OPINIÓN
09/02/2018
Como deben ser las asociaciones es algo que no compete a quienes están fuera de ellas, en primer lugar los gobiernos que solo deben velar porque no hayan lesiones de derechos, en caso que las hubiera dicha agrupación se convierte en una asociación ilícita.
por
Alberto Benegas
Pero antes de otras consideraciones sobre
el tema sindical, es menester aclarar con toda precisión que los salarios e
ingresos en términos reales de deben exclusivamente a la cuantía y calidad de
ahorros internos y externos invertidos en un contexto de conocimientos relevantes,
lo cual hace de apoyo logístico al trabajo para aumentar su rendimiento.
Esa es la diferencia entre zonas de mayores o menores salarios basadas en el
primer caso en marcos institucionales respetuosos de la propiedad de cada cual.
El nivel de salarios no es solo monetario,
es también no-monetario como lo son todas las condiciones laborales que rodean
al caso desde los períodos de descanso a la música funcional. En rigor, estas
condiciones no pueden ser legisladas, como queda dicho, son consecuencia de los
niveles de las tasas de capitalización. Más aun, si se legislan más allá de
demandas civiles o penales por incumplimientos contractuales o delitos, los
resultados indefectiblemente son el desempleo en primer lugar de aquellos que
más necesitan trabajar y en segundo lugar de todos a quienes las condiciones
laborales son superadas por las normas legales respecto a las antedichas tasas
de inversión. El voluntarismo no cuadra.
Mientras que los recursos sean limitados en
relación con las necesidades, nunca bajo ningún concepto puede haber sobrante
de aquel factor esencial que es escaso, esencial puesto que no se concibe
la producción de ningún bien ni la prestación de ningún servicio sin el
concurso de trabajo manual e intelectual.
La vida es una transición, todo lo que
piensan todos en todas las oficinas consiste en mejorar lo cual, a su vez, se
traduce en reasignaciones humanas y materiales. La mayor productividad libera
factores humanos y materiales al efecto de trabajar en otros emprendimientos.
En un mundo idílico donde hay de todo para todos todo el tiempo, naturalmente
no hay necesidad de trabajar lo cual significa que se está en Jauja situación
que sería una bendición para todos. Pero las cosas no son así, hay
necesidades insatisfechas por lo que hay que aplicar faenas para atenderlas.
Nuevos métodos que elevan la productividad,
nuevos bienes y servicios importados del exterior más baratos y de mejor
calidad, la robotización y equivalentes liberan trabajo y el empresariado
atento a nuevos negocios busca capacitar a nuevo personal al efecto de lograr
sus arbitrajes adicionales. Como hemos dicho antes, ese fue el sentido y el
destino del hombre de la barra de hielo cuando apareció la refrigeradora o el
del fogonero cuando irrumpió la locomotora Diesel.
Lo peor que puede hacerse si se desea
elevar el nivel de vida es destruir capital, con ello no habrá aumentado el
empleo sino que provoca disminuciones en los salarios en términos reales.
Por su parte, las huelgas deben ser
entendidas como el derecho a no trabajar en cualquier momento siempre y cuando
se cumplan los preavisos estipulados si los hubiere. Pero el derecho a huelga
no es la intimidación y la violencia que no permitan que otros ocupen puestos
de trabajo. Una cosa es el derecho a no trabajar y otra bien distinta es el
imponer situaciones a otros contra la voluntad de los destinatarios.
En el caso de procedimientos intimidatorios
y violentos cuando se confunden con la huelga está implícita la equivocada idea
de que constituye un procedimiento para elevar salarios. Si esto fuera cierto
habría que incrementar los métodos violentos de igual manera que si se
considera que el nivel de vida puede incrementarse por decreto, las
legislaciones en este sentido habría que redoblarlas. Pero como queda dicho,
los salarios dependen solo de la inversión per capita, que si
disminuyen disminuirá el salario, si se mantiene el stock de capital
descontadas las respectivas amortizaciones, el salario mantendrá su nivel
y si se incrementa el capital consecuentemente aumentarán los salarios.
Tampoco tiene sentido alegar que los
gobiernos deben interferir en las relaciones laborales para evitar "el
desequilibrio en el poder de contratación". En esta línea argumental se
sostiene que no es permisible que contrate un millonario con una persona que no
tiene para llegar a fin de mes, a fin de semana o al fin del día. Es del todo
irrelevante como sean las características patrimoniales o el volumen de sus
respectivas cuentas corrientes, lo relevante son las tasas de capitalización. Si
un millonario pretendiera pagar menos de lo que establece el mercado
simplemente se queda sin colaboradores. Un empleador puede contar con una
situación patrimonial boyante y otro estar quebrado pero ambos, si desean
contratar trabajo manual e intelectual, deben abonar lo que exige el mercado.
En lugares en donde los salarios son altos no se debe a la generosidad de
empleadores ni a la mezquindad de salarios bajos en otras zonas, sino, como
hemos repetido, al volumen de capitalización.
De más está decir, que los incumplimientos
contractuales, engaños o lesiones de derechos deben ser adecuadamente
castigados, pero los arreglos contractuales libres y voluntarios no deben ser
interferidos por los aparatos estatales ni por bandas ocultas en máscaras
sindicales.
Idéntico razonamiento se aplica a todos los
servicios que preste la asociación sindical, en primer lugar de salud o
cualquier otro servicio que debe estar abierto a la competencia y en ningún
caso consecuencia de aportes obligatorios y mucho menos a través de llamados
"agentes de retención" que echan mano al fruto del trabajo ajeno.
Asimismo, las representaciones o no
representaciones sindicales deben estar abiertas a todas las posibles variantes
siempre y cuando se trate de arreglos libres y voluntarios en el contexto de
contrataciones colectivas o individuales según lo prefieran los interesados.
En el caso argentino de tanto en tanto se
detienen a sindicalistas corruptos pero hasta el momento no se han modificado
las leyes que dan sustento a un sistema fascista de representación coactiva a
través de la figura de la "personería gremial" que arrastra a todos los gremios
desde la década del cuarenta que está presente en la legislación de ese país,
junto a los antes referidos "agentes de retención" (más bien estafas legales) y
afiliación coactiva de facto, en el contexto de escandalosos
negociados monopólicos de obras sociales y similares.
Limitarse a arremeter contra la corrupción
sindical fascista concentra la atención en los efectos, pero si no se abroga la
legislación autoritaria quedan sin tocar las causas del fenómeno. Lo mismo
ocurre con retoques de superficie a las normas vigentes en lugar de eliminar de
cuajo el mal que afecta principalmente a los trabajadores.
En la época de gloria de los argentinos, cuando
los salarios e ingresos en términos reales de los peones rurales y de los
obreros de la incipiente industria eran superiores a los de Suiza, Alemania,
Francia, Italia y España, cuando la población se duplicaba cada diez años
debido a la multitudinaria inmigración para "hacerse la América", en ese
período las relaciones laborales estaban regidas por los 4.015 artículos del
Código Civil de Dalmacio Vélez Sarfield de los cuales 6 estaban referidos
específicamente a los contratos laborales.
Luego se promulgaron multiplicidad de leyes
"para proteger al trabajador" referidas a los más variados temas "al efecto de
dotar al trabajador de conquistas sociales" y con ello comenzó el derrumbe en
el nivel de vida de la gente muy especialmente de los más necesitados por las
razones antes apuntadas, en contexto de la sandez de "establecer adecuadas
relaciones entre el capital y el trabajo" sin percatarse que el capital son
instrumentos inanimados que no contratan y que, por ende, se trata de
contrataciones entre distintos tipos de trabajo entre empleadores y empleados.
Con el argumento de proteger a los trabajadores se los aniquiló, son la idea de
protegerlos de supuestas explotaciones se los sacó de la órbita de la
protección rigurosa del Código Civil, los tribunales ordinarios y posibles
aseguradoras, se fabricó el fuero laboral con lo que se agregó a las referidas
desgracias negocios fenomenales de la industria del juicio para beneficio de
chicaneros del nuevo fuero.
En esta especie de rapsodia para el
desastre se incluyeron algunas figuras que son tragicómicas como el aguinaldo,
es decir, la aparición como arte de magia de un treceavo mes en el año, sin
percibir que si se paga un monto adicional en el año, manteniendo los demás
factores constantes, habrá que pagar de menos durante los otros doce
meses. Si esto no fuera de este modo, habría que convertir el año en cuarenta
meses o más para hacer la gente más rica, lo cual no requiere comentarios
adicionales.
Así se llegó en la Argentina a una
verdadera e inaudita explotación de los trabajadores por los aparatos estatales
a los que se enancó una maquinaria quebrada y fraudulenta de unas así
denominadas jubilaciones insertas en el sistema de reparto en el que se estafa
a quienes aportan el fruto de su trabajo para recibir cifras irrisorias que no
guardan proporción alguna con las sumas que le han sido retenidas en su vida
activa, muy lejos de cualquier cálculo de interés compuesto.
En este cataclismo se habla de "la clase
trabajadora" que supone que hay otra "clase" que la explota sin percibir el
origen marxista de la idea misma de clase que deriva de sostener que el
proletario y el burgués tienen una estructura lógica distinta, lo cual da lugar
a la teoría del polilogismo que nunca ni Marx ni ningún marxista han explicado
en que consisten esas estructuras que se diferencian de los silogismos
aristotélicos.
Desde Adam Smith el asunto está resuelto,
este autor ha consignado en 1776 que "La propiedad que cada hombre tiene es su
propio trabajo, ya que es el fundamento original de toda otra propiedad, por lo
que es la más sagrada e inviolable" y Juan Bautista Alberdi al comentar la
Constitución liberal argentina de 1853 escribió que "Toda la grande escuela de
Adam Smith está reducida a demostrar que el trabajo libre es el principio
esencial de toda riqueza creada".
economiaparatodos.net
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