PERSONAJE DE LA SEMANA

Laburante de las tablas y protagonista de su vida

18/04/2018

Metalúrgico, actor, peronista y buen tipo. Julio César Lester ha sabido llevar adelante su vida desde un lugar proactivo. Siempre de buen humor, manteniendo los valores que le transmitieron sus padres y maestros (del aula y de la calle). En todas sus facetas nunca fue uno mas. Vivió, y vive, apasionadamente. Disfrutando cada momento como si fuera el último. Ese es el gran secreto de nuestro #Personaje de la Semana.

por
Mauro Carlucho

Tandilense de pura cepa. Nació el dos de diciembre de 1943, cuando su familia vivía en inmediaciones de la Quinta Belén. Pasó su infancia y adolescencia en la zona de la Plaza Moreno, donde pasó años maravillosos.

Su familia de origen estaba conformada por Jorge Lester (ex intendente de Tandil), Dora Bruno y cinco hermanos. Julio fue el quinto hijo de la descendencia.

"Mi padre trabajaba en Obras Sanitarias y mamá era ama de casa. Vivíamos en un hogar y barrio humilde. Mas de una vez el almacenero de la esquina, Don Armando Paganti, nos salvaba las papas con la libreta de fiado. Con su solidaridad, él era el Desarrollo Social de hoy en día", dijo sobre una epoca que guarda con especial afecto.

"El barrio fué nuestra patria y sus componentes nuestros hermanos, amigos, tías y abuelas.  Tuvimos una niñez hermosa, con pelota de trapo hecha con medias, papel, aro y alambre, cochecitos tirados con piolín, jugabamos al ladrón y vigilante, robabamos  mandarinas en el Parque Independencia gambeteando al guardian. Cuando acampaban los circos y los parques de diversiones en la Plaza de las Banderas, era una fiesta. Los veranos ibamos a la pileta con mis hermanos y amigos. Son todos muy lindos recuerdos", dijo de un pasado con algunas reminiscencias en el presente. De tanto en tanto, la barra de amigos/hermanos se vuelve a reunir y comparten la experiencia de haber crecido juntos.

Por supuesto que el futbol acaparaba la atención de la muchachada. El punto de encuentro era un potrero en Guido y Juncal, donde jugaban barrio contra barrio. "A cara de perro y sin aflojar", agrega Julio. "Cada patada o planchazo era devuelto con mas intensidad. Aunque muertos de dolor, no había que demostrar flaquezas - muy distinto al futbol de hoy -", agregó.

La escuela primaria la hizo en el Colegio San José y al mismo tiempo jugaba al futbol y básquet en el Club Independiente. "El primer titulo del Flaco Aldasoro como DT, lo ganó con nosotros. Yo era bastante maleta, pero al futbol me defendía bien. Al aro no la embocaba ni con una canaleta", dijo entre risas.

Luego vino la secundaria en la Escuela Industrial de la Nación, donde se recibió en el año 1961 de Técnico Mecánico. Al año siguiente esta escuela se fusionó con la Escuela Fábrica y de ahí nació la Escuela Técnica de Maipú y Alem.

"Al terminar 3 año y teniendo buen promedio en las calificaciones, junto a dos compañeros empezamos a trabajar en Metalúrgica Tandil. Entramos el dos de enero de 1959 en la Sección de Control de Calidad. Cuando cobré mi primer sueldo era mayor que el de mi padre. Por supuesto que le daba el sobre cerrado a mi madre para los gastos de la casa, cuando yo necesitaba algo, ella proveía de inmediato. Trabajaba de 6 a 14 horas y estudiaba de 18.45 a 23.15 horas.  Este es el principal justificativo para hablar de mi mediocre paso por el deporte. ¡Minga que iba a ir a entrenar!", dijo en tono jocoso. 

Se recibió de Técnico Mecánico en el año 1961 y como broche de oro viajaron como fin de curso a Brasil. "Con mis compañeros de division juntamos peso por peso con mucho esfuerzo. Nada que ver a la actualidad, que los padres tienen que hipotecarse para que los pibes puedan viajar como ganado a Bariloche", expresó con cierto enojo. 

 Al año siguiente,  Metalurgica lo trasladó a Buenos Aires para que pueda estudiar Ingeniería. Esta aventura apenas duró un año, pero en terminos de aprendizaje fue muy importante. Hablo de aorendizajes para la vida. La independencia de los padres, descubrir la Gran Ciudad.

"En Capital vivía con mi hermano Francisco en el Hotel Hindú, que de pomposo solo tenía el nombre. Era basicamente una pensión familiar con baños compartidos. Estaba ubicada en calle Esmeralda 517, 2do piso, casi esquina Lavalle. La cuadra de los cines. Si en mis ultimos años de adolescentes, en MT, aprendí lo que era la vida de laburante, los amores contrariados, el esfuerzo que significa construir la casa propia, etc, la estadía en Capital me dio la experiencia para ingresar al mundo de la adultez", contó en detalle el colorado, como le dicen sus amigos.

Al año siguiente volvió a Tandil y meses despues fue recontratado por MT. En el año 1964 fue el turno del Servicio Militar. Estaba designado en el Comando, ubicado en Belgrano y Rodriguez, donde hoy está La Casa de la Cultura.

A la salida de la conscripción llegaron años de aventuras y descubrimientos. Volvió a vivir en Capital, luego pasó por otros empleos en Pacheco, Quilmes y Gualeguaychú. Siempre en fábricas metalúrgicas. Tuvo un casamiento frustrado. Fueron mas de 10 años de buscar un rumbo. De seguir su instinto.

Regresó a las sierras definitivamente en el año 1978. Su madre lo esperaba con los brazos abiertos. Aquí estaba su gente. Los amigos, la familia y el amor verdadero. Volvió a sus raíces, como se suele decir. No pasó mucho tiempo hasta que volvió a trabajar en la gran fábrica local y además conoció a Susanita. Su compañera inseparable en todos estos años.

Los fines de la decada del 70 y comiezos de la 80 fueron de mucho crecimiento. Formó una familia con Susana y llegaron sus hijos Jorge, Andres y los mellizos Luciana y Javier. En el año 1979 debuta en teatro junto a Guillermo Lopez y la dirección de su hermano Francisco. El espectáculo se denominaba "El chorizo colorado" y contaba con una serie de monologos y dialogos entre los dos, con textos de su autoría.

Jorge, padre de Julio, tenía historia en las tablas locales. Junto a Enrique Ferrarese pusieron en escena las reconocidas Estampas de la Redención.

"Desde el año 79, con algun paréntesis, sigo en la brecha del teatro. No tengo exactamente la cantidad de obras que he actuado, aunque creo que son más de 40. Me han dirigido muchos directores, como mi hermano Franck, Guimet, Lazarte, Galeota, Gustavo Iturrioz, Marcela Juarez, Julia Lavatelli, Mary Boggio, Eduardo Hall, Daniel Suarez Marzal, mi hijo Javier, Cristina Carone, Mario Valiente, Paula Fernández, Cecilia Gramajo y algunos mas que me quedan en el tintero. El que mas me marcó fue sin dudas Carlos Catalano, a quien la comunidad teatrera, y tambien la ciudad de Tandil, le deben un verdadero reconocimiento, como uno de los valuartes para este presente del teatro en Tandil. Catalano ha hecho escuela, primero dando talleres, luego formalizando la Escuela de Teatro y mas tarde La Facultad de Teatro y Audiovisuales, donde entre Docentes y No Docentes, conforman un plantel grande de trabajadores de la cultura. Tabien hay que sumar a los distintos talleres que dictan egresados de la Facultad, como así tambien los diferentes grupos de Teatro que se han formado y actuan profesionalmente", ponderó.

Junto a Catalano obtuvieron numeros reconocimientos en diferentes instancias provinciales y nacionales. Con diferentes elencos y directores, recorrió el país y algunas ciudades del exterior como Barranquilla y Trujillo. Tambien pisó escenarios al otro lado del oceano, mas precisamente en Casablanca, Marruecos.

Otro punto destacado en su carrera, fue la obra "El Acompañamiento" de Carlos Gorostiza, en donde compartió cartel junto a Victor Laplace. Entre ellos había una quimica especial. Habían transitado una infancia paralela, fueron compañeros en Metalurgica Tandil y los une un respeto mutuo.

"El Acompañamiento" fue todo un suceso, habla de dos amigos del alma que se acompañan en el intento de inventar un mundo, que en realidad sólo está repleto de sueños.

Recorrieron el pais y hasta el Uruguay. Estuvieron un mes en la Capital Federal, presentadose todos los viernes y sabados. El propio Laplace se refirió a este gran encuentro: "No fue casual llamar a Julio para esta obra. Fuimos obreros de la Metalúrgica Tandil y por la tarde teníamos el Pequeño Teatro Experimental, donde hablábamos sobre la vida, el teatro y la cultura", recordó. "Aquella obra fue un recorrido desde la infancia y la adolescencia hasta la actualidad, con un final muy maravilloso y esperanzador", resumió.

Actualmente disfruta de un gran presente del teatro local: "Se está trabajando mucho. Hay nuevos espacios como Bajosuelo, la sala teatral que regentea el flaco Lazarte y por quien tengo un cariño especial. Tambien hay que mencionar El Club de Teatro, con dos tractores como son Marcela Juarez y Alejandra Casanova. La Fábrica manejada muy bien por jóvenes estudiantes y algunos Docentes, y ademas los otros espacios alternativos que siempre están. Esto nos da la seguridad de una continiudad teatral de muy buen nivel y para todos los gustos", remarcó.

El Colo tambien es un gran gestor cultural, desde Abril del 2007 y hasta mediados del 2011, se desempeñó como Secretario de Cultura de la UNICEN, en lo que fue un paso muy importante a nivel personal.

"Yo concibo la vida y la politica como una manera de vivir. Hay que ser solidario, tener valores éticos y en donde la palabra corresponda con la acción. Eso es ser peronista para mi. Lo mamé de chico. No te olvides que yo nací en el 43. Con Peron y Evita se hablaba de los niños como los unicos privilegiados. Por ellos tuve el primer regalo de reyes, conocí el mar a traves de Desarrollo Social. No me puedo, ni quiero olvidar, de las leyes laborales que amparan a los trabajadores. Todo eso hizo que el peronismo entre en mi corazón.  No me importa que otros lo llamen populismo.  Yo tengo mis razones", analizó.

Su padre fue intendente de Tandil, hasta ser derrocado por los militares en el golpe del 76. Con ese peso en el apellido, en 1984 no dudó en encabezar una lista de la UOM que desplazó a la conducción impuesta por los milicos.

"En el año 1987, por decisión de los compañeros de otros gremios, integré la lista de Concejales del Frente Justicialista que llevaba como candidato a Gino Pizzorno. En el año 1988 obtuve la reelección en el gremio. Despues, cuando asumió Carlos Menem la presidencia y observando el giro político y económico que llevó a cabo, tomé la decisión de renunciar a la concejalía y al gremio, pues a los compañeros, en los congresos de Delegados, les hablaba de lo que representaba el Estado. Me fuí de nuevo a la Fábrica. Me presenté en dos elecciones más sabiendo que perdía, pero con la presentación no avalaba a la conducción de ese momento. Muertos Evita y Peron, debo confesar que mi último voto con fervor peronista fué el de la primera elección de Menen, aunque me arrepentí muy rapidamente. Despues siempre voté en contra de, nunca a favor de nadie. En la segunda vuelta del 2015 voté a Scioli, cuando muchos pseudos compañeros decían que votaban tapandose la nariz o que no representaba "al modelo ". Así nos fue y nos está yendo", se lamentó.

Como decíamos al principio, Julio Cesar Lester nunca fue de quedarse quieto o a la sombra. Tanto en la fabrica, como en las tablas, no fue uno mas. Hoy se desvive por sus hijos y los cuatro nietos. Ellos mantienen su atención y ocupan sus sentimientos. Mientas tanto, mira para atrás y se sorprende por todo el camino recorrido. Sin esa fuerza y pasion, habría sido imposible.

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