15 de abril de 2016
(Por Brando Bruni) La queja entre los músicos, sobre todo roqueros, es una constante: En Tandil hay pocos lugares para tocar. La apertura de Bunker Multiespacio hace un par de años, trajo nuevos aires a la cultura del rock lugareño y sobretodo la posibilidad de un reducto fijo para que las bandas muestren lo suyo. El local fue elogiado por todos, no solo músicos y público, sino desde las áreas gubernamentales que tienen que ver con la habilitación. Se dijo que era el mejor equipado en cuanto a medidas de seguridad e insonorización. Hoy, todo eso parece haber quedado al margen, viendo que Bunker está clausurado. El argumento (o excusa) tiene que ver con quejas de un vecino, anónimo por supuesto. Una de las razones más incomprobables entre todas las que puede haber. Para más datos, desde la Dirección de Inspecciones y Habilitaciones, para efectivizar el cierre aludieron a pruebas de sonido desde la vivienda del denunciante, informes que nunca fueron presentados al responsable de Bunker y se habrían hecho de manera irregular, pues no se tomó el nivel de ruido en el mismo contexto sin el boliche funcionando. Hoy Bunker no tiene fecha de reapertura, no podrá volver a abrir sus puertas hasta terminar ciertos arreglos que le pidieron. Supuestas mejoras que se suman a una catarata que tuvo que ir haciendo, con el elevado costo económico que implican. Más allá de la tristeza, la impotencia y las enormes dudas, surgen varias preguntas: ¿Cómo puede ser que se clausure al local mejor armado y a otros no?, ¿Por qué los lugares más afectados son los culturales?, ¿Cuáles son los parámetros para tomar una denuncia de un vecino por ruidos molestos? Y la lista puede seguir hasta tornarse interminable. Desde la buena fe y entendiendo que los inspectores que andan por la calle trabajando no tienen malas intenciones, la situación se presenta, como mínimo, turbia. Salta a la vista, o mejor dicho al oído, que otros lugares dejan escapar muchos más ruidos molestos que Bunker, basta con pararse en la puerta. Y ni hablar de otro tipo de faltas que pueden existir si se hila fino. La cizaña con los lugares donde tocan bandas en vivo parece venir desde otro lado, más cuando se conoce que no son los que más facturan. Alcanza con ver fechas donde el público no supera las 40 personas. Ojalá Bunker, y todos los locales nocturnos y/o culturales que intentan poner lo mejor de si, puedan seguir trabajando sin que les pongan palos en la rueda y no se les pida más de lo que tienen que cumplir.
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