PERSONAJE DE LA SEMANA

100 años con Tandil en el corazón

21/03/2018

Ángela Isabel Massaro de Manterola luce orgullosa sus 101 años, su hermana Raquel va también camino al centenario. Son portadoras de un apellido representativo de la tandilidad. Inmigrantes que forjaron una enorme historia, a base de esfuerzo y compromiso.

por
Mauro Carlucho

Los Massaro son parte de la historia de Tandil. Llegaron de Italia a principios del siglo pasado y fueron verdaderos protagonistas en el desarrollo de esta ciudad.

JOSE MASSARO nació en Bari, Italia, pero no dudó en subir a un barco para buscar una nueva vida. Lejos de la guerra y la hambruna. Fue así que llegó a Tandil con solo 16 años. Tiempo después logró traer a su madre y hermanas.

Aquí en Tandil formó una hermosa familia con CARMEN BELLINI, oriunda de Tandil. Tuvieron 11 hijos en total. 7 mujeres y 4 varones: Roque, María del Carmen, Isolina, Ema, Josefa, José, Angelita, Ernesto, Rosa, Raquel y Alberto.

La casa familiar estaba ubicada sobre calle 25 de Mayo, donde hoy funciona el albergue Casa Chango. El propio José levantó cada pared con esfuerzo. Siguiendo la estela de los inmigrantes italianos, los Massaro fueron laboriosos y preocupados de su comunidad.

Fueron fundadores de la fábrica de mosaicos "Los mil colores", desde donde se construyeron las pérgolas, mesas y sillas del parque Independencia. Los rastros de estas familias tradicionales nos acompañan hasta el presente. Su obra sigue viva en plazas, calles y también en instituciones que son el reflejo de nuestra historia.

Hablamos puntualmente de la Sociedad Italiana, entidad que los Massaro presidieron por más de 25 años. Su trabajo fecundo, junto a otros vecinos comprometidos,  promovió la construcción de su sede que fue el comienzo de lo que es hoy la Nueva Clínica Chacabuco, en cuyo hall de entrada hay un busto en su homenaje.

Ángela, protagonista de esta sección, nació el 14 de diciembre de 1916. En medio de un Tandil pujante, que todavía lloraba la caída de su piedra más famosa.

A sus 101 años recuerda con emoción su infancia y juventud en Tandil. Las caminatas por el parque, los cerros y las vueltas a la plaza. Cuando uno revisa la historia del siglo pasado, siempre surge la Plaza como un espacio de encuentro. Era el lugar elegido para salir a dar una vuelta, para sentarse en un banco a disfrutar de la tarde y también para congeniar con amigos y pretendientes.

Angelita nos habla de la banda de música que tocaba en la plaza. Fue allí donde conoció a Benito María Manterola, su esposo. A quien menciona con inmenso amor. Fue un hombre muy cariñoso, bondadoso, respetuoso, honesto y trabajador. Cuidó entrañablemente a la familia y juntos cultivaron la amistad como si fuera la más bella flor.

Cuando le pedimos que nos hable de sus amistades en aquel pueblo de Tandil, no duda en mencionar a la familia Murno, vecinos y amigos de toda la vida; a Marta Tipi; Angelillo; Magaró; Pugliese; Lunghi; Mitilli; Dell'Acqua; Braico; Rusconi; Rey; Fogliati; Maizano; Grandineti; Berges; Laplace; Natuzzi; Lagonegro; Vitullo; DÁlesandro; Salerno; Viola.

Se pone a revisar fotos antiguas y viejos recortes de diario. Entonces nos habla de los Bellini, de Marino,  Frezzi, Canté, de Elvira Cerone y de Renzo, fundador de los helados más tradicionales de Tandil.  No se quiere olvidar de nadie, aunque parezca imposible. Sigue con Natuzi, Ciccone, Cecio, Rey, Saracca, Procopio, Andraca, Brivio, Brea y Berutti.

Su vida estuvo ligada a la música. Junto a su familia viajaban a Buenos Aires para asistir a las funciones  gala en el Teatro Colon. Todos los Massaro aprendieron a tocar un instrumento. Angelita fue más allá y se recibió de profesora de piano.

Antes había estudiado en la Escuela Normal donde se había graduado como docente. Los varones de la familia estudiaron, por supuesto, en el Colegio San José como marcaba la época.

Se casó con BENITO MARÍA MANTEROLA en la Iglesia del Santísimo Sacramento donde se realizó la celebración religiosa. Vivieron por varios años en la calle Hipólito Irigoyen, entre San Martín y Pintos. Allí trabajaban en su "Mercadito Familiar". Al mismo tiempo que Ángela daba clases de piano y música en general.

El año pasado, con motivo del festejo de sus 100 años, Angela recibió un regalo muy emotivo. Juan Castelnuovo, alumno suyo en el pasado, le envió el boletín firmado de puño y letra por ella.

Actualmente reside en Buenos Aires, pero guarda con mucho amor sus recuerdos en Tandil. Acompañada por sus dos hijas, Elsa René y Angélica Noemí, piensa en volver al pago para reencontrarse con familiares y amigos.

Sus hijas la describen como a una mamá bondadosa, protectora, honesta, trabajadora y perseverante. Nos cuentan, además, que hacia los mejores pasteles que uno pueda imaginar. Fue y es una madre presente, atenta y mejor abuela.

Mantuvo una vida religiosa. Su refugio fue siempre la oración. "Es conmovedor verla todos los días con las manos juntas agradeciéndole a Dios", nos dice su hija Elsa. Ángela hace una mención especial del Monseñor Luis Actis, quien era muy amigo de la familia.

Los Massaro fueron protagonistas de la historia de Tandil. Adhirieron al común denominador de hacer, hacer y hacer.

El propio Intendente Miuel Lunghi los mencionó en su recordado discurso con motivo del último aniversario de la ciudad: "Los italianos, con los Grandinetti, Massaro, Lester, Lunghi y Natuzzi, entre tantos otros, fundaron la Sociedad Italiana y construyeron la Clínica Chacabuco. Los españoles el magnífico Teatro Cervantes. Con Seritti, Valor y Manocchi se creó el Museo de Bellas Artes. Esta oleada inmigratoria se completó con franceses, yugoslavos, israelíes, árabes, ingleses, alemanes, holandeses, todos aportando su trabajo, voluntad y tenacidad, con espíritu emprendedor y de progreso. Es éste el Tandil de la diversidad y el esfuerzo compartido."

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