Opinión
16/05/2018
La familia es considerada la célula básica de la sociedad, en donde se constituyen las primeras relaciones humanas de cada persona.
por
María Agustina Jáuregui
Cuando llegamos al mundo ya pertenecemos a ese pequeño
universo llamado familia, y sin derecho a réplica llegamos con un carnet de
socio vitalicio y hasta con algunas cargas genéticas incluidas en el paquete de
bienvenida.
Ninguna familia es igual a la otra, eso lo aprendí con los
años, por lo cual no entiendo que es eso de decir "familia tipo", cuando lo más
característico que tienen todas las familias parece ser eso de no ser "tipo".
Por lo general se denominaba como familia tipo a la
compuesta por: mamá, papá, hijo e hija. Pero los modelos familiares se han
ampliado tanto, han cambiado, se reinventaron, se ensamblaron y creería que ese
tipo de familia ya no es el común.
La familia es ese primer grupo, pero a medida que pasan los
años esa familia va creciendo en la medida que crece nuestra capacidad de
relacionarnos, vincularnos y elegirnos. Porque familia no es solo un concepto
unido mediante la sangre, hay mucho más, tenemos familia adquirida, elegida,
adoptada.
Desde hace mucho tiempo creo que los amigos son la familia que se elige, y no hay un
contrato que te una de por vida, pero las elecciones nos llevan a compartir y
generar ese vínculo que se vuelve familia desde otro lugar. Yo eso lo siento
muy esperanzador.
Muchas personas han crecido sin familias biológicas que los
acompañen, pero ¿deberían dar todo por perdido? Yo diría que NO.
Los seres humanos, mediante la comunicación y nuestra
biología, contamos con una capacidad única de conectarnos unos con otros, así
como también la de cuidarnos mutuamente. Podemos elegir con quienes compartir
nuestra vida, mucho más allá de los lazos genéticos, elegimos desde los valores,
desde nuestras preferencias de vida y también desde nuestros proyectos y
sueños, como si el vibrar de nuestros corazones fuera la música de fondo que
nos va arrimando unos a otros.
Pero arrimarse no alcanza, necesitamos nutrir ese vínculo,
madurarlo, dejarlo crecer de modo fluido, sentirnos a gusto con quienes nos
rodean y permitirnos ser seres individuales que se eligen para compartir la
vida imperfecta que cada uno tiene.
Ejercer la individualidad en compañía de otro, es un acto de
adultez y de madurez que nos permite disfrutar de la verdadera compañía de
quienes elegimos llamar familia. Porque no necesitan ser como soy yo, pero si
aceptarme. Y no necesito ser como ellos, pero si los acepto como son.
Ser familia necesita entonces de una base que se fundamenta
en el respeto y el apoyo mutuo, son lazos bidireccionales que se
retroalimentan, necesitan de la confianza y del amor como alimento, pero al
mismo tiempo no buscan la perfección, sino la generación de un contexto en el
que sus partes se sientan contenidas y al mismo tiempo contengan. En donde cada
uno tenga la libertad de ser lo que es, y también lo que puede llegar a ser.
Hoy la familia tipo ya no es ese modelo que antes veíamos en
las publicidades de gaseosa, es algo que podemos crear a medida. Pero que
requiere de un compromiso y una elección consciente de asumir los valores con
los cuales nos identificamos y con los cuales queremos compartir junto a otras
personas.
Seguramente a lo largo de la vida iremos remodelando esa
elección y rediseñando este concepto de familia, porque nosotros mismos vamos
cambiando y eligiendo a cada paso, ya nada es igual una vez que elegimos un
camino y debemos saber que cada uno de nuestros cambios va a impactar en
nuestro grupo de pertenencia.
¿Porque antes decía que me resultaba esperanzador todo esto?
Porque en la medida que abrimos los ojos a esta opción, a esta idea de la
familia elegida, nada está cerrado, siempre nuestra familia puede crecer,
nutrirse, mejorar y ser ese refugio genuino, porque soy una parte creadora y no
solo un sujeto que cayó en suerte en un grupo de gente que puede compartir el
adn, ahora podemos compartir mucho más y potenciarnos juntos, podemos crear y
ser familia desde el corazón.
Y si tenemos la suerte de contar con lazos biológicos al
mismo tiempo que nos elegimos, bienvenido sea. Pero la familia tipo, ya no es
esa foto vieja, es ahora una construcción que podemos crear nosotros mismos.
Gracias.
María Agustina Jáuregui
Coach Profesional Certificada - Directora de Coaching Tandil.
Avalada por la Asociación Argentina de Coaching Ontológico Profesional.
agustinacoach@gmail.com
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