16 de agosto de 2016
Será interpretado como un día histórico en honor también a
una verdad histórica: la medalla de plata que Juan Martín Del Potro ganó en los
Juego Olímpicos de Río es el logro más importante en la historia del deporte de
la ciudad, por encima incluso -debido a su valor nacional- que el US Open que
el tenista ganó hace siete años.
Alrededor de diez mil almas le fueron a tributar un
recibimiento que -sin la apoteosis callejera de la autobomba de 2009-
sobresalió por la tremenda carga de afectividad que tuvo. Hombres, mujeres y
centenares de jóvenes poblaron buena parte de la calle Belgrano, el playón del
Municipio y un gran sector de la Plaza Independencia para ver al espigado ídolo
aparecer por el balcón del Palacio Municipal. Ya había estado allí con menos
años, menos golpes y menos tristezas. La valoración de esta medalla de plata
tuvo un sentido doble para él y para los argentinos: logró reinventarse a sí
mismo, derrotar la adversidad de una severa lesión en la muñeca que le demandó
tres operaciones y lo dejó casi fuera del tenis. Su extraordinaria entrega y
los épicos partidos que jugó en Río lo
terminaron de consagrar en el corazón de los argentinos. Del Potro recordó todo
eso en sus palabras desde el balcón, a su manera, con breves trazos de la
historia reciente, pero prefirió acercarse a los vecinos a través del
positivismo: "Cuando en Río no daba más,
cuando tenía las piernas acalambradas, siempre llegaba un llamado de un amigo,
de alguien de Tandil, para darme fuerzas y seguir adelante. Esta medalla es de
todos los tandilenses", dijo para despertar una de las ovaciones más
sonoras que se escucharon en el atardecer del martes. La otra explosión de la
multitud fue cuando Delpo piropeó a su ciudad natal con una elipsis del
medallero olímpico: "Tandil es una
ciudad de oro", dijo, y agradeció a la tremenda multitud que fue a
recibirlo.
Antes de sus palabras el jefe comunal Miguel Lunghi habló
brevemente, lo colmó de elogios, pero también desató un gran aplauso cuando se
refirió a Del Potro como "un ejemplo por
su modestia y su corazón de oro".
En uno de los flancos
del Palacio Municipal se exhibía una pancarta que decía "Me verás volver". Según
fuentes de este portal de noticias fue colgada por expreso pedido del padre de
Delpo, quien estuvo en todos los detalles de la ceremonia.
Lo vimos volver. Y se vio asimismo volver, hasta asombrado de
su propia hazaña. Con barba, distendido, firmando pelotitas, rodeados de amigos
y de hinchas, Juan Martín parece todavía no haber despertado de un sueño
idílico. "Qué alto es", fue uno de los comentarios más usuales de los
vecinos que lograron acercarse para arrancarle un autógrafo. El otro lema lo
cantó la multitud a viva voz, con la frescura y el amor sin condiciones que se le prodiga
al ídolo: "Te queremos, Delpo, te
queremos". La Torre de Tandil, más tandilense que nunca, agradeció, sonrió
y anunció antes de irse caminando por la cornisa de la emoción: "Basta de lágrimas, es hora de festejar, gracias por venir y gracias por
la energía que recibí de todos ustedes".
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DELPO 06 03 15
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