16 de junio de 2021
El bloque de concejales de Juntos por el Cambio argumenta que inclusive en Fase 2 se debe garantizar la presencialidad en los establecimientos educativos del territorio bonaerense. El avance del plan de vacunación y el hecho de que los docentes estén vacunados, entre los argumentos principales de la iniciativa.
El proyecto de resolución solicita "al gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Lic. Axel Kicillof, que autorice de manera urgente la presencialidad escolar en todos los niveles educativos a partir de la Fase 2 del sistema que prevé la provincia de Buenos Aires, para cada municipio, según situación epidemiológica".
Así, el bloque político alineado con el gobierno local amplifica los reclamos del colectivo denominado "Padres Organizados" y "Estudiantes Organizados", quienes elevaron varias notas solicitando la vuelta a las aulas de manera urgente.
En la misma dirección, recientemente varios intendentes -entre ellos Miguel Lunghi- enviaron notas dirigidas al gobernador solicitando la vuelta a la presencialidad general y en escuelas rurales, haciendo alusión a datos y cifras que avalarían una decisión en esa línea bajo el estricto cuidado de la salud con todos los cuidados que recomiendan los protocolos de seguridad.
Uno de los fundamentos de la propuesta es el hecho de que los docentes fueron oportunamente vacunados en el marco de la estrategia de vuelta a las aulas sobre la que se trabajó durante el año pasado. También pesa en la decisión del bloque de Juntos por el Cambio el evidente avance del plan de vacunación.
Si bien las razones sanitarias son atendibles, no lo es menos el hecho de que el estado de excepcionalidad de las clases virtuales no puede seguir indeterminadamente en una realidad social que -por falta de teléfonos, computadoras, conectividad, infraestructura habitacional o vulnerabilidades de otra índole- deja fuera del sistema educativo a una pavorosa cantidad de chicos y chicas.
Según cifras oficiales de nuestro país, durante todo 2020 el dictado de clases presenciales fue mínimo. Es prueba de ellos que en noviembre solo un 1% de la población estudiantil total estaba habilitada a la escolaridad presencial y un 43% para actividades de re-vinculación presencial en tan solo 13 provincias de la Argentina.
A esto se suman los malos resultados logrados por una modalidad virtual que lejos estuvo de los objetivos proyectados, y esto se puede corroborar con el alto nivel de deserción escolar: uno de cada cuatro estudiantes de primaria no continuó sus estudios en el contexto de la pandemia. En lo territorial, los datos muestran que la Provincia de Buenos Aires es la jurisdicción que mayor porcentaje de desvinculación escolar total tiene.
Pero la escuela no vincula solamente con lo académico y por eso debe ser uno de los Derechos Humanos más protegidos. "La escuela es indispensable por las cuestiones específicas de la educación y también porque es un lugar de socialización, muchas veces de contención e incluso allí se detectan casos de vulnerabilidad o violencia familiar que luego pueden ser abordados", explicó la concejal María Haydeé Condino.
LA CUESTION SANITARIA
En este punto, el texto abreva en la información disponible a nivel mundial que indica que las escuelas (con las medidas de cuidado necesarias definidas en los protocolos específicos) no son el principal factor de transmisión del COVID 19 y que la Sociedad Argentina de Pediatría considera imprescindible la modalidad presencial en la escolaridad para el desarrollo cognitivo y social de los niños y niñas, como así también, en caso de tomarse medidas tendientes a cerrar escuelas, éstas deben ser por el menor tiempo posible y de manera sectorizada.
Y cuando se habla de enfermedades no debe atenderse únicamente el COVID 19; según el informe del Observatorio Psico Social OPSA de la UBA, se evidencia en este tiempo un incremento sostenido de los padecimientos mentales en población general, mayor aún en jóvenes.
Más aún, no existe evidencia científica que demuestre la incidencia de contagios en las escuelas, implementando las medidas de cuidado y los protocolos definidos por los comités científicos.
Finalmente, no existe evidencia que demuestre la efectividad de la interrupción de clases presenciales en cuanto a una mejora en la situación epidemiológica. De hecho, haciendo un análisis comparativo -en el mismo lapso- entre una zona que mantuvo la concurrencia a las aulas y otra que la suspendió, la disminución de la curva de contagios en la primera fue mayor que en la segunda.
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