez, ése sea uno de los grandes secretos de la comedia: poder reírse de lo que
uno hace.
¿Cómo
definirías al transformismo cordobés? ¿A qué recursos apela? ¿A qué
diversidades "mira" y "escucha"?
En principio, es poder reírse de y con lo que
uno hace. Es salir a perder. Cada vez que contrato a un actor o buscamos gente
para un elenco les preguntamos si están dispuestos a eso, a animarse al
ridículo, a que las cosas sucedan siendo lo más auténtico que se pueda. Ninguna
función es igual a otra, nos damos el permiso de jugar con lo que nos está
pasando y lo que va pasando con el público.
El humor cordobés es muy particular. Siempre
digo que es muy "despatarrado" porque no tiene cuidados de nada. Desde el
transformismo, hemos logrado unir a la comunidad LGTByQ con la familia, con lo
que sucede en lo cotidiano. Hay todo un trabajo previo que nos permite
representar a muchas voces, dentro de lo que hacemos, una base de conquistas
que la gente ya las acepta nomás con las risas que nos devuelven en cada
función. Volvamos sobre lo que ocurría con Midachi o Gasalla: confirma lo que
estoy diciendo. Eso es el transformismo: salir
a jugar y divertirse con un personaje que creás.
¿Cuándo
comenzaron a trabajar en la producción de "Inputas"? ¿Quiénes te acompañan?
"Inputas" lo hicimos todo el 2019 con una
producción anterior; luego vino la pandemia y este año arrancamos con ganas de
volver a hacerla, esperando que pasen las restricciones. Estamos súper felices
de volver a los escenarios. En Córdoba, la obra es un éxito: tenemos
localidades agotadas todas las funciones
En Tandil, vamos a invitar a un reconocido
artista local, Nicolás Mazza: con su personaje se va a subir a esta historia.
¿Cómo
es la grilla de presentaciones, hasta el momento?
Arrancamos en Tandil, desde allí, tenemos
fechas en 25 de Mayo, Pergamino, Bahía Blanca, La Rioja y varias localidades
que se fueron sumando; luego retornaremos a Córdoba a seguir preparando la
temporada de verano. Me hace muy feliz que Tandil, mi ciudad, sea el punto de
inicio así que los esperamos para que se diviertan junto con nosotros.
La obra
"Inputas" combina humor y transformismo y, ya
consagrada en Córdoba, comienza su gira nacional.
Se trata de una comedia integrada por sketches
grotescos y absurdos que tiene como protagonistas a tres personajes
transformistas: Pochita Morfoni (Manuel Santos Cocina), Anchorena Juncos
(Carolina Gallardo) y Lulú Chatté (Javier Díaz Rey); en la función local,
actuará como invitado el actor Nicolás Mazza.
La
historia transcurre en una salida de señoras de alta alcurnia que desean llegar
al Teatro Colón a ver un ballet pero accidentalmente desvían su camino y
terminan en el escenario del Teatro del Fuerte, razón por la cual se ven
obligadas a improvisar un espectáculo para no hacer el ridículo ante los
espectadores y espectadoras.
Es sabido que Córdoba tiene su propio sello en
el humor, uno de los favoritos a nivel nacional. "Inputas" reúne lo mejor de
ese estilo con la fusión del arte transformista, habilitando códigos escénicos
de la comunidad diversa.
La obra no está recomendada para niños y niñas
y las localidades limitadas se encuentran en venta en la boletería del Teatro;
también pueden reservarse a través del Instagram @manuelsantosok o en la cuenta
de Facebook Manuel Santos Cocina.
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