PERSONAJE DE LA SEMANA

"Guito" Zampatti, el cantor del barrio La Movediza

27/12/2017

A los 89 años sigue cantando como en aquellas interminables veladas de los bodegones de barrio. Es toda una celebridad en la ciudad. Fue picapedrero, atajó en el club La Movediza hasta los 40 años y se "jubiló" como el último gran vendedor de rifas. Lo fuimos a visitar a su casa para recorrer su historia, escuchar anécdotas y agasajarlo con este humilde homenaje.

por
Mauro Carlucho

Nació en el barrio donde  estaba la gran piedra movediza. Habían pasado solamente 12 años desde que el símbolo de Tandil cayó de la punta del cerro y quedó partida en mil añicos. Todavía era un tema recurrente y más en una familia de picapedreros.

Su padre había llegado desde Italia y trajo consigo este oficio tan cercano al sentir tandilense. Se afincaron allí, cerca de las canteras. Como era la costumbre. Su vida giraba en torno a las rocas y las sierras milenarias.

Santiaguito (de allí el apocope de Guito), junto a sus tres hermanos, iban a la humilde escuela del barrio, junto a los hijos de los demás picapedreros. Casi todo se hacía en comunidad. Recién cuando pasó a tercer grado debió cambiarse a la escuela N11, cita en Machado, pasando Rodríguez. Nuestro personaje se iba caminando todas las mañanas desde "la move" y volvía al mediodía, listo para ver en que podía ayudar.

Su primer trabajo lo consiguió en una mina de arena que había en la zona. Guito nos explicó que "la arena es en verdad piedra podrida. Desgastada por el tiempo. Se trabajaba mucho en aquel entonces, pero ahora la traen de Necochea o del río. Yo iba desde chico a hombrear bolsas o a cargar los camiones con la pala. A los chicos nos gustaba ayudar y colaborar en la casa".

Cuando llegó a la mayoría de edad, entró efectivamente en la cantera de La Movediza (hoy Villa Mónica). Recuerda que hubo muy buenas épocas. "Los obreros de la cantera llegaban a ganar más que un empleado de banco. Creo que era algo así como 8 pesos por día, pero la plata te rendía mucho", le dijo a El Diario de Tandil.

Su relación con el tango nació desde la infancia. Él dirá que ya cantaba desde la cuna. Como en la casa no había radio, ni toca discos, se iban hasta una peluquería de la zona para poder escuchar los tangos de moda.

Aquí vale remarcar que transcurría la famosa década del ?40: La edad de oro del tango, como se la conoce, gracias a la aparición de grandes músicos, compositores, directores y el surgimiento de las grandes orquestas que marcarían un estilo. Las canciones tenían un gran vuelo literario, profundidad y romanticismo. Responsables para siempre del  estilo nostálgico, triste y desgarrado con el que sería identificado para siempre el tango.

Este auge dio cabida a los grandes salones de baile y masificaron nuestra querida música rioplatense.

Su primera presentación en público la hizo de purrete, en aquellos bodegones que reunía a la clase trabajadora de la época. Algún italiano sacaba un acordeón, surgía una guitarra y enseguida los muchachos se ponían a tanguear las canciones que llegaban de Buenos Aires.

Guito debutó con "Trasnochando", un hit que lo acompaña hasta el presente y el público lo pide repetidamente. Enseguida la gente vio en este pibe un gran valor de la canción y lo empezaron a llamar de cuanta orquesta había en la ciudad.

En el barrio, la comisión del club La Movediza, organizaba festivales con orquestas en vivo. Allí Guito empezó a meterse en el circuito cultural de la ciudad. Él recuerda sus primeras presentaciones con la orquesta del maestro Ferrer, quien siempre lo invitaba a subir para cantar alguna canción.

Después quedó efectivo en el conjunto de Octavio Poli y fue el cantor de la orquesta por unos cuantos años.

El tango en Tandil era furor, al igual que en el resto del país. En el centro había confiterías como la Novel  o París, donde venían músicos de Buenos Aires y se bailaba el 2 x 4.

Guito quedó prendido a estos años. Su cancionero incluye 40 tangos que corresponden a estos años. Pero hay 6 o 7 que los repite en cada presentación a pedido del público. Obras como Trasnochando, Tiempos Viejos, La Última Copa o el ultimo guapo, son infaltables en sus presentaciones.

 Es una figura central del Tango por los Bares, ya que se viene presentando desde su primera edición y así fue destaco en un merecido homenaje por parte del municipio.

Desde hace algunos años, su segunda casa es Antiqué. El reducto tanguero local por estos tiempos. Va todas las mañanas a tomar un café con amigos y los viernes es una figura repetida en las noches de micrófono abierto.

El tango le dio un hermano como Horacio Morrone y muchísimos amigos. En medio de la entrevista quiso recordar al querido "Piojo" Hernández: "Tengo una foto suya en la mesita de luz y lo sigo recordando cada día. Lo extraño mucho. Cuando venía a casa se sentaba justo donde estoy yo ahora. Como cantante no tenía la mejor voz, pero nadie decía las cosas como él. Tenía un sentimiento que te calaba profundo", dijo sobre su amigo fallecido.

 Guito es un tanguero con estampa. Con presencia. Quizás por el estilo de los tangos que interpreta. A pesar de los 89 años mantiene una gran voz y ni piensa en abandonar los escenarios.

Su compañera de toda la vida, Haydee, reniega cuando llega a las tres de la mañana después de cada presentación. Pero sabe que esa es su vida. Así lo conoció y así lo ama.

Al margen de su carrera artística, trabajó unos cuantos años en Metalúrgica Tandil y en Casa Cuervo, la tradicional casa de construcción ubicada en Montevideo, entre Alem y Paz.

Cuando se jubiló no quería quedarse sentado en la casa y encontró un "jeite" como vendedor de rifas. Era conocido por medio Tandil y la gente sabía de su hombría de bien. Hizo este trabajo casi por 10 años, pero la familia le pidió que empiece a descansar un poco más.

Si fuera por él seguiría hasta el último día. Lo mismo le pasó en el futbol. Donde se retiró a los 40 años como arquero del club La Movediza.

"Le gusta mucho la calle", nos dijo Haydee. Su adorada esposa. Siempre encuentra una excusa para salir a dar una vuelta. Si no está en Antiqué, es porque se fue a las oficinas de Morrone. Junto a Horacio se han presentado muchísimas veces. Tanto a nivel local como en toda la zona. Se tiran chistes y cada uno sabe por dónde entrarle al otro. Mantienen esos códigos de amistad que tanto representan a los argentinos.

Con permiso de Haydee, salimos a la calle para hacer unas fotos. Zampatti salió rápidamente susurrando unos tangos y recordó una linda anécdota: "Varios de los muchachos me dicen que estoy viejo porque voy hablando solo por la calle. Pero se equivocan. Siempre voy cantando un tango para despuntar el vicio", finalizó.

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