CAMPO
18/06/2018
Los productores argentinos no pueden acceder a un diferencial de precio por calidad, aunque exista esta demanda en el mundo. Proponen conocer la trazabilidad de la calidad del cereal en función de las respuestas de los materiales sembrados y el manejo.
por
El Chacarero
Ante el comienzo de una nueva campaña de trigo
con buenas expectativas, en la Argentina se debate la posibilidad de mejorar la
visibilidad de nuestro cereal en el exterior con el desarrollo de una marca que
lo identifique. No obstante, algunos especialistas advierten que antes de
avanzar en esa dirección se debería mejorar la trazabilidad de los cultivares
de diferentes calidades en función del manejo nutricional para las distintas
zonas de producción.
Así lo consideró Daniel Miralles, docente e
investigador de la cátedra de Cerealicultura de la Facultad de Agronomía de la
UBA (FAUBA). Miralles, además, fue coordinador técnico académico de congreso A
Todo Trigo, realizado en mayo del presente año en Mar del Plata.
El docente informó que para el nuevo ciclo
productivo se espera un incremento de entre 10 y 15% en el área sembrada con
trigo. Luego de varios años en retroceso, 2018 sería la segunda campaña de
recuperación que experimentaría el cereal. "Con las lluvias de estos meses se
han ido recargando los perfiles. La expectativa es que empecemos una campaña de
fina con un perfil con buen porcentaje de recarga de agua útil en el suelo, con
lo cual, realmente, va a ser un buen comienzo", apuntó.
Marca
país
Miralles se refirió a la posibilidad de
posicionar al trigo argentino en el mundo y sostuvo que deberían implementarse
políticas para mejorar la trazabilidad del cultivo en función del
comportamiento de los distintos grupos de calidad que se clasifican en la
Argentina y las zonas de producción, para dar respuesta a las demandas de los
mercados internacionales.
Sin embargo, recordó que en nuestro país, la
calidad del trigo está asociada a características genotípicas de las semillas,
que se clasifican en tres grupos: superior, intermedia o inferior. Una vez que
el grano se cosecha, el agricultor podría acceder a un diferencial de precio
por la calidad si cumple con ciertos requisitos como el contenido de proteína,
por ejemplo. Pero existen otros atributos que no están considerados, aunque
definen la calidad. Por eso, los productores optan por mejorar su rentabilidad
con más rendimientos.
"En el mejor de los casos, si cumple con
determinados parámetros, el productor que cultiva un trigo de muy buena calidad
va a lograr que no lo penalicen al momento de venderlo, pero no va a obtener un
mejor precio porque en la Argentina no se paga la calidad, salvo excepciones de
acuerdos particulares con la industria molinera", explicó.
Miralles consideró que, si bien la Argentina
no estaría en condiciones de implementar un proyecto para segregar sus trigos
por calidad de un año al otro, debido a que la iniciativa requiere de una
estructura que hoy no está disponible, se podría poner en práctica un sistema
de trazabilidad que permita conocer las calidades de trigo que se cosechan en
cada región productiva, en función de las prácticas de manejo implementadas y
la genética utilizada.
"Una estructura de trazabilidad es sencilla de
implementar ya que podría estar basada en las mismas muestras que pueden ser
obtenidas de la Red Nacional de Ensayos Territoriales (RET) que anualmente se
conduce en la Argentina. Esta información es importante para los operadores de
granos al momento de vender la mercadería a un exportador que pide una
determinada calidad. Así va a poder identificar esos focos -regiones,
localidades, partidos- dentro del sistema de producción argentina, donde se
podría ir a buscar los granos de distinta calidad y obtener precios
diferenciales. En resumen, es comprender la interacción entre los genotipos que
determinan la calidad, el manejo y el ambiente climático de cada región", dijo.
Trazabilidad
"Actualmente, en la Argentina necesitamos
poner en marcha un sistema de trazabilidad. Es decir, conocer cómo los
distintos genotipos responden al manejo nutricional y al ambiente para tener
determinada calidad. Hoy podemos identificar áreas que creemos que tienen buena
o mala calidad luego de la cosecha en función de datos de proteína, pero no
sabemos qué material genético se utilizó, ni tampoco cuáles son los manejos que
se les aplicaron. Con esta pobre información no es posible generar un sistema
de trazabilidad", afirmó.
Además, agregó: "Hoy, el Estado invierte
dinero en determinaciones gratuitas de calidad (proteína) que generan
información muy pobre. Con el mismo dinero podría implementarse un plan de
trazabilidad a partir de muestras de grano de la propia RET, ya que permitiría
contar con información de calidad industrial que es crucial para la demanda de
algunos países importadores de trigo del Mercosur y de otras regiones".
"Es crucial conocer qué cultivares de trigo
son más estables o inestables para una determinada calidad a lo largo de las
distintas regiones de producción de la Argentina para poder tener estabilidad
en la calidad de exportación de nuestro trigo. Hoy esa información no está
disponible (o la poca que hay está atomizada y no sistematizada). Una vez que
la tengamos disponible, podemos discutir qué es la marca de trigo argentina",
concluyó.
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