Opinión

El desafío de las ciudades intermedias en la globalización

11/09/2017

Es menester entender el paradigma de la Globalización para poder pensar el devenir de estas ciudades. Para bien o para mal, la Globalización atravesó todos los aspectos personales de los seres humanos y por lo tanto, también cambió la forma de vivir y producir en sociedad. Nuestra ciudad tiene todo para crecer y desarrollarse, la gran preocupación debería ser el no perder nuestros orígenes, nuestra identidad.

por
Francisco Sola

DEL CAMPO A LA CIUDAD

La Revolución Industrial del siglo XVIII modificó la vida misma de los seres humanos. Abruptamente, luego de decenas de generaciones viviendo en el mismo lugar, despojados de los medios de producción para tener una vida tranquila en el campo, las familias fueron migrando a las ciudades donde se encontraban las fabricas que a cambio de su fuerza de trabajo le otorgaban al obrero un salario para la subsistencia.

Desde ese momento inaugural empezó un proceso de transición del campo a la ciudad que llegando a la mitad del siglo XX trepó al 50% de la población mundial. Hoy, casi setenta años después, el porcentaje subió al 70% y para el 2050 según el The Special Program of Urban and Regional Studies la cifra ascenderá al 80%.

MEGALÓPOLIS LATINOAMERICANAS

El fenómeno urbano latinoamericano es caso de estudio en las distintas universidades del mundo. Según el estudio de la ONU "7 mil millones" en Latinoamérica el porcentaje de vida urbana es mucho mayor con respecto al mundo, cerca del 82% vive en la ciudad y en 2050 se espera que llegue al 90%. Es la segunda región con esos índices detrás de solo Norteamérica. Con enormes territorios en comparación a otros continentes, Latinoamérica ha concentrado a su población en megalópolis, ciudades extremadamente pobladas frente a una zona rural escasamente habitada pero sus tierras concentradas en pocas manos. Según Horacio Terraza, especialista del BID en un reportaje a la BBC menciona que "Latinoamérica hace 100 años que no hace urbanismo, que no piensa sus ciudades a futuro ni las planifica".

Pero antes de hablar del presente retomemos un poco el tiempo hasta llegar al 1800. El historiador Tulio Halpeín Dongi menciona en su libro "Historia contemporánea de América Latina" que el desarrollo posterior a la etapa fundacional de las ciudades americanas persiguió una lógica económica. Los países con una diversificación en su sistema económico lograron en un principio poder fijar diferentes ciudades en su territorio, como fue el caso del Imperio de Brasil o la Gran Colombia, con una considerable población en distintas latitudes. Pero los países que tenían un solo circuito económico concentraron sus relaciones económicas en base a esa actividad principal, sumado a las actividades sociales y de poder en un gran centro urbano, tal es el caso de México o Argentina.

Con raíz estilo colonial hispano, con una plaza que rodeaba a los poderes coloniales (Cabildo, Iglesia, luego el Banco y la primera Escuela) funcionó con relativo éxito hasta fin del siglo XIX. La migración y la alta natalidad crecieron exponencialmente, superando las expectativas de los gobernantes. Aunque también es necesario aclarar que a la oligarquía criolla de esos tiempos poco le importaba la vida de la chusma inmigrante y de la pobreza en general. Desde ese momento hasta el presente las ciudades fueron un caos, el crecimiento de las ciudades latinoamericanas fue desorganizado. Las tierras altas y mejores conservadas eran para la nueva clase media clásica del estado de bienestar de mitad del siglo XX y los más humildes, los que estaban por debajo del umbral de pobreza fueron ganándole espacio a las zonas rurales, ríos, sierras y demás zonas naturales que luego de los efectos de deforestación y urbanización ocasionaron penosos desastres. Los aludes en las favelas brasileras o las inundaciones en Lujan en Argentina son un ejemplo claro de la falta de control por parte del Estado y el crecimiento anárquico de las ciudades.

Según encuestas de calidad de vida de los gobiernos de San Pablo y el D.F mexicano, las molestias ocurridas en la esfera pública por el transito encabezan los disgustos más grandes de los habitantes. La tasa de vehículos por cada mil habitantes pasará de 131 en 2010 a 280 en el 2020 según proyecciones del BID, entorpeciendo aún más la movilidad en las ciudades sumado también el aumento en los accidentes. Las estadísticas de este organismo muestran que en Latinoamérica mueren cerca de 100.000 personas por accidentes de tránsito, siendo la primera causal en los jóvenes de entre 15 y 20 años. Además la pérdida de tiempo para trasladarse es enorme en comparación a otras partes del mundo, una hora y media es lo que tarda en promedio una persona en trasladarse de un punto a otro, o en otra forma: dos meses y medio laborales destinados solo a viajar.

Por otra parte, la excesiva densidad sumado a la falta de controles de empresas subsidiadas generan apagones rutinarios afectando el patrimonio de los habitantes, como también un efecto de "inseguridad permanente" cuando se transita en los espacios públicos. Pero lo más importante, según mi punto de vista, es el constante deterioro de la equidad social ya que en la lejanía, la falta de acceso a servicios e infraestructura y una actitud discriminadora hacia distintos barrios, las oportunidades de los habitantes más alejados es menor al que tiene todo cerca de su hogar.

Ya sea que hayan sido gobernadas por lideres que se sentían inclinados por las ideas de Karl Marx o de Adam Smith, las ciudades en Latinoamérica han tenido un destino penoso en comparación con las diferentes urbes del mundo. Si el Laissez Faire o la Economía Planificada fueron los caminos tomados, solo han llegado a un destino compartido donde existen las mismas desigualdades y problemáticas que son casi imposible de resolver.

EL FUTURO SE ENCUENTRA EN LAS CIUDADES INTERMEDIAS

OPORTUNIDADES

Las megalópolis apenas concentran el 7% de la población, pero en las ciudades intermedias se encuentra el 50% de la población urbana. El termino Ciudad Intermedia surge de medir la población de la ciudad que oscila entre 50.000 a 1.000.000 de habitantes. Son ellas las que van a definir el éxito o el fracaso de un país. Por solo citar un ejemplo, la producción de Santiago, Sao Pablo y Buenos Aires creció de 1998 a 2008 menos que la media del PBI de sus países que fueron empujados por el crecimiento de las ciudades del interior.

Hoy las Ciudades Intermedias son un diamante en bruto a pulir en todo el mundo. Pero en Latinoamérica, el esfuerzo tiene que ser mayor. Son ellas las que van a poder mitigar en forma de paliativo los desastres de las megalópolis latinas. Por lo tanto es necesario cuidarlas más y no un ensayo y error. El caso argentino puede servir para marcar la importancia de este proceso. Hoy en día, la República Argentina cuenta con un índice de urbanización cercano al 89%, un nivel altísimo en comparación a la región y al mundo en general. Según el INDEC, la mitad del país reside en 6 grandes aglomeraciones pero cerca del 32% lo hace en 273 ciudades de 10.000 a 500.000 habitantes, los cuales mayormente entran en la esfera de Ciudades Intermedias.

Estos "diamantes en bruto" tienen enormes potencialidades que es necesario explotar. Tener un buen sistema de salud, infraestructura emprendedora como universidades, escuelas técnicas, de arte, diversificadas, centros culturales, bibliotecas, como también un buen acceso a internet son factores cualitativos que tienen que tener como eje la integración regional. Las Ciudades Intermedias son el enlace articulador entre el campo y las grandes urbes. Son el centro de referencia en cual los pueblos y habitantes rurales asisten para satisfacer sus necesidades de bienes y servicios.

A su vez, tienen la enorme ventaja en comparación a las grandes ciudades de mantener una identidad relativamente homogénea, cosa que en las metrópolis existe una heterogeneidad de culturas. Existe una identidad vecinal que tiene que ser la marca de la ciudad para plantarse ante la región, el país y el mundo. El sentido de vecindad sigue presente y es menester conservarlo, aplicando políticas públicas que tiendan a la fraternidad de los semejantes. En estas ciudades, el Coeficiente de Gini es mucho más justo en comparación a las ciudades grandes, la fraternidad es un factor importante en los procesos de innovación.

Las Ciudades Intermedias están hechas a "medida humana". Es decir, que están en el punto donde es armonioso vivir con poco y que no se necesitan bienes para hacer más amena la vida. La cercanía facilita la utilización de bicicletas o el transporte público para poder movilizarse por toda la ciudad. El día rinde mucho más si no se necesita estar una hora y media de viaje para cada evento. La posibilidad de estudiar, trabajar, practicar un pasatiempo o estar con la familia es factible lograrlo en un solo día, lo cual acrecienta las posibilidades de producción y de crecimiento personal.

EL DESAFÍO DE LA GLOBALIZACIÓN

Es menester entender el paradigma de la Globalización para poder pensar el devenir de estas ciudades. Para bien o para mal, la Globalización atravesó todos los aspectos personales de los seres humanos y por lo tanto, también cambió la forma de vivir y producir en sociedad. El sociólogo canadiense Marshall McLuhan acuñó el término "aldea global" para tratar de sintetizar las consecuencias que provienen de la comunicación inmediata y mundial.

Hoy en día estamos intercomunicados con el mundo, las tecnologías son la principal garantía para que una empresa sea competitiva. Es por esto que las ciudades tienen que elegir cómo pararse ante esta situación. Cómo hacen para estar produciendo, dando trabajo a los habitantes para que puedan vivir mejor y cómo conservar la identidad ante este fenómeno.

La Globalización genera competencia mundial, es por eso que se necesita en un primer plano capacidad para crear e innovar, que significa buscar soluciones distintas a problemas comunes. Y por otro lado la especialización competitiva, hacer lo que uno sabe hacer y mejorarlo. Hoy en día vivimos la segunda venida de la división internacional del trabajo planteada en el Siglo XIX. La creación de espacios intelectuales como bibliotecas, centros culturales, hackathones, think thanks, universidades, cursos, talleres e implementaciones de políticas públicas son importantes para poder expandir el pensamiento emprendedor.

El mundo occidental está girando a una descentralización de los presupuestos y en una mayor autonomía federal, pero también municipal e incluso hasta por barrios. Esta medida de cambio favorece fundamentalmente a las ciudades del interior, con más presupuesto para destinar a gusto y placer de los gobernantes locales y que han de revitalizar los aires de innovación locales. Esto tiene un beneficio ya que los dirigentes locales son vecinos, parientes, amigos de todos los votantes y la proximidad hace que los índices de corrupción sean menores al de las grandes urbes, donde no hay personas y solo existen cifras. Además hay que planificar a la ciudad, pero entre todos. Los arquitectos e ingenieros son los que ejecutan la decisión de la vecindad. Los casos de Cataluña o Alicante como sistema de presupuestos participativos por barrios es digno de imitar.

Todo esto es importante pero sin perder la identidad ni el rumbo. Es esencial saber qué queremos ser. Además la identidad tiene que ser la marca de los productos de origen y la experiencia europea continental ha demostrado que el trabajo por regiones entre los municipios, como es el caso francés, ha dado grandes resultados.

TANDIL

Nuestra ciudad tiene todo para crecer y desarrollarse, la gran preocupación debería ser el no perder nuestros orígenes, nuestra identidad. Pero en términos generales, nuestra ciudad ha sido beneficiada por los pensadores que nos precedieron y de los que nos gobiernan hoy en día. Desde la creación del Hospital Ramón Santamarina, el Hospital de Niños Dr. Debilio Blanco Villegas, el Centro de Salud Mental y demás inversiones hicieron que Tandil sea un centro de referencia en toda la región con su Polo Sanitario.

El acceso a los servicios indispensables como agua, gas, cloacas están por sobre la media provincial y nacional llegando en algunos casos al 90% con las últimas obras encaminadas por el Gobierno Nacional. La cercanía con el puerto y la capital federal también es algo importante que sirve para complementar la producción local a bajo costo de traslado.

La UNICEN es el factor, a mi entender, más importante para poder planificar una ciudad llena de logros. Con sus facultades que abarcan casi todos los saberes es una fuente inagotable de mano de obra calificada a pesar de que hoy en día la gestión de la universidad es bastante precaria. Hace de Tandil una ciudad receptora de cientos de jóvenes que deciden apostar a sus estudios y esto, revitaliza y le da un dinamismo a la ciudad envidiable por otras que no poseen tanta juventud en sus calles. La nueva Escuela de Idiomas para 1000 tandilenses que brindó el municipio va en la misma sintonía de proyectar futuro.

Por otra parte, el perfil turístico, tecnológico y en armonía con la protección del paisaje natural le dan un rumbo claro a la ciudad. Además, Tandil tiene un Plan de Desarrollo Territorial envidiable, que define cómo y hacia donde quiere que crezca la ciudad. Buscando evitar la dispersión de densidad urbana, garantizando un constante aumento de servicios frente al escaso presupuesto que tiene la ciudad, fruto de los avatares del "pan para hoy y hambre para mañana" que fue y es el Fondo del Conurbano Bonaerense.

Es necesario entre todos pensar qué Tandil queremos. Hoy en día podemos estar orgullosos de que tenemos un norte, bueno para algunos y malos para otros pero norte en fin. Es perfectible como cualquier acción humana pero nos da una tranquilidad que pocas ciudades tienen. Los incentivos fiscales, las políticas públicas para subsidiar a emprendedores, la accesibilidad a internet en espacios públicos, una modernización y optimización de los recursos públicos, sumado al trabajo en conjunto con la Universidad y seguir fomentado el crecimiento del Polo Informático debieran ser las prioridades para poder mejorar las oportunidades de la ciudad.

Tandil es un diamante en bruto dentro de un país invertebrado y un continente que ha fracasado en su integración social. Crecer pero también desarrollarse es posible si trabajamos en equipo, entre todos pero profesionalmente. Los tandilenses tenemos que estar orgullosos de nuestra historia, de nuestras calles, de nuestros vecinos, de nuestro presente y esforzándonos para crear un futuro más plausible. Quisiera que Tandil siga siendo una ciudad a "medida humana", integrando el concepto de paisaje como derecho inalienable, respetando su identidad pero útil en el mundo, para seguir teniendo una armonía entre trabajar y vivir en un lugar soñado.

 

Francisco Sola. Asesor Legislatura Porteña.

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